El fin del F-16 ya está en el horizonte: será reemplazado por el F-35 y un 'F-16 invisible'
Aunque Lockheed Martin los sigue produciendo para otros países, EEUU ya no compra los F-16 y planea reemplazarlos completamente por los F-35 y futuros cazas de combate
El F-16 Fighting Falcon, el icono de los cazas ligeros que definió el poder aéreo de los Estados Unidos durante medio siglo, sigue el mismo camino que otros aviones legendarios, como el F-18, otro ícono de la aviación militar. Aunque la Fuerza Aérea norteamericana planea mantener en servicio los más modernos F-16 Block 40 y Block 50 hasta al menos principios de la década de 2040, ya está empezando a cerrar el kiosco retirando los más antiguos y cerrando el entrenamiento de la famosa Base Aérea Luke, en Arizona. El F-16, cuyo primer vuelo se remonta a enero de 1974, acelera ya hacia su final.
Fue hace pocos días, el 20 de septiembre de 2024 cuando Luke AFB anunció la graduación de su última clase de pilotos del F-16, poniendo fin a casi cinco décadas como centro de entrenamiento del caza. La base se centrará ahora exclusivamente en la formación de pilotos del F-35A Lightning II, el caza de quinta generación que reemplazará al F-16 como principal caza de la Fuerza Aérea. La USAF seguirá entrenando nuevos pilotos de F-16 para mantener operativas sus Block 40 y 50 a medida que sus pilotos se jubilen, pero lo hará desde la Base Aérea Holloman en Nuevo México.
El fin de una era
El fin del entrenamiento en Luke de F-16 refleja un cambio en las necesidades operativas de la Fuerza Aérea, como explicó el teniente coronel Mike Ress a una televisión local: “Es más una transición, sabes que el entrenamiento de cazas no se va de Luke, el escuadrón de cazas 309 no se va, solo estamos haciendo la transición al F-35 y es más una modernización que un final". Sin embargo, para el F-16, esto marca el principio del fin que podría llegar en poco más de 15 años. En julio de 2023, el Escuadrón 309 de la Base Aérea Luke comenzó un ‘intercambio de bloques’ de F-16 con la 49ª Ala de Holloman, llevando los más avanzados Block 42 a Nuevo México y trayendo los Block 40 a Arizona.
Además, la USAF no tiene previsto adquirir nuevos F-16 de su fabricante Lockheed Martin, que sí sigue vendiendo a otros países. La compañía tiene la producción prevista hasta el final de la década.
Diseñado originalmente como un caza ligero y asequible, el F-16 Fighting Falcon entró en servicio oficialmente en agosto de 1978. Desde ese momento su historia se hizo progresivamente legendaria. Con más de 935 F-16 operativos en la flota de sólo de la USAF, el modelo se ha convertido en una leyenda de la aviación militar gracias a su increíble maniobrabilidad y versatilidad. Tanto que su éxito como plataforma aire-aire y aire-tierra lo llevó a ser adoptado por más de 25 países.
El también icónico F-18 de la Armada de EEUU va por el mismo camino. Boeing ha confirmado que la producción del Super Hornet finalizará en 2025, aunque podría extenderse hasta 2027 si algún cliente internacional realiza un pedido antes del cierre definitivo de la fábrica. "Boeing espera completar la producción de nueva construcción del avión de combate F/A-18 Super Hornet a finales de 2025 tras la entrega final a la Marina de los EEUU", explicó la compañía. Este anuncio se produce en el contexto de una rápida evolución hacia cazas de quinta y sexta generación, como el F-35 y el futuro NGAD (Dominio Aéreo de Nueva Generación), que cambiará radicalmente la guerra aérea con aeronaves más avanzadas trabajando con otras autónomas y modulares.
Un F-16 invisible
Precisamente, ante el aumento de los costes de producción proyectados de su NGAD, la USAF está reconsiderando su enfoque para este caza de sexta generación y se ha vuelto a fijar en lo que hizo que su F-16 fuera un éxito. En lugar de un caza pesado y costoso que tenían pensado, su idea actual es desarrollar un avión de combate más ligero, inspirado en la filosofía del F-16: sencillo, asequible y altamente efectivo. Este nuevo caza sería una especie de 'F-16 invisible', combinando simplicidad, ligereza y flexibilidad con con las capacidades furtivas y la avanzada tecnología de sensores y armamento del F-22 Raptor y el F-35 Lightning II.
Según el jefe del Estado Mayor de la Fuerza Aérea, el General David W. Allvin, el objetivo es crear un caza que pueda producirse en grandes cantidades, garantizando la superioridad numérica y permitiendo la adaptación rápida a nuevas amenazas. "La capacidad de actualizar a la velocidad del software, esta es la ventaja que podemos ofrecer sobre nuestros adversarios", afirmó Allvin durante la Global Air and Space Chiefs Conference en Londres. En lugar de depender de plataformas costosas y de larga duración, Allvin propone un enfoque "sistémico" que prioriza la adaptabilidad y la actualización continua.
En teoría, la idea es que este nuevo caza podría ser pilotado o funcionar de manera autónoma, alineándose con la tendencia actual de la aviación militar de utilizar enjambres de drones y sistemas no tripulados para complementar las operaciones de combate evitando la detección por radares enemigos, pero sin los elevados costos del NGAD. Esto permitiría a la Fuerza Aérea asegurar su dominio aéreo en futuros conflictos, como un posible enfrentamiento en el Mar de China o Taiwán, donde la superioridad numérica y la capacidad de adaptación al entorno serán claves.
En cierto modo, es bonito saber que este viejo caballo de batalla haya dado una lección tan importante que su filosofía de diseño ha termindo inspirando las ideas de la siguiente generación de cazas de combate norteamericanos.
El F-16 Fighting Falcon, el icono de los cazas ligeros que definió el poder aéreo de los Estados Unidos durante medio siglo, sigue el mismo camino que otros aviones legendarios, como el F-18, otro ícono de la aviación militar. Aunque la Fuerza Aérea norteamericana planea mantener en servicio los más modernos F-16 Block 40 y Block 50 hasta al menos principios de la década de 2040, ya está empezando a cerrar el kiosco retirando los más antiguos y cerrando el entrenamiento de la famosa Base Aérea Luke, en Arizona. El F-16, cuyo primer vuelo se remonta a enero de 1974, acelera ya hacia su final.