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Putin admite tácitamente la chapuza del Ejército ruso en Ucrania
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Situación sin remedio por los embargos

Putin admite tácitamente la chapuza del Ejército ruso en Ucrania

La invasión de Ucrania ha demostrado claramente que las armas del Ejército ruso son muy deficientes en todos los aspectos, pero ayer fue la primera vez que Putin indicó que deben modernizar sus fuerzas

Foto: Reunión de Putin con el Consejo de Coordinación del Gobierno sobre las necesidades de las Fuerzas Armadas de Rusia ayer, 2 de noviembre de 2022. (Kremlin)
Reunión de Putin con el Consejo de Coordinación del Gobierno sobre las necesidades de las Fuerzas Armadas de Rusia ayer, 2 de noviembre de 2022. (Kremlin)

El desastre del armamento del Ejército ruso durante su invasión de Ucrania ha sido documentado en repetidas ocasiones. Blindados inútiles, camiones varados, misiles imprecisos, aviones invisibles que no son invisibles, sistemas antiaéreos fallidos que derriban sus propios aviones… La lista es interminable. Lejos de admitir el problema, el presidente Vladímir Putin afirmaba que Rusia estaba a la cabeza militar del mundo, que su Ejército era el más temible y contaba con las armas más avanzadas y letales jamás creadas. Hasta ayer, cuando admitió tácitamente la chapuza del Ejército ruso e instó a su gobierno a arreglarlo, algo que es casi imposible por los embargos.

Foto: Dos galaxias colisionando — un objeto denominado IC 1623 — una de las últimas imágenes del James Webb. (NASA)

Según una transcripción de sus palabras publicada oficialmente ayer por el Kremlin, Putin ha admitido tácitamente que su Ejército es la chapuza que demuestra la cadena de hechos que hemos visto desde el pasado febrero. “Debemos escuchar a quienes los usan y entender cómo funcionan estos equipos y si son adecuados para el propósito previsto”, afirmó Putin, que se refería a todos los equipamientos del Ejército, desde el material médico hasta los chalecos antibalas. “[Las armas] necesitan actualizaciones y mejoras constantes e ininterrumpidas para seguir siendo efectivas”, añadió.

Estas palabras de Putin —que abrieron la reunión por videoconferencia con miembros del Consejo de Coordinación del Gobierno sobre las necesidades de las Fuerzas Armadas de la Federación Rusa celebrada el 2 de noviembre— son especialmente sorprendentes por el contraste con sus anteriores afirmaciones, presumiendo del avanzado arsenal ruso. Unas declaraciones que ha repetido en numerosas ocasiones.

El 1 de marzo de 2018, por ejemplo, lanzó un agresivo discurso sobre el estado de la nación en el que presentó seis armas futuristas nunca vistas. En ese momento, Putin dijo que estas armas del juicio final —desde un torpedo nuclear sigiloso supuestamente capaz de crear tsunamis hasta un misil de crucero con motor nuclear con un rango de acción ilimitado— llevan años en desarrollo prioritario, y ponen al país heredero de la Unión Soviética y los zares por delante de todos sus enemigos. “No es un farol”, remarcó encendido durante su actuación ante las cámaras.

placeholder Putin durante el evento de presentación de sus seis armas superavanzadas en el centro Manezh Central Exhibition Hall, cerca del Kremlin, el 1 de marzo de 2021.
Putin durante el evento de presentación de sus seis armas superavanzadas en el centro Manezh Central Exhibition Hall, cerca del Kremlin, el 1 de marzo de 2021.

Quizás estas armas estratégicas sean tan letales y avanzadas como asegura Putin —la Inteligencia de los países de la OTAN parece estar de acuerdo en algunos casos—, pero lo que está claro es que sus armas convencionales son deficientes. Para solucionarlo, el presidente ruso quiere “promover la competencia entre fabricantes y desarrolladores”, algo difícil dado el estado semimonolítico de la industria militar rusa en el que todos dependen de las mismas agencias estatales. “La competencia es importante en general para el funcionamiento efectivo de la economía, pero, en este caso, es particularmente importante (...). Todas las actividades del Consejo de Coordinación deben ser lo más flexibles posible y estar dirigidas a un resultado muy específico”.

placeholder Los misiles rusos tienen fallos que impiden que lleguen a dar en el blanco en un 60% a 70% de las ocasiones, según las estimaciones occidentales en Ucrania.
Los misiles rusos tienen fallos que impiden que lleguen a dar en el blanco en un 60% a 70% de las ocasiones, según las estimaciones occidentales en Ucrania.

