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La clave del éxito del metaverso no será la vista sino el tacto
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El sexo virtual

La clave del éxito del metaverso no será la vista sino el tacto

Ni videojuegos ni trabajo remoto: lo que hará que el metaverso explote como en su día lo hizo el VHS o la web será el sexo. Y para que funcione de verdad hará falta un traje háptico

Foto: La segunda piel de Owo es un sistema con infinitas aplicaciones en el metaverso. (Owo)
La segunda piel de Owo es un sistema con infinitas aplicaciones en el metaverso. (Owo)

Mark Zuckerberg y compañía nos quieren vender el metaverso como un lugar donde trabajar, jugar y reunirse con amigos virtualmente, pero, para que este nuevo universo virtual tenga su 'big bang' hace falta una ‘killer app’. Algo que realmente atraiga irresistiblemente a toda la población del planeta. Como pasó con la explosión del vídeo VHS o internet, esa ‘killer app’ es el sexo. Un sexo virtual donde obligatoriamente tendrás que sentir que te tocan y puedas tocar a otros.

Foto: Un contenedor sobre el sistema de transporte de Parallel Systems

“Sin lugar a dudas, la industria del sexo siempre será [la ‘killer app’] de cualquier plataforma. Si ya lo es en internet, imagínate en el metaverso cuando la inmersión sea completa añadiendo el sentido del tacto”, me cuenta José Fuertes, fundador y CEO de la compañía malagueña Owo.

Sentir es la clave

Con el sentido del tacto la inmersión es completa [...], la experiencia mejorará en todos los sentidos”, afirma Fuertes. Tiene toda la razón: las siguientes gafas de Meta o Apple podrán tener pantallas de super alta resolución que te hagan creer que realmente estés viendo a alguien, pero, si no puedes sentir una caricia, un beso, un lametón o un pellizco, ninguna experiencia virtual tendrá la fuerza de una experiencia física real.

Owo tiene un sistema llamado Sensations Technology, una plataforma de 'hardware' y 'software' que se integra con sistemas de desarrollo de videojuegos para PC y consolas. Ahora mismo, con lo que Fuertes llama "segunda piel", un usuario puede sentir hasta 30 diferentes tipos de sensaciones en 10 puntos del torso y brazos con diferentes niveles de intensidad. Su sistema es extensible: puede funcionar en todo cuerpo y ofrecer cualquier tipo de sensación. La camiseta actual puede hacerte sentir un abrazo, una caricia, la lluvia o el viento, apunta Fuertes. "Puede hacerte sentir cualquier cosa", dice. Solo hace falta programar la sensación.

El sistema de Owo lleva sonando en el mundo ‘gamer’ desde 2019. No son los únicos: una compañía americana llamada bHaptics vende trajes, chaquetas y hasta guantes hápticos. Al contrario que el finísimo tejido del sistema de Owo, los dispositivos de bHaptics parecen armaduras de combate para superhéroes Marvel. Ideales para sesiones de 'bondage' y sadomasoquismo, pero no para hacerte creer que estás desnudo sintiendo piel contra piel.

Los usuarios de videojuegos de realidad virtual quieren usar estos sistemas para subir la presión y el riesgo. No es lo mismo ver cómo un indicador de salud baja en la pantalla que sentir el dolor de un tiro o un hachazo en el cuerpo. Pero la mayoría del planeta no tiene ni idea de que estos sistemas existen. Y, si la tienen, no lo ven como una necesidad. Como la realidad virtual y el metaverso, para casi todo el mundo, los trajes hápticos son una marcianada. Para que el metaverso deje de ser una dimensión alienígena tiene que tener una puerta de entrada irresistible para todos.

La barrera del puritanismo

Según Fuertes, Owo no va a lanzar ninguna aplicación sexual. De hecho, por el momento no va a lanzar su segunda piel como un producto para consumidor final aunque tenga una página web para 'precomprar' su camiseta háptica. La compañía está en conversaciones con compañías como Microsoft, Sony o Meta para que integren su sistema de desarrollo en sus plataformas de realidad virtual y los desarrolladores ofrezcan sensaciones físicas en sus juegos. También con otras empresas —para que lo integren en sus propios sistemas verticales— con fabricantes de periféricos para jugadores y hasta con el Ejército de los Estados Unidos, que busca usar el sistema de Owo para entrenar a sus soldados.

placeholder El Ejército norteamericano está interesado en usar sistemas hápticos para entrenamiento. En la imagen, un soldado americano con gafas de realidad aumentada. (US Army)
El Ejército norteamericano está interesado en usar sistemas hápticos para entrenamiento. En la imagen, un soldado americano con gafas de realidad aumentada. (US Army)

Fuertes me dice que su objetivo es lanzar un paquete para consumidor final, una camiseta integrada con un juego que genere demanda, para que su segunda piel coja tracción en el mercado. Si ese juego fuera una 'app' para tener sexo virtual, está claro que arrasaría. Pero no caerá esa breva aunque le hayan llegado ofertas hasta de productores porno rusos. Por el momento, Owo quiere desarrollar su plataforma y extenderla por todas las plataformas, me cuenta. Al final, tendrán que ser las terceras partes las que tengan que integrar la segunda piel en sus productos a no ser que un fondo les 'inyecten 60 millones para empezar a fabricar un dispositivo a escala industrial'.

Los mundos aislados no son el metaverso

El mayor reto para que llegue la ‘killer app’ del sexo —y que el metaverso explote como en su día lo hizo el vídeo VHS o la web— son las grandes compañías y sus jardines cerrados. Es imposible que Meta-antes-Facebook, Microsoft o Sony dejen la puerta abierta a que haya una especie de PornHub VR en sus plataformas. Y de los neopuritanos de Apple, ni hablamos.

placeholder La segunda piel digital te permitirá sentir desde un pellizco, un azote o una caricia. (Owo)
La segunda piel digital te permitirá sentir desde un pellizco, un azote o una caricia. (Owo)

Para estas corporaciones, aunque la violencia de las armas, los disparos y la carnaza en los videojuegos es fuente admisible de negocio, las caricias y los orgasmos no lo son. Haz la guerra y no el amor podría ser su moto. Y menos ahora, cuando la presión de los medios contra el sexo es extrema gracias a la nefasta combinación del puritanismo de izquierdas ‘woke’ y el tradicional puritanismo conservador, tanto en los Estados Unidos como en el resto del mundo.

Al final, para que llegue el sexo al metaverso y todo el mundo compre gafas y trajes, el metaverso tiene que tener una estructura abierta de interconexiones, algo de lo que ya he hablado en su momento. Para que exista el metaverso, se necesita un estándar abierto como la web para conectar los mundos en sistemas solares, galaxias y el universo virtual que realmente será un equivalente de la web, con avatares que existen de forma persistente a través de todos esos mundos. Ahora mismo, parece que esto no interesa porque Meta y el resto de empresas quieren vendernos sus mundos virtuales privados, vencer sobre el resto y quedarse con todo el pastel. Quieren convertirse en el VHS de las guerras del vídeo casero, pero lo que no entienden es que, sin el porno, nunca ganarán esa guerra.

Mark Zuckerberg y compañía nos quieren vender el metaverso como un lugar donde trabajar, jugar y reunirse con amigos virtualmente, pero, para que este nuevo universo virtual tenga su 'big bang' hace falta una ‘killer app’. Algo que realmente atraiga irresistiblemente a toda la población del planeta. Como pasó con la explosión del vídeo VHS o internet, esa ‘killer app’ es el sexo. Un sexo virtual donde obligatoriamente tendrás que sentir que te tocan y puedas tocar a otros.

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