Un nuevo motor utiliza 'chatarra' como combustible para viajar "para siempre" entre planetas
El nuevo propulsor puede usar casi cualquier tipo de metal como combustible y está pensado para poder ‘repostar’ en lunas, asteroides u otros planetas y seguir camino hacia el espacio profundo
Un equipo de ingenieros aeroespaciales ha desarrollado un nuevo propulsor de plasma que es capaz de utilizar casi cualquier tipo de metal como fuente de combustible. Este diseño pretende revolucionar los viajes interplanetarios del futuro, permitiendo que las naves no tengan que volver a la Tierra para repostar. En su lugar, podrían usar los cometas, asteroides, lunas o cualquier otro objeto espacial rico en metales como su gasolinera espacial y ampliar significativamente la duración de las misiones.
El científico que lidera esta investigación es Minkwan Kim, profesor de la Universidad de Southampton (Reino Unido), que el año pasado desarrolló un propulsor de plasma para el cohete Falcon 9 de SpaceX. Kim trabajó con la empresa aeroespacial británica, Magdrive, que también participará en la próxima versión de este novedoso sistema de propulsión.
"Las naves espaciales disponen de cantidades limitadas de combustible debido al enorme coste y a la energía que se necesita para lanzarlas al espacio", asegura Kim. "Pero estos nuevos propulsores son capaces de funcionar con cualquier metal que pueda arder, como el hierro, el aluminio o el cobre".
Vuelos espaciales sin fin
El uso de metal como combustible para las naves espaciales no es nuevo. El metal líquido se usa como combustible en la Propulsión Eléctrica por Emisión de Campo, que funciona de manera similar a los motores de iones de los satélites. También se emplea el aluminio, que constituye aproximadamente el 8% de los metales de la corteza terrestre, y ya se usa en cohetes de combustible sólido.
Sin embargo, el nuevo motor, puede funcionar también con otros metales capaces de arder como el acero. Su nombre es Super Magdrive y por ahora funcionará solo para satélites, aunque sus creadores tienen en mente ampliar su tamaño y potencia en el futuro. El equipo asegura que este motor podrá reducir significativamente los costes de combustible y aligerar la carga útil para mantener la seguridad de los satélites en sus movimientos orbitales.
"Una vez instalados, las naves espaciales podrían aterrizar en un cometa o una luna ricos en estos minerales y recoger lo que necesiten antes de despegar con el depósito lleno. Esto podría abrir nuevas y vastas fronteras y acelerar nuestra comprensión del universo", dice Kim.
Cómo funciona
Un cohete que lleve este tipo de propulsor no tiene el suficiente empuje como para contrarrestar la gravedad de la Tierra y salir al espacio, por lo que para la primera etapa de la misión necesitará estar equipado con motores químicos tradicionales.
Sin embargo, una vez que la nave sale del influjo de nuestro planeta y llega al espacio, los propulsores de plasma podrían perfectamente impulsarla hacia su destino. El sistema utiliza la energía recogida por sus paneles solares y almacenada en sus condensadores para ionizar el metal al descargar esa energía a una velocidad muy alta.
El proceso crea un tren de balas de plasma de alta densidad y alta temperatura en un área confinada que puede acelerarse y dispararse direccionalmente utilizando campos magnéticos para producir empuje. Los investigadores aseguran que el Super Magdrive genera un empuje "un orden de magnitud [un factor de 10] superior al de los sistemas de propulsión eléctrica de tamaño similar".
El primer Super Magdrive se lanzó con éxito en 2023 a bordo de la misión SpaceX Falcon 9 Transporter-6. Ahora, el equipo trabaja en un propulsor de plasma cinco veces más potente que el anterior que podría estar listo para las pruebas en junio del año que viene.
"El sistema podría ayudarnos a explorar nuevos planetas, buscar nuevas formas de vida y llegar donde ningún ser humano ha llegado antes, lo que permitiría realizar descubrimientos sin fin", añadió el Dr. Kim.
Un equipo de ingenieros aeroespaciales ha desarrollado un nuevo propulsor de plasma que es capaz de utilizar casi cualquier tipo de metal como fuente de combustible. Este diseño pretende revolucionar los viajes interplanetarios del futuro, permitiendo que las naves no tengan que volver a la Tierra para repostar. En su lugar, podrían usar los cometas, asteroides, lunas o cualquier otro objeto espacial rico en metales como su gasolinera espacial y ampliar significativamente la duración de las misiones.