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El rifle ucraniano que 'ciega' a la artillería rusa
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Tres kilómetros de alcance

El rifle ucraniano que 'ciega' a la artillería rusa

El rifle electrónico KVSG-6 está diseñado y construido en Ucrania para derribar los drones que el Ejército ruso utiliza para identificar y atacar objetivos

Foto: El rifle ucraniano KVSG-6 es capaz de neutralizar drones rusos situados a una distancia de hasta tres kilómetros.
El rifle ucraniano KVSG-6 es capaz de neutralizar drones rusos situados a una distancia de hasta tres kilómetros.

Una compañía ucraniana está diseñando y construyendo rifles electrónicos para cegar a los rusos y evitar que su artillería y aviación encuentren y ataquen objetivos fácilmente o con precisión. Se llama Kvertus y su rifle KVS G-6 puede derribar drones de reconocimiento y ataque en un radio de tres kilómetros.

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Estos rifles —que cuestan unos 12.000 dólares por unidad— son una de las nuevas armas para un nuevo tipo de conflicto en el que los drones se han convertido en uno de los pilares fundamentales de la guerra. No solo para atacar vehículos y columnas de infantería con drones Bayraktar o munición merodeadora como los Switchblade, sino como soporte imprescindible para las unidades de artillería y aviación.

placeholder El rifle electrónico antidrón ucraniano. La batería —el paquete que se ve por separado y cerca de la empuñadura— es intercambiable.
El rifle electrónico antidrón ucraniano. La batería —el paquete que se ve por separado y cerca de la empuñadura— es intercambiable.

Tanto Rusia como Ucrania usan estos drones de reconocimiento para detectar unidades enemigas. Los drones envían la información recogida por sus cámaras y GPS a las unidades de artillería, por ejemplo, que así pueden calcular una solución de tiro que dé en el blanco con mayor efectividad. Estos drones pueden también marcar blancos con láser para que otras unidades —como artillería con munición guiada— puedan disparar con máxima precisión.

Cómo funciona

Los KVS G-6 están enteramente diseñados y construidos en una región del oeste de Ucrania llamada Ivano-Frankivsk, cuya capital ha sufrido ya los ataques del bárbaro Ejército de Vladímir Putin en dos ocasiones. Aunque son muy aparatosos —miden 77 x 28 x 85 centímetros—, no son muy pesados: solo seis kilogramos. Están protegidos contra los elementos —algo esencial para la supervivencia de los equipos electrónicos en el campo de batalla— y cuentan con una mira telescópica para localizar el blanco a miles de metros de distancia.

placeholder Soldados ucranianos con el rifle KVSG-6.
Soldados ucranianos con el rifle KVSG-6.

Equipado con una batería que dura 30 minutos y una potencia de 80 vatios, el rifle tiene antenas que emiten haces de radiofrecuencia capaces de interceptar señales de control y transmisión de vídeo en las bandas de 2,4 y 5 GHz, señal de GPS L1 y L2 (usada por drones fabricados en China) y señal de posicionamiento por satélite ruso GLONASS, así como señales de control remoto por debajo de los mil hercios.

Como muestra el vídeo de Radio Free Europe, operar el rifle es tan sencillo como apuntar en la dirección del dron y disparar durante unos segundos. El haz de ondas interfiere con las comunicaciones del dron, desconectándolo de su controlador. Cuando el dron pierde la comunicación, pueden ocurrir dos cosas: que entre en modo seguro y descienda al suelo automáticamente o que pierda el control y se precipite al suelo de forma incontrolada.

Caen como moscas

En cualquiera de estos casos, como cuenta el director tecnológico de Kvertus Yaroslav Filimonov, las tropas ucranianas recogen el dron caído y analizan las imágenes que ha capturado para saber qué otra información ha podido recoger y, sobre todo, cuál ha sido su trayectoria. Eso les da la oportunidad de obtener las coordenadas del punto desde el que se ha lanzado el dron, reconocerlo con sus propios drones y organizar contraataques si es necesario.

placeholder Un soldado ruso en Ucrania con un rifle antidrón.
Un soldado ruso en Ucrania con un rifle antidrón.

Los rusos también disponen de 'rifles' de inferencia electrónica, pero, según las imágenes que comparten en internet —como la que hay sobre estas líneas—, parecen una auténtica chapuza y su efectividad es más que cuestionable.

El impacto de los rifles ucranianos, sin embargo, es más que notable y demostrable, como ya dijimos a finales de mayo. Sabemos por Oryx —la publicación independiente que verifica las pérdidas de ambos ejércitos en la invasión— que el Ejército ucraniano ha destruido o capturado 53 drones de reconocimiento Orlan-10 (a fecha de 30 de mayo). Estas estadísticas son en parte producto de la deficiente calidad de estas aeronaves gracias a la corrupción rampante en el Ejército ruso y el bochornoso estado de su industria armamentística, pero al final son estos rifles los que están acabando con ellos.

placeholder Un dron ruso Orlan-10 derribado por Ucrania. (Ministerio de Defensa de Ucrania)
Un dron ruso Orlan-10 derribado por Ucrania. (Ministerio de Defensa de Ucrania)

Obviamente, esto no quiere decir que el Ejército ruso sea inútil. La letalidad de sus bombardeos de saturación es patente, pero podría ser muchísimo peor. La falta de precisión de los militares de Putin hace que tengan que emplear muchísima más munición para conseguir eliminar objetivos. Y, atenazados por las sanciones en una guerra que va a para largo, este desgaste logístico es muy importante y tendrá efectos a medio y largo plazo en su efectividad global.

Una compañía ucraniana está diseñando y construyendo rifles electrónicos para cegar a los rusos y evitar que su artillería y aviación encuentren y ataquen objetivos fácilmente o con precisión. Se llama Kvertus y su rifle KVS G-6 puede derribar drones de reconocimiento y ataque en un radio de tres kilómetros.

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