La posibilidad de tratar el Alzhéimer, el Párkinson o el cáncer sin necesidad de pastillas ni quimioterapia está más cerca de convertirse en una realidad gracias a los avances logrados con los ultrasonidos focalizados. Esta técnica médica, que concentra energía acústica en puntos específicos del cuerpo, podría transformar los tratamientos de enfermedades neurodegenerativas y oncológicas, como explica el profesor de ingeniería biomédica Richard J. Price en un artículo en The Conversation.
Durante años, los ultrasonidos se han utilizado como herramienta diagnóstica para obtener imágenes internas del organismo. Sin embargo, recientes investigaciones demuestran que también pueden emplearse con fines terapéuticos. Al enfocar las ondas sonoras sobre un área concreta, se logra eliminar tejido enfermo sin recurrir a cirugía ni medicamentos, un procedimiento que recuerda al uso de una lupa para concentrar los rayos del sol sobre un punto.
New preclinical studies from @Sunnybrook investigating focused ultrasound for treating brain tumors and Parkinson’s disease have been published.
One study found that sonodynamic therapy produced strong anti-tumor effects and increased survivability in glioblastoma models, while… pic.twitter.com/BItNsKExCa
— Focused Ultrasound Foundation (@FUSFoundation) October 15, 2025
El principio del ultrasonido focalizado fue descubierto hace más de 80 años, aunque su aplicación práctica se ha desarrollado gracias a la mejora en la imagen médica y en la física acústica. Uno de los principales obstáculos era la dificultad para atravesar el cráneo, ya que este absorbe gran parte de la energía. Hoy, mediante sistemas de transductores y modelos tridimensionales del hueso, los investigadores consiguen dirigir las ondas hacia regiones cerebrales dañadas sin causar lesiones.
Apertura de la barrera hematoencefálica
Uno de los descubrimientos más prometedores es la capacidad del ultrasonido para abrir temporalmente la barrera hematoencefálica, una membrana que protege al cerebro, pero que también impide que muchos fármacos actúen sobre él. Al combinar ondas de baja intensidad con microburbujas en la sangre, los científicos logran abrir diminutos poros en los vasos, permitiendo el paso de medicamentos o terapias génicas que antes no podían alcanzar el sistema nervioso central.
Esta técnica se encuentra actualmente en ensayos clínicos orientados al tratamiento de patologías como el glioblastoma o el Alzhéimer. Los resultados preliminares muestran que el procedimiento es seguro y que podría mejorar notablemente la eficacia de los tratamientos al permitir una administración más directa de las terapias en las zonas afectadas del cerebro.
El potencial de los ultrasonidos focalizados también se extiende al ámbito oncológico. Se ha comprobado que, al destruir tumores mediante ondas sonoras concentradas, el sistema inmunitario reacciona con mayor fuerza frente a las células malignas. Este efecto, conocido como efecto abscopal, está siendo investigado en pacientes con melanoma y cáncer de páncreas que no responden a la inmunoterapia tradicional. En 2022, la Universidad de Virginia creó el primer centro especializado en explorar esta combinación terapéutica con el fin de trasladarla a la práctica clínica.
La posibilidad de tratar el Alzhéimer, el Párkinson o el cáncer sin necesidad de pastillas ni quimioterapia está más cerca de convertirse en una realidad gracias a los avances logrados con los ultrasonidos focalizados. Esta técnica médica, que concentra energía acústica en puntos específicos del cuerpo, podría transformar los tratamientos de enfermedades neurodegenerativas y oncológicas, como explica el profesor de ingeniería biomédica Richard J. Price en un artículo en The Conversation.