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El primer coche volador que no se distingue de un coche normal
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No necesita licencia de piloto

El primer coche volador que no se distingue de un coche normal

Los 'coches voladores' no han sido más que absurdos drones gigantescos y 'transformers' sin aplicaciones realmente prácticas pero, si funciona como dicen, este nuevo modelo podría cambiar ese panorama

Foto: Según su fabricante Alef Aeronautics, su Model A llegará al público en 2025 por 300.000 la unidad. (Alef Aeronautics)
Según su fabricante Alef Aeronautics, su Model A llegará al público en 2025 por 300.000 la unidad. (Alef Aeronautics)

Los coches voladores siguen siendo el timo futurista del siglo XXI, helicópteros eléctricos para niños ricos que necesitan ir al aeropuerto sin pasar por la autopista y que no quieren sacarse la licencia de piloto. Pero, por lo menos, el Alef Aeronautics Model A rompe el molde y propone algo bastante más lógico y coherente que los desaguisados en forma de coches-avión o drones sobredimensionados a los que las compañías de Silicon Valley nos tienen acostumbrados (y que siguen sin cumplir sus promesas).

Foto: La Almirante Makarov en imagen de archivo. (Creative Commons)

A primera vista, el Alef Model A es un coche del montón, como cualquier otro vehículo eléctrico sobre cuatro ruedas. La forma es la de un coche, la cabina es como un coche, y las puertas como las de un coche, aunque se abran verticalmente como las de un Lamborghini Countach. De hecho, según la compañía, afirma que el Model A será un coche 100% legal para conducir en carretera cuando comience a llegar a los clientes dentro de tres años.

placeholder El Model A desde arriba.
El Model A desde arriba.

Cómo funciona

Pero la visión de este coche eléctrico cambia cuando te fijas en que gran parte de su carrocería no es sólida como la de un vehículo convencional, sino una rejilla. Desde arriba se puede ver claramente que el coche—menos su habitáculo de dos asientos y los laterales que alojan cuatro ruedas propulsadas por cuatro motores eléctricos—es hueco. Debajo de esa red metálica hay ocho rotores.

placeholder Un render del Model A con las puertas abiertas.
Un render del Model A con las puertas abiertas.

Viéndolo así, lo lógico es pensar que el coche despega con los rotores y el piloto sigue conduciendo como si estuviera en carretera. Pero, según el fabricante, esto sería impracticable porque la energía necesaria es demasiada para esa configuración de vuelo.

Y aquí viene lo realmente sorprendente: el coche se convierte en un biplano. La cabina se mueve en dos ejes y, cuando comienza el vuelo, rota para que piloto y pasajero—o sólo el piloto, ya que habrá modelo de sólo un asiento—giren 90 grados en los dos ejes. Como se puede ver en la imagen sobre bajo líneas, los laterales del coche se convierten en las dos alas del biplano. Junto con los ocho rotores, estas alas proporcionan el empuje necesario para el vuelo. En teoría, claro, aunque el fabricante asegura que ya ha realizado pruebas con éxito, aunque todavía no tripuladas.

placeholder El coche en modo vuelo biplano.
El coche en modo vuelo biplano.

Según el fabricante, esta arquitectura permite 322 kilómetros de autonomía sobre cuatro ruedas o 177 kilómetros volando, unas cifras sorprendentes que habrá que comprobar cuando salga en 2025. El precio: 300.000 euros.

Los coches voladores siguen siendo demenciales

Salga o no salga, vuele o no vuele como dice la compañía, los coches voladores siguen siendo un invento absurdo e impracticable. Lo dice el World Economic Forum, que nos son precisamente unos chupapiedras revolucionarios anti-tecnológicos: "los coches voladores son imprácticos e innecesarios". El WEC también urge a gobiernos y autoridades reguladoras a que se lo piensen muy bien antes de autorizar estas fantasías, que además son un 28% más contaminantes por pasajero que un vehículo de combustión, según un estudio publicado en la revista Nature. Aun así, el bombo y platillo no para. Hay una piara de compañías de Silicon Valley sin apenas experiencia real en aeronáutica que siguen recaudando miles de millones de dólares con promesas que saben que no pueden cumplir en el mundo real.

placeholder Interior del Model A.
Interior del Model A.

Hasta en un reciente artículo del New York Times —dando publicidad a otra 'startup' que está poniendo el cazo para pillar a inversores incautos— les llaman "esencialmente un coche volador para los ricos". No es la alternativa de transporte urbano ni transurbano del futuro, como quieren hacernos creer desde esas compañías y sus gabinetes de relaciones públicas.

También lo dicen expertos españoles, como Miguel Álvarez —ingeniero y responsable en España de la firma Mobility Institute Berlin— que declaró a Teknautas que esto es un "concepto pensado de inicio para gente de alto poder adquisitivo, con máquinas que pueden cargar cuatro o seis personas. No es un medio masivo, no podrá mover muchas personas. Probablemente, haya mercado para directivos y perfiles similares, pero está por ver si eso es económicamente viable".

Aún así, el Alef Model A es, por lo menos, un intento de hacer algo que tiene un mínimo de sentido, aunque siga siendo un juguete para millonetis.

Los coches voladores siguen siendo el timo futurista del siglo XXI, helicópteros eléctricos para niños ricos que necesitan ir al aeropuerto sin pasar por la autopista y que no quieren sacarse la licencia de piloto. Pero, por lo menos, el Alef Aeronautics Model A rompe el molde y propone algo bastante más lógico y coherente que los desaguisados en forma de coches-avión o drones sobredimensionados a los que las compañías de Silicon Valley nos tienen acostumbrados (y que siguen sin cumplir sus promesas).

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