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Quieren usar almacenes espaciales para enviar paquetes en tiempo récord
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¿Delirio o futuro?

Quieren usar almacenes espaciales para enviar paquetes en tiempo récord

La ‘startup’ Inversion ha conseguido levantar 10 millones de dólares para montar un servicio de envíos espacial que lo mismo te trae una pizza que un riñón para un trasplante

Foto: Austin Briggs (i) y Justin Fiaschetti, fundadores de Inversion. (Inversion)
Austin Briggs (i) y Justin Fiaschetti, fundadores de Inversion. (Inversion)

La empresa californiana Inversion está desarrollando unas cápsulas espaciales para un futuro servicio de envíos rápidos entre la órbita terrestre y cualquier punto del planeta. La compañía ha recibido cartas de interés de potenciales clientes por valor de 225 millones de dólares lo que les ha permitido obtener una financiación de 10 millones de dólares para poner a punto su prototipo.

Foto: La función de 'Autopilot' en acción en un Model S de Tesla. (Foto: Reuters)

A sus 23 años, Justin Fiaschetti y Austin Briggs ya tienen su propia compañía y han sido capaces de despertar el interés y aflojar la cartera de algunos de los inversores más conocidos de Silicon Valley. Los dos se conocieron cuando echaban la matricula para cursar ingeniería mecánica en la Universidad de Boston. Poco después, Fiaschetti trabajó como becario en SpaceX antes de abandonar la carrera, mientras que Briggs estuvo empleado durante algun tiempo como Ingeniero de Desarrollo de Propulsión en ABL Space Systems.

Según cuentan a el New York Times, durante la pandemia se mudaron a Los Ángeles y allí se les ocurrió la idea de crear vehículos reutilizables que fueran menos costosos para transportar carga desde el espacio. En diciembre de 2020 fundaron Inversion y a día de hoy están en las primeras fases de desarrollo de un prototipo de cápsula de transporte que, según dicen, estará lista para 2023, y de una versión comercial más grande prevista para 2025.

placeholder Diseño de la cápsula pequeña. (Inversion)
Diseño de la cápsula pequeña. (Inversion)

El primer. prototipo de la cápsula será más pequeño y medirá en torno a los 50 cm, mientras que la cápsula comercial superará el metro de diámetro y tendrá capacidad para transportar una carga útil equivalente a unas pocas bolsas de mano. Ambas versiones deberían poder atravesar la atmósfera terrestre a una velocidad 25 veces superior a la del sonido y, gracias a un paracaídas, aterrizar sin sufrir daños y manteniendo la carga intacta.

Cuando las cápsulas estén en el espacio podrán acoplarse a alguna de las estaciones espaciales en las que se está trabajando en este momento. O simplemente permanecer en órbita por su cuenta alimentadas por paneles solares. En un futuro, como apunta el New York Times podrían tener cientos o miles de contenedores orbitando nuestro planeta que sean como trasteros espaciales donde se almacena la mercancía.

Estas cápsulas, al contrario de lo que pasa con la carga habitual de los cohetes espaciales —consistente generalmente en satélites, astronautas o instrumentos científicos — están diseñadas para encajar en cualquier nave comercial y que sea más sencillo viajar con la mayor frecuencia posible.

placeholder La cápsula está en desarrollo en estos momentos. (Inversion)
La cápsula está en desarrollo en estos momentos. (Inversion)

Fiaschetti y Briggs imaginan que sus cápsulas podrían almacenar desde órganos artificiales que se pueden envíar a cualquier quirófano del planeta en pocas horas, hasta pizzas hechas en Nueva York que puedan llegar a San Francisco en tan solo 45 minutos.

Según los empresarios, este servicio puede atraer tanto a empresas estatales como a privadas que quieran un intercambio de mercancías entre la Tierra y el espacio. De hecho aseguran que tienen cartas de interés de clientes por valor de 225 millones de dólares. Aunque admiten que la idea puede sonar un poco a delirio, la apuesta de Inversion se apoya en la futura bajada de costes que supuestamente tendrán los lanzamientos espaciales en los próximos años gracias a la nueva generación de cohetes como los de SpaceX.

placeholder Interior de la capsula. (Inversion)
Interior de la capsula. (Inversion)

Elon Musk, el fundador y consejero delegado de SpaceX, asegura que esos costes podrían reducirse drásticamente en los próximos años una vez tengan listo su nueva nave reutilizable: el Starship. Mientras su cohete actual, el Falcon 9, cuesta unos 62 millones de dólares por lanzamiento, con el Starship esa cantidad se podría reducir entre 10 millones y uno, según Musk. Lo que significaría que un kilo de carga útil estaría entre 100 y 10 dólares.

Muchos piensan que Musk, esta vez sí, cumplirá con sus pronósticos y logrará esa reducción drástica del coste de la carga. Entre esas personas están prestigiosos inversores de Silicon Valley, como Spark Capital, Y Combinator, Liquid 2 Ventures, Embedded Ventures o FundersClub Inc., que han inyectado 10 millones de dólares en Inversion.

Fiaschetti sostiene que este dinero irá destinado a contratar a empleados que les ayuden a desarrollar sus cápsulas. Según Space News, la compañía ha desarrollado recientemente un motor de cohete de propulsión sostenible para alimentar la cápsula y permitirle abandonar la órbita y volver a entrar en la atmósfera.

placeholder El proyecto ha conseguido 10 millones de dólares de financiación. (Inversion)
El proyecto ha conseguido 10 millones de dólares de financiación. (Inversion)

Sin embargo, el éxito de Inversion puede ser un desastre para los astrónomos y, a la larga, también para la humanidad. Si los científicos ya se quejaban porque Musk y sus satélites Starlink provocan tal polución espacial que se les hace difícil realizar sus mediciones con precisión. —algunas de esas mediciones sirven para localizar con tiempo asteroides potencialmente letales para el planeta y todas las espcies que viven en ella—, una invasión de cápsulas de un servicio tipo Globo pero en el espacio sería conseiderada por los astronomos como una declaración de guerra.

Además, la profesora de ingeniería aeroespacial de la Universidad de Florida Central, Seetha Raghavan, asegura en declaraciones al New York Times, que construir ese tipo de cápsulas no es nada sencillo. "Todo se vuelve más difícil cuando tienes un elemento más pequeño que controlar", comenta la profesora Raghavan. Las cápsulas, según ella, son tan pequeñas que pueden tener dificultades durante la desaceleración en la reentrada que le impidan disipar el calor y controlar la vibración excesiva. Calcinamiento y exceso de vibración son justo dos cosas que no quieres que pasen durante el transporte cuando estás esperando recibir tu pizza.

La empresa californiana Inversion está desarrollando unas cápsulas espaciales para un futuro servicio de envíos rápidos entre la órbita terrestre y cualquier punto del planeta. La compañía ha recibido cartas de interés de potenciales clientes por valor de 225 millones de dólares lo que les ha permitido obtener una financiación de 10 millones de dólares para poner a punto su prototipo.

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