La carrera por ocupar los lugares claves para construir bases lunares

La NASA anunció hace unos días la selección de los lugares potenciales donde podría alunizar su misión Artemis 3 en 2025. Ahora, un grupo de científicos chino ha elegido los suyos para su misión Chang’e-7, que podría estar lista en 2024. Ambos países han coincidido en seleccionar la misma zona de la Luna, lo que según los expertos puede abrir un nuevo conflicto entre las dos superpotencias que se añade al que ya viven aquí abajo en la Tierra.

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Omar Kardoudi

La Agencia Espacial norteamericana publicó a mediados del pasado agosto una lista con los 13 posibles lugares de alunizaje de su misión Artemis 3, que, si todo va según lo planeado, enviará de nuevo a humanos a la luna después de 50 años. Los sitios elegidos están en un área de 15 kilómetros cuadrados a seis grados de latitud del polo sur lunar. Todos son enclaves elevados, con buenas condiciones de luz y están cerca de los cráteres Shackleton, Haworth y Nobile, lugares permanentemente protegidos de los rayos del sol y que se cree que contienen agua en forma de hielo.

"La selección de estas regiones significa que estamos un paso gigantesco más cerca de volver a llevar a seres humanos a la Luna por primera vez desde el programa Apolo", comentó Mark Kirasich, administrador adjunto de la División de Desarrollo de la misión Artemis de la NASA. "Cuando lo hagamos, será diferente a cualquier misión anterior, ya que los astronautas se aventurarán en zonas oscuras previamente inexploradas por los humanos y sentarán las bases para futuras estancias de larga duración".

Ahora, un artículo publicado por el equipo de Zhang He —antiguo comandante de la misión Chang’e-4— en la revista científica china Journal of Deep Space Exploration, identifica 10 posibles sitios de alunizaje para la Chang’e-7. Esta misión no tripulada constará de un orbitador, un satélite de comunicaciones, un módulo de aterrizaje, un rover y un ‘mini detector volante’ que estará programado para buscar agua. Si todo sale bien y la Agencia Espacial china consigue mantener los plazos que se ha propuesto, la Chang’e-7 llegaría a la Luna un año antes que la misión americana, en 2024.

"En realidad no es difícil ver por qué ambos quieren los mismos lugares” asegura Christopher Newman, profesor de derecho y política espacial en la Universidad de Northumbria, Reino Unido, en declaraciones a Space News. “Se trata de un terreno lunar de primer orden para la utilización de recursos in situ. Este podría ser el primer punto potencial de conflicto por los recursos más allá de la Tierra".

China y EEUU llevan años sin hablar de la Luna

Newman argumenta que esta es una gran oportunidad de colaboración y cooperación entre las dos superpotencias que serviría para demostrar que todo lo que han dicho en estos últimos años sobre el carácter científico de estas misiones es cierto.

"Ambas partes son firmantes del Tratado del Espacio Exterior, por lo que nominalmente aceptan el uso de los cuerpos celestes con fines pacíficos, pero será interesante ver qué ocurre. Mucho dependerá de quién llegue primero", afirma Newman. "Esto podría añadir un elemento de competencia no deseado que amenaza la seguridad tanto en el espacio como en la Tierra". En 2015, los dos países acordaron el Diálogo Civil Espacial entre Estados Unidos y China para facilitar la comunicación entre ambos. Pero, a pesar de que en los últimos años la actividad espacial ha crecido significativamente, no se han reunido desde 2017.

Como apunta Space News, China utilizó los datos del ‘Lunar Reconnaissance Orbiter’ de la NASA para seleccionar los potenciales lugares de alunizaje y no está claro cómo planea obtener nueva información que le permita reducir esa lista potencial de 10 a uno solo. Sea como sea, ambos países tendrán que revisar y seleccionar sus destinos finales antes del lanzamiento para que dé tiempo a preparar el descenso.

