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Exploran una mina en Francia y encuentran 'una bomba de relojería' que podría envenenar a millones de europeos
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Exploran una mina en Francia y encuentran 'una bomba de relojería' que podría envenenar a millones de europeos

La mina alberga unas 42.000 toneladas de materiales tóxicos y está situada a escasos metros del mayor acuífero de Europa occidental. Su estado ha disparado todas las alarmas

Foto: Un operario estudia los residuos de la mina (MDPA/Stocamine)
Un operario estudia los residuos de la mina (MDPA/Stocamine)

Una mina subterránea en Alsacia se ha convertido en el epicentro de una creciente preocupación ambiental y sanitaria. Stocamine, una antigua explotación de potasa situada en Wittelsheim, almacena desde los años noventa cerca de 42.000 toneladas de residuos tóxicos a tan solo metros del acuífero más extenso de Europa occidental, lo que ha desatado las alarmas de expertos y ecologistas.

La mina, ahora clausurada, fue utilizada como depósito subterráneo de desechos peligrosos como mercurio, arsénico y cianuro. Aunque en un principio se aseguró que los residuos serían retirados en un plazo de 30 años, un reciente fallo judicial se amparó en el deterioro de la estructura para permitir un confinamiento permanente mediante el sellado con toneladas de hormigón.

Este sellado ha sido respaldado por las autoridades francesas tras una resolución judicial del 17 de junio, que descarta su extracción por riesgos operativos. Sin embargo, numerosos científicos sostienen que esta decisión es insuficiente, pues el subsuelo presenta inestabilidad y ya se han registrado filtraciones de agua que podrían alcanzar los materiales contaminantes.

Una amenaza latente para el acuífero del Rin

El acuífero de Alsacia, situado apenas a cinco metros de la superficie y conectado al sistema hídrico del Rin Superior, podría verse gravemente afectado si los residuos se liberan. Investigadores advierten de un impacto potencial sobre el abastecimiento de agua para millones de personas en Francia, Alemania y Suiza.

Además de los riesgos para la salud humana, se teme una grave alteración en los ecosistemas. El vertido de compuestos como el cianuro en ambientes acuáticos puede provocar la muerte masiva de peces y daños permanentes en la fauna y flora fluvial. Marcos Buser, geólogo especializado en residuos tóxicos, declaró a The Guardian que "es mejor actuar ahora y no dejar este problema a las futuras generaciones", ya que "la técnica de enterrar residuos sin tratamiento está desfasada y ha fracasado en numerosos casos a lo largo de la historia”.

Jean-Pierre Hecht, antiguo minero del enclave, también ha mostrado su rechazo a la decisión gubernamental. "Nosotros, los antiguos mineros, nos sentimos traicionados", ha declarado, recordando que el proyecto fue presentado como una iniciativa sostenible y generadora de empleo, algo que finalmente nunca se materializó.

Las protestas, lideradas por asociaciones como Alsace Nature y por ciudadanos como Yann Flory, se mantienen activas desde hace décadas. Flory, que comenzó a manifestarse en los años ochenta, ha afirmado: "Estamos convencidos de que algún día el agua que bebemos estará contaminada de forma irreversible".

Una mina subterránea en Alsacia se ha convertido en el epicentro de una creciente preocupación ambiental y sanitaria. Stocamine, una antigua explotación de potasa situada en Wittelsheim, almacena desde los años noventa cerca de 42.000 toneladas de residuos tóxicos a tan solo metros del acuífero más extenso de Europa occidental, lo que ha desatado las alarmas de expertos y ecologistas.

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