El resultado al que se refiere es la modernización de sus Fuerzas Armadas para poder plantar cara a los ucranianos y su moderno armamento suministrado por países de la OTAN. Lamentablemente para Putin, será muy difícil que el Estado ruso pueda cumplir con esta nueva directiva de forma efectiva. El Ejército ruso está muy lejos de ser un ejército moderno y mucho menos de vanguardia, como Putin afirmó en su día.

Sanciones y corrupción rampante

Es muy difícil que Rusia pueda recuperarse en un futuro a medio plazo gracias a las draconianas sanciones occidentales, que prohíben el acceso a todos los componentes necesarios para modernizar sus Fuerzas Armadas, desde componentes electrónicos hasta neumáticos de calibre militar.

placeholder Unidades militares rusas varadas en el barro gracias a sus neumáticos de mala calidad.
Unidades militares rusas varadas en el barro gracias a sus neumáticos de mala calidad.

El último indicador de que la industria militar rusa está KO es la nueva compra de armas a Irán, que incluye más drones y nuevos misiles balísticos de corto alcance Fateh-110 y Zolfaghar SRBM. Según declaraciones del jefe de la GUR —el general mayor del Ejército ucraniano Kyrylo Budanov—, estos misiles son una amenaza seria. Aunque las fuerzas de Kiev han podido eliminar un 70% de los drones iraníes de un total de 300, los Fateh y Zolfaghar son mucho más peligrosos: "Es una amenaza grave porque los misiles iraníes, a diferencia de los rusos, son de bastante alta precisión, muy alta velocidad y esas características han sido probadas en batalla [en otros conflictos]".

Estas armas iraníes se unen a la supuesta compra de armas a Corea del Norte y la anterior adquisición de drones militares a Irán. ¿Cómo puede un país decir que es una potencia tecnológica militar capaz de fabricar cazas de combate del futuro cuando no puede ni fabricar unos drones del montón? Como dice el New York Times, la compra de armas a países de segunda es "una señal de que las sanciones globales han restringido severamente sus cadenas de suministro y han obligado a Moscú a recurrir a los estados parias en busca de suministros militares". Según el experto en Oriente Medio Paul Iddon, Rusia está hoy como Irán estuvo en los años 80: es un Estado paria obligado a depender de otros estados parias con tecnología obsoleta.

placeholder Los efectos tras explotar la munición de un T-90. (Ukraininan Ground Forces)
Los efectos tras explotar la munición de un T-90. (Ukraininan Ground Forces)

A las sanciones y falta de material se le une la corrupción rampante, endémica en el tejido militar e industrial heredado de la Unión Soviética y ahora en manos de unos cuantos oligarcas. Es una plaga que afecta a todos los estamentos militares de diferente manera. Por abajo, los soldados, que tienen que luchar con armas y equipos anticuados y defectuosos. Por arriba, los generales y conseguidores profesionales de la industria militar se llenan sus bolsillos desviando dinero de los presupuestos para pagar sus yates en Chipre y sus apartamentos en Marbella.

Habrá que ver si Rusia encuentra el apoyo necesario —probablemente de China e India— para poder reactivar su industria militar y poder modernizar sus fuerzas regulares. En estos momentos, esa industria está sentenciada. Las únicas cartas creíbles que le quedan a Putin son las de sus fuerzas nucleares y que algunas de sus armas avanzadas pueden estar operativas (aunque sea en número limitado). Algo que, por otra parte, es motivo suficiente para echarse a temblar.

El desastre del armamento del Ejército ruso durante su invasión de Ucrania ha sido documentado en repetidas ocasiones. Blindados inútiles, camiones varados, misiles imprecisos, aviones invisibles que no son invisibles, sistemas antiaéreos fallidos que derriban sus propios aviones… La lista es interminable. Lejos de admitir el problema, el presidente Vladímir Putin afirmaba que Rusia estaba a la cabeza militar del mundo, que su Ejército era el más temible y contaba con las armas más avanzadas y letales jamás creadas. Hasta ayer, cuando admitió tácitamente la chapuza del Ejército ruso e instó a su gobierno a arreglarlo, algo que es casi imposible por los embargos.

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