Australia perfora una mina hasta un kilómetro de profundidad: no busca oro, sino la sustancia más esquiva del universo
El proyecto va a ejecutarse en la antigua mina de oro de Stawell. Su objetivo es replicar los resultados que se obtuvieron en 1998 durante el experimento DAMA, en Italia
Parte del equipo que se usará para encontrar la materia oscura (SABRE South Experiment)
Un equipo de científicos australianos está finalizando la construcción de un ambicioso laboratorio subterráneo destinado a desentrañar uno de los mayores misterios del universo. El proyecto, denominado SABRE South, se encuentra a un kilómetro bajo tierra, en la antigua mina de oro de Stawell, situada en el estado de Victoria. Su objetivo es detectar las partículas invisibles que conforman la mayor parte del cosmos y que podrían transformar la comprensión actual de la física.
El experimento, impulsado por la Universidad de Melbourne y el ARC Centre of Excellence for Dark Matter Particle Physics, está diseñado para identificar la presencia de WIMP(siglas en inglés de "partículas masivas que interactúan débilmente"), que se consideran candidatas a formar la materia oscura. En su interior, el detector emplea cristales de yoduro de sodio extremadamente sensibles, capaces de registrar diminutos destellos de luz que se producirían al chocar estas partículas con la materia ordinaria.
Un operario trabaja en la puesta a punto de las instalaciones (Australian Research Council)
La instalación está recubierta por gruesas capas de roca, acero y plástico que actúan como escudo frente a los rayos cósmicos y al ruido ambiental. Este aislamiento extremo permitirá detectar señales casi imperceptibles que, de confirmarse, podrían redefinir los fundamentos de la física y abrir una nueva etapa en la investigación del universo.
Una carrera científica internacional
El físico Phillip Urquijo, responsable del proyecto, explicó al medio ABC News Australia que SABRE South busca reproducir los resultados obtenidos en 1998 por el experimento DAMA, desarrollado en el laboratorio subterráneo de Gran Sasso, en Italia. “Este experimento pone a prueba uno de los resultados más enigmáticos de nuestra disciplina”, señaló Urquijo. Aquella investigación desató una carrera internacional por verificar la existencia de la materia oscura, que aún no ha sido demostrada de forma concluyente.
Actualmente, tres equipos científicos (ubicados en Italia, España y Corea del Sur) compiten por validar las observaciones del grupo italiano. Sin embargo, el proyecto australiano ofrece una ventaja única: su localización en el hemisferio sur permitirá comparar los datos obtenidos con los experimentos del norte, descartando posibles interferencias derivadas de factores ambientales o estacionales.
Un reto científico sin precedentes
La directora del ARC Centre of Excellence for Dark Matter Particle Physics, Elisabetta Barberio, subraya la relevancia de esta búsqueda: “Aproximadamente el 75% del universo está formado por algo que no podemos ver ni tocar. Este experimento podría mostrarnos de qué está hecha realmente la mayor parte del cosmos”. La investigadora considera que el éxito de este proyecto situaría a Australia entre los referentes mundiales en la detección de materia oscura.
El equipo espera iniciar la recopilación de datos el próximo año. Según Urquijo, se requerirán al menos cinco años de observación continua para confirmar cualquier posible señal. “Si lo detectáramos solo un año, podríamos pensar que es una casualidad. Necesitamos constancia para asegurarnos de que no es un error”, explicó el investigador. Por su parte, la física teórica Nicole Bell, también de la Universidad de Melbourne, este proyecto representa “la búsqueda definitiva para entender el mundo en el que vivimos”.
Un equipo de científicos australianos está finalizando la construcción de un ambicioso laboratorio subterráneo destinado a desentrañar uno de los mayores misterios del universo. El proyecto, denominado SABRE South, se encuentra a un kilómetro bajo tierra, en la antigua mina de oro de Stawell, situada en el estado de Victoria. Su objetivo es detectar las partículas invisibles que conforman la mayor parte del cosmos y que podrían transformar la comprensión actual de la física.