Las ciudades flotantes que cambiarán el mundo y salvarán a la humanidad

La crisis climática y la polución de nuestros océanos han llevado a los arquitectos a explorar soluciones como la de las ciudades flotantes. Una idea que suena muy futurista, pero que ya se llevó a la práctica por los aztecas en el siglo XVI. Situada en lo que ahora es la Ciudad de México, Tenochtitlan estaba construida sobre el lago Txecoco y se estima que albergaba a unas 400.000 personas en sus 14 km² de extensión.

Uno de los problemas del calentamiento global es que va a provocar la migración forzosa de las poblaciones situadas en zonas costeras. De mantenerse los objetivos del tratado del clima de París, donde la temperatura del planeta no debe superar los dos grados, el nivel del mar aumentaría en dos metros para 2300. Pero un reciente estudio presentado por un grupo de 100 expertos a nivel internacional advierte de que las previsiones hechas hasta ahora son demasiado bajas. Para 2100, se estima que el nivel del mar subirá 1,3 metros y podría llegar a los cinco metros para 2300, afectando al 10% de la población mundial —unos 770 millones de personas—.

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El otro gran problema al que se enfrentan nuestros océanos es el vertido de plásticos. La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza afirma que al menos ocho millones de toneladas acaban en el mar cada año. Los microplásticos son además un desastre medioambiental que cada año afecta a cientos de miles de animales, y un potencial problema sanitario que merece toda nuestra atención.

Ante este panorama, los arquitectos se ven obligados a repensar la función que tendrán sus edificios y a buscar soluciones que no solo valgan para acoger personas, sino que también ayuden a paliar las consecuencias de la crisis climática. Las ciudades flotantes, como publica 'The Conversation' en un artículo sobre este mismo tema, pueden ser una opción ecológica y sostenible.

Estación de reciclaje e investigación sobre el mar

Entre las propuestas presentadas hasta la fecha, destaca la de Lenka Petráková, reciente ganadora del gran premio de innovación arquitectónica de la Fundación Jacques Rougerie. Su proyecto, llamado el Octavo Continente, es una espectacular estación de investigación y limpieza flotante diseñada para el océano Pacífico que recoge el plástico de la superficie del mar y lo convierte en materiales reciclables.

En una entrevista con Euronews, Petráková afirma que la estructura es totalmente sostenible e independiente, produce su propia energía y está equipada con invernaderos y desalinizadora.

Una ciudad acuática y modular

El efecto de la subida del nivel del mar sería letal para el centenar de islas que componen la Polinesia Francesa. Para paliar la desaparición de estas islas, la empresa Oceanix ha proyectado allí una ciudad de islas artificiales compuesta de módulos de dos hectáreas que pueden llegar a albergar a 300 personas cada uno. La ciudad podría ser escalable añadiendo más módulos y podría llegar a una capacidad de 10.000 residentes y a ocupar una extensión de 75 hectáreas.

El rascacielos flotante

Otro edificio que promete limpiar el mar es este espectacular rascacielos llamado Filtration, que está diseñado por Honglin Li. Tiene una estructura modular de bloques prefabricados con varias plantas dedicadas a recoger basura y al tratamiento del agua. El edificio de Li aporta una solución sostenible al problema de la polución marina.