El inexplicable fenómeno que ralentiza el vuelo espacial sobre el Ártico
La NASA está investigando una misteriosa zona en el espacio que ralentiza la velocidad de naves espaciales e interfiere con las señales GPS, situada 250 kilómetros sobre el Polo Norte
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La NASA está investigando una misteriosa zona en el espacio que ralentiza la velocidad de naves espaciales e interfiere con las señales GPS y de comunicaciones a 250 kilómetros sobre el Polo Norte. Según la agencia, nadie tiene una explicación de por qué suceden estos extraños fenómenos.
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Su último esfuerzo para obtener una explicación ha sido la misión CREX-2, lanzada este día 1 de diciembre en un cohete de sondeo Oriole IV desde el Andøya Space Center de Noruega. La misión llegó a 530 kilómetros de altura y fue un éxito, lanzando veinte botes que explotan con trazadores de vapor, unas partículas que también se pueden encontrar en cohetes pirotécnicos y que brillan al exponerse al oxígeno.
Esos trazadores de vapor forman nubes como las que se pueden ver sobre estas líneas. Las nubes de colores toman forma dependiendo de las corrientes de viento de la exosfera. Mientras se mueven y expanden, el equipo de investigación las filmó durante una media hora desde múltiples puestos de observación distribuidos por la isla noruega de Svalbard y desde un avión sobrevolando la isla de Reikiavik, en Islandia. La misión científica pudo así obtener un mapa tridimensional que les permitirá avanzar en la resolución de este misterio.
Misterio sin resolver
Según la NASA, hay un fenómeno que nadie puede explicar y que sucede al mediodía (hora local) sobre el polo norte: cuando el sol está en su punto más alto, allí se forma un agujero en forma de embudo en el campo magnético terrestre. “El agujero, llamado la cúspide solar, permite que el viento solar tenga una línea de acceso directo a la atmósfera terrestre”, apunta la NASA.
“Las señales de radio y GPS se comportan de manera extraña cuando viajan por esta parte del cielo,” añade. Pero lo más curioso es lo que les pasa a cohetes y naves espaciales cuando pasan por esta zona, dice. “En los últimos 20 años, científicos y operadores de naves espaciales notaron algo inusual cuando estas pasaban por la región: disminuían su velocidad”.
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Los científicos quieren comprender por qué pasa esto. Según el físico Mark Conde —el investigador principal de la misión CREX-2, las siglas en inglés de 'experimento de la región de la cúspide'— “a unos 250 kilómetros sobre la superficie terrestre, las naves espaciales sufren más resistencia al movimiento, como si hubieran chocado con badenes de reducción de velocidad”.
Clave para evitar desvíos de trayectoria
El misterio es que la densidad de la exosfera es más o menos la misma por todo el mundo menos en este punto del polo norte, donde es un 1,5 veces más densa. Conde expresa el mismo asombro que el resto de científicos que quieren descubrir la solución de este extraño fenómeno: “No puedes incrementar la masa de esa región [de la exosfera] por 1,5 y [que no haya nada para sostenerlo], o el cielo se derrumbaría”. Algo “invisible” soporta esa masa extra y ese es uno de los misterios que quieren resolver.
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La misión, apunta Conde, está diseñada para medir numerosos factores que pueden explicar por qué el aire más denso está flotando cuando en realidad debería hundirse. Una explicación “podría estar en los fenómenos eléctricos y magnéticos de la ionosfera” cuando esta interactúa con la radiación solar. “La electrodinámica puede indirectamente soportar el aire más denso, o podría causar calor que genera vientos verticales para elevarlo”.
Otra posibilidad es que esta gran masa de aire denso esté asentada sobre una columna de 400 kilómetros de altura formada con aire más denso todavía, algo que a su vez generaría viento horizontal o vórtices. Pronto tendremos la solución y las agencias espaciales podrán usar esta información para evitar cambios en las trayectorias de sus naves.
La NASA está investigando una misteriosa zona en el espacio que ralentiza la velocidad de naves espaciales e interfiere con las señales GPS y de comunicaciones a 250 kilómetros sobre el Polo Norte. Según la agencia, nadie tiene una explicación de por qué suceden estos extraños fenómenos.