Ni la Primera ni la Segunda Guerra Mundial: este fue el "peor periodo para estar vivo" de la historia
Una serie de eventos catastróficos tuvieron lugar ese año y convirtieron la Tierra en un entorno inhóspito para la vida. La humanidad logró sobrevivir, pero los efectos fueron devastadores
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Oscuridad prolongada, colapso agrícola y pandemias encadenadas convirtieron el periodo comprendido entre el año 536 y el 540 d. C. en el más difícil de la historia. Diversas investigaciones a lo largo de los últimos años han revelado el impacto devastador de una serie de eventos catastróficos que afectaron al clima de forma global.
Todo comenzó con una explosión de origen volcánico cuya colosal magnitud cubrió el cielo con un denso velo de partículas. Aquella nube bloqueó la luz solar durante meses, provocando un enfriamiento repentino de la atmósfera. Un estudio de 2018 elaborado por la Universidad de Cambridge afirma que se produjo en Islandia y que sus efectos se extendieron por gran parte del hemisferio norte. De hecho, marcaron el inicio de lo que hoy se conoce como la Pequeña Edad de Hielo de la Antigüedad Tardía.
Of all the times to be alive, one year is particularly prominent in the history of misery: 536 CE. https://t.co/ItTWg8hSBi
— IFLScience (@IFLScience) May 14, 2025
Los testimonios de la época ya advertían de una alteración inquietante. "El Sol parece haber perdido su luz habitual y aparece de color azulado", escribió Casiodoro, estadista romano, en una carta fechada en el año 538. Añadía que "nos sorprende no ver sombra alguna al mediodía" y que la Luna, incluso llena, "no brilla con su esplendor natural".
Esta descripción encaja con los datos recogidos en los núcleos de hielo extraídos en Groenlandia y la Antártida. En ellos se han hallado restos de polvo volcánico que confirman un descenso acusado de temperaturas y una alteración global de los ciclos climáticos.
El impacto sobre la agricultura y la salud
Durante los años posteriores, el planeta experimentó veranos inusualmente fríos, lo que interrumpió las cosechas. En algunos lugares del continente asiático llegó a nevar en pleno verano, mientras que Sudamérica sufrió prolongadas sequías. Los árboles de regiones como Escandinavia reflejan este episodio con anillos de crecimiento excepcionalmente estrechos, prueba de una vegetación estancada por falta de luz y nutrientes.
Las fuentes históricas de Irlanda mencionan “la falta de pan”, mientras que en el norte de África comenzó a propagarse la peste bubónica. Las consecuencias sanitarias y alimentarias de aquel desastre natural terminaron por agravar el malestar social y económico en amplias zonas del mundo.
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Las epidemias no tardaron en extenderse. En Constantinopla, capital del Imperio bizantino, la peste justinianea causó millones de muertes. Mientras tanto, en el interior de Asia, los cambios climáticos redujeron las zonas de pasto, provocando movimientos migratorios forzados entre pueblos nómadas. Estos desplazamientos alteraron el equilibrio político de la región y desencadenaron nuevos conflictos militares.
Al mismo tiempo, la península arábiga vivió un periodo de lluvias más abundantes que lo habitual, lo que favoreció un leve aumento de la fertilidad del terreno. Este cambio, sumado al debilitamiento de los grandes imperios, favoreció el desarrollo de nuevas potencias regionales que cobrarían protagonismo en las décadas siguientes.
El año 536 d.C. nos dejó algunas lecciones
Para muchos investigadores, este periodo representa un caso paradigmático de cómo un evento natural extremo puede desencadenar un colapso sistémico. A pesar de que han pasado casi 1.500 años, las huellas de aquel episodio aún se perciben en los registros geológicos, en las fuentes escritas y en la evolución política posterior.
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"Fue el comienzo de uno de los peores periodos para estar vivo, si no el peor", aseguró Michael McCormick, historiador y arqueólogo de la Universidad de Harvard, en una entrevista concedida en 2018 a la revista Science. Su afirmación resume la magnitud de una catástrofe que transformó el mundo conocido.
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Oscuridad prolongada, colapso agrícola y pandemias encadenadas convirtieron el periodo comprendido entre el año 536 y el 540 d. C. en el más difícil de la historia. Diversas investigaciones a lo largo de los últimos años han revelado el impacto devastador de una serie de eventos catastróficos que afectaron al clima de forma global.