Estudian las secadoras domésticas y descubren un nuevo peligro oculto que no se conocía
El estudio ha demostrado que este tipo de electrodomésticos liberan cantidades enormes de residuos contaminantes. Hasta ahora, se creía que solo las lavadoras los emitían
Los residuos encontrados en las secadoras domésticas (NOAA/Sherri Mason/Pexels)
Las secadoras domésticas se han convertido en una amenaza ambiental silenciosa. Un estudio reciente, publicado en la revista Environmental Toxicology and Chemistry, demuestra que estos aparatos liberan al aire más de 3.500 toneladas de microfibras cada año solo en Estados Unidos, una cifra equivalente al peso de treinta estatuas de la Libertad.
Hasta ahora, los expertos se habían centrado en las lavadoras como principal origen de las fibras que contaminan el entorno. Sin embargo, los investigadores del Desert Research Institute (DRI) descubrieron que las secadoras también desempeñan un papel clave en la dispersión de estos residuos microscópicos. Al expulsar aire caliente hacia el exterior, los conductos de ventilación arrastran consigo millones de diminutas fibras que acaban en el medioambiente.
El trabajo fue liderado por Monica Arienzo, directora del Laboratorio de Microplásticos y Química Ambiental del DRI, junto con la organización Keep Tahoe Blue. Para el estudio, se contó con la participación de voluntarios de la zona de Lake Tahoe, quienes instalaron filtros de malla en sus salidas de aire durante tres semanas para recoger y analizar las fibras liberadas por sus secadoras.
Los tejidos naturales también liberan microfibras
El análisis reveló que las secadoras domésticas emiten tanto fibras sintéticas (como poliéster o nailon) como naturales, entre ellas el algodón o la lana. Aunque las fibras naturales se degradan con mayor rapidez, ambas transportan sustancias químicas presentes en los tejidos, como colorantes, retardantes de llama o compuestos PFAS, que son persistentes y difíciles de eliminar del entorno.
Según los datos obtenidos, los hogares estadounidenses liberan anualmente unas 2.700 toneladas de microfibras naturales y alrededor de 460 toneladas de fibras sintéticas. Las diferencias entre los modelos de secadora, su antigüedad y el tipo de tejido influyen directamente en la cantidad de partículas emitidas, lo que convierte este fenómeno en un problema más complejo de lo que se pensaba.
Medidas para reducir las emisiones domésticas
“Este trabajo amplía nuestro conocimiento sobre cómo los textiles se degradan en condiciones normales dentro de los hogares”, señaló Monica Arienzo. La investigadora destacó que una de las soluciones más directas pasa por mejorar los sistemas de filtrado de las secadoras o apostar por el secado al aire libre, una práctica sencilla que puede reducir de forma notable la liberación de microfibras al ambiente.
Por su parte, Marilee Movius, responsable de recreación sostenible en Keep Tahoe Blue, subrayó la importancia de los pequeños cambios cotidianos: “Instalar filtros adicionales o limitar el uso de la secadora son acciones simples que contribuyen a proteger el entorno natural y la calidad del aire que respiramos”.
Más de la mitad de los tejidos producidos a nivel mundial son sintéticos, lo que agrava la presencia de microplásticos en el aire, el agua y los suelos. Además, muchos de estos materiales están tratados con sustancias químicas que pueden afectar al ecosistema y a la salud humana. Los expertos advierten de que la contaminación por microfibras no se origina únicamente en la industria o los océanos, sino también en los hogares, a través de tareas tan rutinarias como secar la ropa.
Las secadoras domésticas se han convertido en una amenaza ambiental silenciosa. Un estudio reciente, publicado en la revista Environmental Toxicology and Chemistry, demuestra que estos aparatos liberan al aire más de 3.500 toneladas de microfibras cada año solo en Estados Unidos, una cifra equivalente al peso de treinta estatuas de la Libertad.