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La expedición submarina para encontrar el primer objeto interestelar jamás detectado
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En la costa de Papúa Nueva Guinea

La expedición submarina para encontrar el primer objeto interestelar jamás detectado

En su primer artículo en Novaceno, el prestigioso físico Avi Loeb nos habla sobre la primera expedición para recuperar trozos del primer objeto interestelar detectado en la Tierra

Foto: Un meteorito quemándose en la atmósfera, visto desde el desierto de Néguev. (Reuters/Amir Cohen)
Un meteorito quemándose en la atmósfera, visto desde el desierto de Néguev. (Reuters/Amir Cohen)

En diciembre de 1926, Albert Einstein escribió la famosa carta al físico Max Born en la que argumentaba que Dios no juega a los dados. La carta se refería a la naturaleza probabilística de la mecánica cuántica, pero también puede interpretarse de manera más amplia como que la naturaleza no toma decisiones al azar. De hecho, el deber de un científico es dar sentido a las decisiones de la naturaleza. De otra forma, la realidad parece aleatoria para aquellos que no la entienden. El tiempo se percibía así antes de que los datos de los satélites y de sensores terrestres permitieran a la ciencia moderna realizar previsiones meteorológicas con una semana de antelación. La revelación fundamental que hemos aprendido como civilización científica avanzada es que debemos guiarnos por la evidencia y no por los prejuicios. El abanico de posibilidades, tal y como suele imaginarse en las matemáticas o en las historias de ciencia ficción, es mucho mayor y a veces no coincide con lo que realmente pasa en la naturaleza.

La pregunta es si un meteoro interestelar puede tener un origen inequívocamente artificial

El 6 de abril de 2022, el Comando Espacial de los EEUU tuiteó una carta formal a la NASA confirmando que el meteoro del catálogo CNEOS que mi estudiante Amir Siraj y yo identificamos en 2019 como originario de fuera del sistema solar basado en su alta velocidad, es efectivamente interestelar. La detección del meteoro el 8 de enero de 2014 fue anterior a la del primer objeto interestelar conocido —el Oumuamua— por un margen de casi cuatro años y debería ser reconocido como el primer objeto masivo interestelar jamás descubierto. El estudio del meteoro fue inicialmente puesto en duda porque las incertidumbres en las mediciones de su velocidad eran secretas. La publicación de la carta de confirmación es un momento decisivo en el que el Gobierno ayuda al progreso científico confirmando el origen interestelar de este meteoro conocido como CNEOS-2014-01-08 con una confianza del 99,999%.

placeholder 'Oumuamua puede tener un origen artificial. Ahora, la arqueología tecnológica busca evidencia de 'reliquias' de civilizaciones avanzadas en la Tierra y nuestro sistema solar.
'Oumuamua puede tener un origen artificial. Ahora, la arqueología tecnológica busca evidencia de 'reliquias' de civilizaciones avanzadas en la Tierra y nuestro sistema solar.

El descubrimiento de un meteorito interestelar es el heraldo de una nueva frontera de la investigación, en la que la Tierra sirve como una red de pesca para objetos interestelares masivos. Al encontrarse con la Tierra y rozar su atmósfera, un objeto interestelar se quema en una brillante bola de fuego. Esta bola de fuego es detectable por los sensores en satélites o en la superficie, incluso en el caso de objetos interestelares relativamente pequeños, como el CNEOS-2014-01-08, que tenía un tamaño de aproximadamente un metro y creó una bola de fuego con una fracción de la energía de la bomba de Hiroshima. Su tamaño es cien veces menor que el de Oumuamua, que fue descubierto por el telescopio Pan STARRS a través de su reflejo de la luz solar. Este método de detección alternativo permite a los telescopios existentes descubrir únicamente objetos mayores que un campo de fútbol, dentro de la órbita de la Tierra alrededor del Sol.

Debería haber un millón de objetos tan pequeños como CNEOS-2014-01-08 dentro de ese volumen por cada objeto del tamaño de Oumuamua, pero solo una pequeña fracción de ellos se observan como meteoros debido al pequeño tamaño de nuestra "red de pesca", la Tierra. La situación es análoga a la de encontrar muchos más peces pequeños que ballenas en el océano. Hay que tener en cuenta que la mayoría de los meteoros se originan en el sistema solar, pero los de origen interestelar pueden ser señalados por sus altas velocidades.

placeholder Osiris-REx sobre Bennu.
Osiris-REx sobre Bennu.

El descubrimiento de meteoros interestelares es muy importante desde otra perspectiva. Uno puede imaginarse una misión de mil millones de dólares para aterrizar en un objeto interestelar como Oumuamua y devolver una muestra del mismo a la Tierra, similar a la misión Osiris-REx, que aterrizó en el asteroide Bennu y nos traerá material del mismo en septiembre de 2023. Pero, con un coste 10.000 veces menor, se podrían recoger fragmentos de un meteorito interestelar caído en la Tierra para estudiarlos en nuestros laboratorios.

Fragmentos del CNEOS-2014–01–08 aterrizaron en el fondo marino cerca de Papúa Nueva Guinea y es posible recogerlos con un imán. Una vez capturados, podremos poner nuestra manos sobre trozos de materia interestelar y examinar su composición y naturaleza. El océano en ese lugar tiene un par de kilómetros de profundidad y la región de impacto es incierta hasta 10 kilómetros. Sin embargo, una expedición para explorar esta región en busca de fragmentos de meteoritos es factible y actualmente estamos diseñándola.

placeholder Avi Loeb.
Avi Loeb.

La pregunta fundamental es si algún meteoro interestelar podrían tener una composición que indique un origen inequívocamente artificial. Mejor aún, quizás algunos componentes tecnológicos podrían sobrevivir al impacto. Mi sueño es pulsar algunos botones de un equipo funcional fabricado fuera de la Tierra.

Esto da un nuevo significado al término 'expedición de pesca'; en este caso, de equipos extraterrestres [en inglés, 'fishing expedition' tiene doble significado, literalmente es expedición de pesca y figurativamente es buscar al azar a ver si cae algo. N. del T.]

En febrero de 1954, solo 14 meses antes de morir, Einstein escribió una carta al físico David Bohm, en la que afirmaba: "Si Dios creó el mundo, su principal preocupación no fue ciertamente facilitarnos su comprensión". Me pregunto si nuestra expedición a Papúa Nueva Guinea podría sustituir la palabra 'Dios' en las declaraciones de Einstein por el término 'una civilización científica avanzada'.

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En diciembre de 1926, Albert Einstein escribió la famosa carta al físico Max Born en la que argumentaba que Dios no juega a los dados. La carta se refería a la naturaleza probabilística de la mecánica cuántica, pero también puede interpretarse de manera más amplia como que la naturaleza no toma decisiones al azar. De hecho, el deber de un científico es dar sentido a las decisiones de la naturaleza. De otra forma, la realidad parece aleatoria para aquellos que no la entienden. El tiempo se percibía así antes de que los datos de los satélites y de sensores terrestres permitieran a la ciencia moderna realizar previsiones meteorológicas con una semana de antelación. La revelación fundamental que hemos aprendido como civilización científica avanzada es que debemos guiarnos por la evidencia y no por los prejuicios. El abanico de posibilidades, tal y como suele imaginarse en las matemáticas o en las historias de ciencia ficción, es mucho mayor y a veces no coincide con lo que realmente pasa en la naturaleza.

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