El nuevo dron 'dragón' ucraniano que aterroriza a soldados rusos en sus trincheras

Ucrania ha creado y desplegado el primer dron lanzallamas del mundo. Nuevos vídeos publicados en Telegram por la 108ª Brigada de Defensa Territorial de Ucrania muestran el terrorífico ‘Dragonfire’, un arma incendiaria que transforma los campos de batalla en auténticos infiernos.

El vídeo muestra el dron avanzando a lo largo de una línea de árboles, dejando tras de sí un rastro de fuego en lo que se supone son trincheras de tropas rusas con un único comentario: “Dracarys”. Ésta era la palabra que la heroína Daenerys Targaryen de Juego de Tronos susurraba a sus dragones cuando quería que lanzaran su fuego contra sus enemigos. Según la revista Forbes, varias unidades ucranianas —como los 'Steel Hornets'— están produciendo y distribuyendo estas armas a las unidades de drones en el frente.

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Omar Kardoudi

Cómo funciona

A diferencia de los lanzallamas tradicionales, que proyectan un chorro de líquido inflamado, el ‘Dragonfire’ utiliza munición de termita, una sustancia letal cuando entra en contacto con metales. La termita es una mezcla de óxido de hierro —comúnmente conocido como óxido o herrumbre— y aluminio en polvo. Cuando se enciende , la termita produce una reacción exotérmica extremadamente intensa, alcanzando temperaturas de hasta 2.200 grados centígrados. El dron libera la termita en forma de chispas incandescentes que derriten acero y provocan incendios al contacto.

La termita es ideal para destruir vehículos blindados, artillería y estructuras metálicas. En este caso, está sirviendo también para eliminar la cobertura vegetal que protege a las tropas enemigas. La reacción de la termita es lenta en comparación con otros explosivos, pero su capacidad para generar calor extremo la convierte en una herramienta devastadora en las manos de los operadores de drones ucranianos.

Aunque el "Dragonfire" puede no ser letal para soldados protegidos en trincheras o búnkeres, su capacidad para iniciar incendios masivos en terrenos secos representa un desafío estratégico significativo. La destrucción de coberturas vegetales expone a las tropas enemigas y les obliga a moverse, disminuyendo su capacidad defensiva. "El efecto combinado de humo y fuego puede ser más problemático para las tropas rusas, forzándolas a abandonar sus posiciones," señalan fuentes cercanas al desarrollo de estas tecnologías.

El otro efecto en los soldados rusos es psicológico: el uso de estos drones tiene un impacto mental devastador. La nueva amenaza, que se añade a otras tantas tácticas de guerrilla y drones ucranianas, están afectando la moral de los soldados forzados a luchar en una guerra que no quieren, la mayoría reclutados a la fuerza más allá de los Urales entre etnias que no son rusas. Esto se hace especialmente patente cuando sus posiciones estratégicas son destruidas sin la posibilidad de respuesta inmediata.

Pero, mientras el efecto de los Dragonfire es más psicológico y táctico que mortal, Rusia lleva todo el conflicto usando armas termobáricas diseñadas para obtener el mayor número de víctimas. Estas armas utilizan una explosión inicial que dispersa un combustible inflamable en el aire, seguida de una segunda explosión que incendia el combustible. El proceso genera un vacío que causa daños internos graves a quienes están cerca. Los que sobreviven a las llamas, suelen morir por hemorragias internas, algo que ha motivado múltiples intentos de ilegalización por organismos internacionales, todos fallidos.

La necesidad agudiza el ingenio

Ucrania ha demostrado una capacidad sorprendente para innovar bajo presión en su defensa contra la invasión ilegal del goliath ruso. El misil-dron ‘Palyanitsya’ es un buen ejemplo: fue diseñado y fabricado por ingenieros ucranianos para sortear la prohibición occidental de usar los Himars y otros misiles de largo alcance occidentales en territorio ruso. Es un híbrido de dron y misil con motor a reacción que se lanza desde plataformas móviles y tiene el potencial de alcanzar objetivos estratégicos en territorio ruso. Según el presidente Volodymyr Zelensky, este misil-dron puede "alterar el curso de la guerra", proporcionando a Ucrania una herramienta económica y eficaz para atacar las bases aéreas rusas.

El ‘Palyanitsya’ no solo es un arma de largo alcance, sino que también es mucho más asequible que los misiles occidentales. Está diseñada para su producción en masa y ha jugado un papel clave en operaciones recientes, como la incursión en la región de Kursk, donde las fuerzas ucranianas lograron aislar y debilitar las posiciones rusas con ataques precisos y devastadores. "El Palyanitsya ha demostrado ser un arma clave en nuestras manos para alcanzar objetivos estratégicos en territorio enemigo," afirmó un portavoz del Ministerio de Defensa de Ucrania. Ayer se conoció también el mayor ataque ucraniano contra objetivos en territorio ruso de la historia.

Guerra psicológica

Paralelamente, Ucrania ha lanzado un innovador programa que utiliza drones equipados con altavoces para invitar a las tropas rusas a rendirse. Este enfoque, conocido como "entrega sin contacto", ha resultado en la rendición masiva de soldados rusos, especialmente en la región de Kursk. Los drones, equipados con cámaras, micrófonos y altavoces, transmiten instrucciones de rendición y ofrecen una salida segura para los soldados desmoralizados, quienes son guiados por los drones hasta las líneas ucranianas, donde entregan sus armas sin riesgos.

Este programa es un ejemplo claro de cómo Ucrania está redefiniendo el uso de drones en la guerra moderna, no solo como armas por tierra, mar y aire, sino como herramientas psicológicas y estratégicas. El ‘Dragonfire’ es sólo el último de estos inventos y es posible que no sea el último.