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La falta de diversidad genética y la infertilidad amenazan nuestra supervivencia
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La falta de diversidad genética y la infertilidad amenazan nuestra supervivencia

Ni meteoritos ni cambio climático ni guerra nuclear: la razón por la que la humanidad está condenada a extinguirse es la falta de diversidad genética y el colapso demográfico

Foto: Nueva York sin humanos por Aaron Chen (modificado para formato 16:9 bajo licencia CC 2.0)
Nueva York sin humanos por Aaron Chen (modificado para formato 16:9 bajo licencia CC 2.0)

No hacen falta meteoritos, tormentas solares o guerras nucleares: la humanidad se extinguirá sin remedio por la falta de diversidad genética y los factores medioambientales y socioeconómicos que nos están llevando a una tasa de crecimiento de población global negativa para 2100.

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Ésa es la conclusión a la que ha llegado Henry Gee, paleontólogo, biólogo evolutivo y editor de la revista científica Nature, que también comparten otras especies en la Tierra. Sólo hay que examinar el registro paleontológico y los datos biológicos actuales afirma Gee. Otros científicos y hasta el mismísimo Elon Musk — que acaba de declarar en una reciente entrevista que ésta será realmente la razón del colapso de la civilización si no le ponemos remedio con urgencia — están de acuerdo.

Crónica de una muerte anunciada

Gee basa su teoría en dos factores principales. El primero es el registro paleontológico, que indica que ningún mamífero ha logrado superar el millón de años de longevidad, una fecha de caducidad para especies con un genoma con más diversidad que el nuestro. El caso del ser humano es mucho peor, afirma Gee: en nuestros 365.000 años de vida, la humanidad ha estado a punto de extinguirse al menos dos veces, reduciendo su tamaño a grupos extremadamente reducidos que luego han crecido a un ritmo vertiginoso.

Esto ha provocado un genoma muy similar en toda la especie: “hay más diversidad genética en unos cuantos grupos de chimpancés salvajes que en toda la población humana del planeta,” dice Gee, “la falta de diversidad genética nunca es buena para la supervivencia de una especie”.

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El enterramiento más antiguo registrado en África, cuna del ser humano y balsa de supervivencia durante su primera crisis demográfica registrada

Este problema es lo que nos hace extremadamente sensibles a pandemias como la del Covid-19. Si no fuera por nuestro dominio del entorno y la medicina moderna, que aguanta a duras penas los embates de las mutaciones de millones de especies de virus y bacterias, hacía tiempo que la humanidad hubiera colapsado. La diversidad genética hace que una especie tenga resistencia a diversos factores medioambientales. Gracias a ella, individuos de una misma especie pueden morir ante un cambio de las circunstancias mientras otros sobreviven.

Caída de la fertilidad en picado

El segundo factor es la caída en picado del crecimiento demográfico. Al contrario de lo que predijo el teórico demográfico del siglo XIX Thomas Robert Malthus, al explosión demográfica no acabó con el ser humano. Los avances tecnológicos hacen que ahora mismo vivamos con comodidad después de que muchos predijeron en los años 60 el colapso total por hambruna global. Desde 1968, apunta Gee, la población se ha duplicado.

Pero el crecimiento se está ralentizando a alta velocidad y el consenso es que a mediados del siglo XXI comience a caer en picado y que, para 2100, la población global será menos que la actual. De hecho, según un estudio publicado en el prestigioso diario científico The Lancet, la previsión es que en pocos años la población de muchos países avanzados será la mitad de la actual.

Thomas Malthus creía que el fin de la humanidad sería la sobrepoblación, pero es justo lo contrario

Esta reducción radical del crecimiento demográfico se debe a varios factores, como la caída de la fertilidad del semen por razones todavía desconocidas, la inseguridad financiera, el cambio del papel de la mujer en la sociedad, el deterioro del entorno y la preocupación por el cambio climático, que aparte de tener efectos negativos en el mundo físico también tiene un impacto psicológico enorme.

El aviso de Elon Musk

Como Gee, Elon Musk también acaba de dar la voz de alarma en un evento organizado por el Wall Street Journal: “no hay gente suficiente. No lo puedo enfatizar más, no hay gente suficiente. Según el fundador de Tesla y SpaceX, obsesionado por mantener viva la especie, el colapso de la población que ya está en marcha es “uno de los grandes riesgos para la civilización”.

Gee afirma que lo que estamos sufriendo en estos momentos se llama “deuda de extinción” y lo describe así: “llega un momento en el progreso de cualquier especie, incluso aquellas que parecen que prosperan, cuando la extinción es inevitable, no importa lo que hagas para evitarlo”. El paleontólogo y biólogo evolutivo escribe que los “signos ya están ahí para aquellos que quieran verlos”. La única pregunta, dice, no es ya si nos vamos a extinguir o no, sino la velocidad a la que se producirá este colapso. Él sospecha que llegará pronto. Otros nos dan un siglo, por razones que van más allá del colapso demográfico.

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Elon Musk: el que avisa no es traidor

Pero, aunque Gee afirma que la extinción es irremediable, quizás esté adoptando la misma postura que tomaron aquellos apóstoles del apocalipsis malthusiano ante la supuesta crisis demográfica de los 60 y olvidando el papel de la tecnología. La crisis de la explosión demográfica se solucionó in extremis con avances radicales en la agricultura y otras tecnologías, que garantizaron el alimento a nivel planetario (en líneas generales). Quizás esta vez pase lo mismo, aunque ahora el problema parezca mucho más complejo. O quizás haya un límite en el número de veces que puedes salvar el partido en un córner, rematando de chilena y en el minuto de descuento.

No hacen falta meteoritos, tormentas solares o guerras nucleares: la humanidad se extinguirá sin remedio por la falta de diversidad genética y los factores medioambientales y socioeconómicos que nos están llevando a una tasa de crecimiento de población global negativa para 2100.

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