Un grupo de científicos afirma que no necesitas tener muchos amigos para ser el más popular: este es el rasgo clave
Una investigación realizada con estudiantes universitarios ha revelado que no es la cantidad de amistades lo que determina el ascenso social, sino una habilidad mucho más sutil
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El número de amigos que una persona tiene no siempre determina su posición dentro de un grupo. Un nuevo estudio publicado en Science Advances y elaborado por investigadores de las universidades de Stanford y Brown (Estados Unidos) apunta a que las personas que terminan ocupando los puestos más influyentes en una red social no destacan por tener muchas relaciones desde el principio, sino por otra capacidad mucho menos evidente. Los autores analizaron la evolución de un entorno real de relaciones durante varios meses, con el objetivo de descubrir qué factores predicen la posición de influencia que alguien puede alcanzar con el tiempo.
Para ello, los investigadores siguieron a casi 200 estudiantes universitarios desde su llegada al campus y midieron cómo evolucionaban sus relaciones sociales. En lugar de limitarse a contar cuántos amigos tenía cada persona, el estudio evaluó cómo entendían los participantes la estructura general del grupo. Quienes lograron volverse más influyentes no eran necesariamente los más extrovertidos ni los que más amistades tenían al inicio, sino quienes identificaban con mayor precisión cómo estaban organizadas las conexiones entre los demás.
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El aspecto que mejor anticipó el ascenso social fue el conocimiento temprano de la estructura latente de la red: núcleos de amistades, comunidades o subconjuntos que aún no estaban claramente definidos, pero que estas personas supieron intuir desde el principio. Esos individuos fueron capaces de detectar patrones generales antes que el resto y eso les permitió posicionarse estratégicamente en la red a medida que se consolidaban las amistades.
En resumen, lo que concluyó el estudio fue que ocupar una posición influyente no necesariamente implica tener muchos amigos, sino establecer conexiones sociales clave rápidamente dentro del grupo, lo que a medio y largo plazo permite difundir ideas con facilidad, ganar reputación y tener peso en las dinámicas sociales. O dicho de otra forma: elegir bien a los amigos y a los contactos, y tener la intuición para saber rodearse bien desde etapas tempranas.
Influencia frente a número de amigos
El estudio distinguió entre el recuento de amistades (la cantidad de amigos que una persona tiene) y la influencia, que depende de estar conectado con otras personas también bien conectadas. Mientras que el número de amigos se mantuvo relativamente estable durante el curso, la influencia de muchos participantes cambió radicalmente, especialmente entre el otoño y la primavera.
Según los autores, este cambio se debe a que las redes de contactos humanas evolucionan con rapidez al principio y se estabilizan más adelante. En ese contexto, los que entendían desde el principio cómo se agrupaban los demás acababan integrándose mejor cuando se consolidaban las relaciones, sin necesidad de ser los más carismáticos o extrovertidos.
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El análisis también sugiere que comprender la red a un nivel general (quién pertenece a qué comunidad) es más eficaz en entornos cambiantes que centrarse en relaciones individuales. Las personas más influyentes no eran quienes conocían mejor las amistades concretas, sino quienes tenían una visión panorámica del conjunto, algo que puede representar una estrategia cognitiva más eficiente en grupos nuevos o inestables.
A medida que las relaciones se afianzaban, el conocimiento detallado de las amistades específicas sí empezó a correlacionarse con la influencia en la red, pero solo en quienes ya habían mostrado esa comprensión general desde el principio. La combinación de intuición inicial sobre la estructura del grupo y observación posterior de las relaciones individuales marcó la diferencia final.
El estudio se ha centrado en estudiantes de primer curso, por lo que los investigadores advierten de que los resultados podrían variar en otros contextos. Aun así, sus autores consideran que los hallazgos pueden ayudar a entender mejor cómo se configuran las jerarquías sociales en distintos entornos y cómo se puede ganar influencia sin necesidad de destacar por el número de amistades.
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