Ucrania atacará Rusia con el primer dron con IA: abre un nueva era bélica potencialmente letal
El Helsing HX-2 es capaz de detectar, fijar y destruir un objetivo por su cuenta. Ucrania lanzará 4.000 unidades contra Rusia, abriendo una nueva era que puede acabar muy mal para toda la humanidad
Ucrania se está preparando para lanzar el nuevo HX-2. Será la primera vez en la historia que un dron controlado por una inteligencia artificial, capaz de detectar, elegir y eliminar blancos por su cuenta, entre en acción en un conflicto armado. El dron kamikaze, fabricado por la compañía alemana Helsing, neutraliza los cortes de comunicación con satélites o controladores humanos en tierra ocasionados por las contramedidas electrónicas rusas. El HX-2 es capaz de finalizar su misión suicida de forma autónoma, lo que lo hace letal para los rusos pero también para el mundo. Este dron abre la temida caja de Pandora que nadie con un mínimo sentido común quería ver abierta: darle armas a los robots.
Incluso si borras 'Juegos de guerra' y 'Terminator' de tu memoria, sólo hay que usar una lógica mínima para deducir las consecuencias de dar el poder de manejar armas letales a una inteligencia autónoma incontrolable. Aunque Helsing afirma que cualquier decisión final estará en manos de un ser humano, la realidad es que no es difícil imaginar que este límite se terminará eliminando en conflictos reales, bien de forma premeditada o accidentalmente. Sin supervisión humana, es evidente que este paso no conduce a un final feliz para nadie en este planeta.
Cómo funciona
El HX-2 es un nuevo tipo de dron kamikaze equipado con inteligencia artificial diseñado para ser producido en masa. Es capaz de ejecutar misiones de ataque más allá de la línea de visión, hasta 100 kilómetros de distancia. Tiene una configuración de alas en forma de X y pesa unos 12 kilogramos. Sus cuatro rotores están alimentados por electricidad y alcanzan una velocidad máxima de 220 kilómetros por hora. Según la compañía, los HX-2 se cargarán con ojivas multiuso, incluyendo cargas antiblindaje y municiones especializadas contra estructuras.
El HX-2 está equipado con múltiples sensores que incluyen cámaras electroópticas e infrarrojas, permitiendo la detección precisa de objetivos tanto en condiciones diurnas como nocturnas. El dron también dispone de un sistema de navegación inercial avanzado que le permite mantener su curso incluso en ausencia de señales GPS, y una capacidad de comunicación en red que facilita la coordinación con otros drones en el campo de batalla. Estas características permiten que el HX-2 opere de manera efectiva en entornos donde las contramedidas electrónicas son comunes. Además, puede integrar sistemas de carga modular que se adaptan al tipo de misión, proporcionando flexibilidad tanto para misiones de reconocimiento como de ataque.
La inteligencia artificial a bordo del HX-2 le permite evitar las medidas de guerra electrónica del enemigo. "La IA integrada asegura que el HX-2 sea inmune a las contramedidas electrónicas gracias a su capacidad para buscar, identificar y atacar objetivos incluso sin una conexión de datos continua", afirma la compañía en su página web. Todo esto evitaría que les pasara lo que hace poco ocurrió con 88 drones Shahed 135 rusos, que fueron engañados por los jaquers ucranianos y terminaron atacando objetivos en Rusia y Bielorrusia en un ataque bumerán.
Los HX-2 también pueden operar en enjambres gracias a un software de IA que permite a un solo operador humano controlar múltiples drones simultáneamente. Helsing también indica que el software del HX-2 se puede actualizar de manera remota para adaptarse a nuevas amenazas y tácticas.
Conflicto ético y legal
El despliegue de los HX-2 en Ucrania marca un cambio significativo en los conflictos bélicos. Con la entrega de cerca de 4.000 unidades, Ucrania podrá atacar objetivos rusos más allá de las líneas del frente sin problemas, aprovechando la capacidad del HX-2 para operar en entornos con fuertes defensas electrónicas. El uso de enjambres de drones, cada uno asignado a un área geográfica concreta, podría mantener a los objetivos enemigos bajo amenaza constante, sin repetir ataques sobre el mismo objetivo.
Niklas Köhler, cofundador de Helsing, asegura que "con el HX-2 estamos creando una nueva categoría de actores inteligentes que combinan una cantidad masiva de unidades, autonomía y precisión". Gunder Scherf, también cofundador de la empresa, destaca que "la OTAN necesita urgentemente tecnología para proteger la integridad de su flanco oriental [y darle] una ventaja a través de la superioridad numérica y la precisión".
