Un generador de tormentas de hielo gigante para que vueles seguro
Los aviones tienen que volar bajo todo tipo de fenómenos atmosféricos y en esta instalación titánica de General Electric prueban sus motores en condiciones extremas
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Esta gigantesca esfera translúcida de 15 toneladas y 9 metros de diámetro es una de las ‘pequeñas’ piezas de los monstruosos generadores de tormentas que General Electric usa para probar sus motores de avión.
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Técnicamente se llama “estructura de control de turbulencias”, aunque la compañía la llama afectuosamente Estrella de la Muerte.
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Fabricada con 300 paneles de abeja con marco de aluminio y planchas de acero perforado, la esfera sirve para controlar el flujo del viento generado por las enormes turbinas de los titánicos generadores de tormentas que GE tiene instalados en su complejo de 28 kilómetros cuadrados situado a las afueras de Peebles, Ohio, en la falda de la cadena montañosa de los Apalaches.
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Este centro — que se inauguró para probar cohetes en los años 50 y que a mediados de los 60 se transformó en centro de certificación de los motores de aviación militares y civiles — tiene dos monstruosos generadores de tormentas en exteriores y dos de interiores.
Cómo funcionan
Estos bichos utilizan grandes ventiladores para chupar más de cuatro toneladas de aire por segudo, acelerándolo por tubos hasta alcanzar vientos con una fuerza mucho más potente de los que cualquier avión se encontrará en toda su existencia.
Esto se debe a los estrictos estándares de prueba a los que la agencia federal de aviación y el ejército norteamericano someten a los motores de aviación. Como cuenta el líder de pruebas de General Electric Kelly Dunham a Skies Magazine, “antes de que un motor sea certificado para volar tiene que pasar pruebas rigurosas. Las máquinas de prueba permiten simular cualquier evento, desde tormentas de granizo hasta el impacto de un pájaro”.
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Las máquinas son capaces de enfriar el aire y generar ese granizo, así como lanzar pájaros muertos y congelados a gran velocidad dentro del motor.
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De hecho, no sólo arrojan cosas al motor sino que además los sabotean a propósito, colocando cargas explosivas y haciendo que las palas de las turbinas salgan disparadas para ver si cuál es el umbral de daños que puede soportar la máquina antes de fallar por completo.
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Los tests también sirven para ver el nivel de daño que pueden generar los motores en caso de que tengan un problema serio. Las consecuencias de las pruebas pueden llegar a ser tan violentas que las paredes de los recintos cerrados son de hormigón armado con un grosor de seis metros.
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Esta gigantesca esfera translúcida de 15 toneladas y 9 metros de diámetro es una de las ‘pequeñas’ piezas de los monstruosos generadores de tormentas que General Electric usa para probar sus motores de avión.