Tensión en la Tierra, tensión en la Luna

La tensión que se vive en la Tierra entre las dos potencias está afectando también su relación en el espacio. El jefe de la NASA, Bill Nelson, ha acusado a China en el pasado de robar los diseños de las naves espaciales estadounidenses y de querer ocupar la Luna. Mientras que China culpa a la NASA de la situación a través de sus medios oficialistas. El Global Times, publicaba hace unos días una entrevista a Wang Ya'nan, redactor jefe de la revista pequinesa Aerospace Knowledge, en la que aseguraba que “La NASA podría volverse más hostil contra China en el ámbito espacial dada la enorme presión a la que se enfrenta para mantener su liderazgo mundial en la exploración lunar”.

Estos desencuentros no son exclusivos de las dos superpotencias ni de las aspiraciones de los países de llegar a nuestro satélite natural. La actual situación geopolítica está llevando a las distintas agencias espaciales a tomar parte en los conflictos en los que se ven envueltos sus países. A principios del pasado mes de junio, Josef Aschbacher, director general de la Agencia Espacial Europea, afirmaba que la cooperación entre Europa y Rusia en materia espacial, rota por la invasión a Ucrania, no se podrá recuperar.

"Mira lo que está ocurriendo en tierra. Estoy realmente indignado por la invasión de Ucrania. Lo vemos todos los días. Lo que está ocurriendo allí no responde a nuestros valores europeos y no podemos trabajar con un socio que está pisoteando completamente esos valores”, dijo Aschbacher en una entrevista con Ars Technica. "No puedo ver una reconstrucción de la cooperación que teníamos en el pasado. Hablo aquí en nombre de mis Estados miembros. Todos ellos tienen una opinión muy parecida. Y esto es algo en lo que el comportamiento de la ESA reflejará la situación geopolítica de los Estados miembros en este punto. Y creo que esto está muy claro".

Lucha por las riquezas de la Luna

El agua de la Luna, además de ser interesante para su estudio científico, es importante para los futuros planes de las potencias espaciales de establecer bases permanentes en nuestro satélite. Esos pequeños asentamientos humanos valdrán para analizar y preparar el suelo lunar para la extracción de minerales que luego se podrán traer a la Tierra. Según la NASA, en la Luna se han detectado minerales comunes como el platino, el rodio o el silicio, así como metales raros que son difíciles de encontrar en nuestro planeta y que se utilizan en la fabricación de distintos tipos de aparatos electrónicos. También hay helio-3 que puede usarse como combustible para los reactores de fusión nuclear.

Aunque el Tratado del Espacio Exterior de la ONU regula el derecho espacial e impide a una nación proclamar soberanía sobre la Luna y otros cuerpos celestes, no está claro a quién pertenecen sus recursos minerales. "No se puede plantar una bandera en cualquier lugar del espacio y decir que esto pertenece a Estados Unidos, que esto pertenece a Rusia o que esto pertenece a China", explica Michelle Hanlon, codirectora del Programa de Derecho Aéreo y Espacial de la Universidad de Mississippi, en EEUU, en declaraciones para CBC. "Al construir una operación minera, algunos argumentarían que en realidad se está reclamando la soberanía por otro medio. Tenemos que aprender a hacer algo en el espacio que todavía no hemos aprendido a hacer en la Tierra. Y es ser conscientes y respetuosos con los demás".

Ni Rusia ni China han firmado los Acuerdos Artemis promovidos por la NASA para establecer "un entorno seguro y transparente que facilite la exploración, la ciencia y las actividades comerciales para que las disfrute toda la humanidad". Ese acuerdo exige a todos los países firmantes que deben declarar sus políticas y planes para la exploración del sistema solar. Así como la publicación de todos los datos científicos obtenidos en misiones espaciales. "Rusia y China creen firmemente que el único lugar en el que se puede legislar sobre el espacio es dentro de las Naciones Unidas y consideran que los Acuerdos de Artemis tratan de eludirlo", concluye Hanlon.