Pero lo que realmente marca la diferencia es el uso de inteligencia artificial y la habilidad del HX-2 para seleccionar y eliminar blancos de forma autónoma. Helsing insiste en su compromiso ético con las reglas de los conflictos bélicos. Afirman que van a mantener siempre a un humano al mando para evitar posibles abusos en el uso de estas armas pero, ¿cómo pueden hacerlo en un entorno dónde no hay contacto con seres humanos? Si se desconecta la capacidad de atacar del dron, entonces sus habilidades no servirán para nada. Lo más lógico es pensar que, en estas situaciones extremas, el país tome decisiones desesperadas y modifique los drones para que puedan actuar con libertad. Y, si no lo hace Ucrania, lo harán otros actores antes o después.
Una nueva era con final desastroso para todos
La realidad es que, si los drones HX-2, al poder operar sin necesidad de una conexión constante, abren el melón de la autonomía total. ¿Hasta qué punto puede mantenerse el control humano sobre sus acciones? Vincent Boulanin, director del Programa de Gobernanza de la Inteligencia Artificial del Instituto Internacional de Investigación de la Paz de Estocolmo, me cuenta en una videoconferencia que "la realidad más probable es que se mantenga un espectro de combinaciones de tiempos de interacción entre humanos y máquinas, dependiendo del contexto de cada escenario". Pero, según él, en escenarios de alta intensidad podría ser necesario permitir una mayor autonomía para asegurar la resiliencia ante bloqueos de comunicaciones o para reaccionar rápidamente a amenazas cambiantes. En mar abierto, por ejemplo, hay pocos problemas. Pero sobre tierra, es esencial el control humano para garantizar decisiones éticas y cumplir con el derecho internacional. En el futuro, no es seguro que esto se respete. De hecho, parece que caminamos en sentido contrario.
El uso de sistemas como el HX-2 en Ucrania subraya la necesidad de normas y leyes claras sobre las armas autónomas. La tecnología avanza mucho más rápido que la legislación, y los riesgos de un mal uso de estos sistemas son considerables. También existe una desconfianza que no conduce al acuerdo. China, por ejemplo, se ha negado a firmar el acuerdo en la cumbre de Seúl sobre el uso de la inteligencia artificial en el control y mando de armas nucleares. Boulanin señala que "es importante tener en cuenta las dinámicas entre Estados Unidos y China a la hora de considerar qué está dispuesta a asumir China en términos de regulación de alto nivel y control de la IA". Aunque, en reuniones bilaterales, tanto Estados Unidos como China han expresado que delegar el control de armas nucleares a la IA podría ser una muy mala idea, estas declaraciones no tienen carácter vinculante alguno.
Si China continúa acelerando la integración de la IA autónoma en sus sistemas armamentísticos—ya declaró en 2019 que la IA debía ser un componente esencial de su ejército—es inevitable que Estados Unidos siga el mismo camino. De hecho, ya están en ello. Ningún país puede permitirse quedarse atrás en esta nueva carrera armamentística. Hacerlo significaría perder la hegemonía y cualquier futuro conflicto militar. Como me dice Boulanin, "las principales potencias son cautelosas y no es probable que apoyen compromisos vinculantes, temiendo que los demás no cumplan con un tratado". En un futuro dominado por sistemas militares controlados por IA, la exclusión del factor humano podría ser una realidad necesaria para maximizar la velocidad de las operaciones y ganar la guerra. Una vez que las máquinas decidan de forma independiente quién vive y quién muere, revertir este avance será virtualmente imposible. Y potencialmente letal para la humanidad.
Ucrania se está preparando para lanzar el nuevo HX-2. Será la primera vez en la historia que un dron controlado por una inteligencia artificial, capaz de detectar, elegir y eliminar blancos por su cuenta, entre en acción en un conflicto armado. El dron kamikaze, fabricado por la compañía alemana Helsing, neutraliza los cortes de comunicación con satélites o controladores humanos en tierra ocasionados por las contramedidas electrónicas rusas. El HX-2 es capaz de finalizar su misión suicida de forma autónoma, lo que lo hace letal para los rusos pero también para el mundo. Este dron abre la temida caja de Pandora que nadie con un mínimo sentido común quería ver abierta: darle armas a los robots.