Científicos detectan ya destellos de humanidad en la inteligencia artificial

El pasado 14 de marzo, OpenIA lanzó GPT-4, la nueva versión del modelo de lenguaje que está detrás de ChatGPT. Casi a la vez, un grupo de investigadores de Microsoft ha publicado un artículo en el que aseguran que esta nueva inteligencia artificial no solo está entrenada con muchos más datos y es más fiable que su hermano pequeño, sino que llega a tener “destellos de inteligencia” similar a la humana, un primer paso para ese unicornio que es la inteligencia artificial general.

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La investigación se realizó mientras OpenIA desarrollaba GPT-4, con lo que los resultados que expone el equipo se refieren a las primeras versiones del nuevo modelo de lenguaje. Aún así, la caracterización que hacen de él los investigadores es muy positiva.

“Demostramos que, más allá de su dominio del lenguaje, GPT-4 puede resolver tareas novedosas y difíciles que abarcan las matemáticas, la programación, la visión, la medicina, el derecho y la psicología, entre otras, sin necesidad de instrucciones especiales. Además, en todas estas tareas, el rendimiento de GPT-4 es sorprendentemente similar al humano y, a menudo, supera con creces a modelos anteriores como ChatGPT”, escribe el equipo. Sin embargo, sus "patrones generales de inteligencia no son en absoluto similares a los humanos".

A pesar del título del estudio —’Destellos de Inteligencia General Artificial: Primeros experimentos con GPT-4’—, los investigadores quieren dejar claro que estos avances son tan solo "un primer paso hacia una serie de sistemas cada vez más inteligentes en general", y no una inteligencia artificial general equiparable a la humana. Aun así, escriben, “dada la amplitud y profundidad de las capacidades de GPT-4, creemos que podría considerarse razonablemente como una versión temprana (aunque aún incompleta) de un sistema de inteligencia general artificial (AGI)”.

Los grandes avances en inteligencia sintética que hemos visto hasta hace poco —como AlphaGo, que ganó al campeón mundial en el complicado juego de estrategia chino Go o la que usa Spotify para hacer recomendaciones musicales—, se pueden encuadrar en lo que se conoce como inteligencia artificial débil o estrecha. Estos algoritmos son extremadamente eficientes cuando tienen que procesar grandes volúmenes de información de una manera concreta. Pero esa misma IA capaz de ganar al campeón del mundo de Go no puede hacer otra cosa que no sea jugar a este juego. No puede jugar al tute, ni al parchís, ni decirle a un robot cómo moverse dentro de un almacén para organizar cajas.

Por otro lado, la inteligencia artificial general promete dotar a las máquinas misma capacidad de pensamiento general, adaptabilidad y consciencia que los humanos, aunque superior, porque además tendría una potencia de procesamiento infinitamente superior a la nuestra. Sin embargo, todavía no está claro que una inteligencia sintética de estas características se pueda conseguir y, como admiten los propios autores del estudio, se trata de un concepto controvertido que todavía no tiene una definición concreta y consensuada, del mismo modo que el concepto de ‘inteligencia’ tampoco la tiene.

"Nuestra afirmación de que GPT-4 representa un avance hacia la AGI no significa que sea perfecta en lo que hace, ni que se acerque a ser capaz de hacer cualquier cosa que pueda hacer un humano (que es una de las definiciones habituales de AGI), ni que tenga motivación interna y objetivos (otro aspecto clave en algunas definiciones de AGI)", escriben en el artículo. "Creemos que la inteligencia de GPT-4 señala un verdadero cambio de paradigma en el campo de la informática y más allá".

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Hay que recordar que a Microsoft le interesa mucho el éxito de GPT. Hace poco la compañía fundada por Bill Gates anunció una "inversión plurianual y multimillonaria” para consolidar su asociación con OpenAI. A pesar de esto, los investigadores también admiten que GPT-4 —como sucede con otros modelos de lenguaje como Bard, de Google o Ernie, de Baidu—, sigue teniendo graves defectos como las alucinaciones, respuestas coherentes, pero totalmente inventadas.

Aun así, GPT-4 mejora a su predecesor en cosas como la precisión de las respuestas, su capacidad de síntesis de textos o sus razonamientos. Ahora, como dice el director general de OpenAI, Sam Altman, la nueva versión puede razonar "un poco", aunque esa capacidad se desvanece en muchas situaciones.

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Además, según OpenAI, el nuevo sistema podría puntuar entre el 10 por ciento de los mejores estudiantes en el BAR, el examen que habilita para ejercer la abogacía en 41 estados y territorios de los EEUU. También puede obtener una puntuación de 1.300 sobre 1.600 en el SAT, un examen similar a nuestra selectividad y un cinco sobre cinco en exámenes de bachillerato de biología, cálculo, macroeconomía, psicología, estadística e historia.