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Estudian las 'manchas negras' de Marte y descubren que la NASA podría llevar equivocada desde 1976
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Las 'slope streaks'

Estudian las 'manchas negras' de Marte y descubren que la NASA podría llevar equivocada desde 1976

Estas vetas fueron detectadas por primera vez en 1976 gracias a la misión Viking. Hasta ahora, se creía que eran señales inequívocas de la presencia de agua en el planeta rojo

Foto: Una de las vetas detectadas en Marte (NASA/JPL-Caltech/University of Arizona)
Una de las vetas detectadas en Marte (NASA/JPL-Caltech/University of Arizona)

Una investigación reciente dirigida por expertos de la Universidad de Brown y la Universidad de Berna y publicada en la revista Nature desmantela una de las teorías más aceptadas en la exploración de Marte. Las famosas manchas oscuras observadas desde 1976 por la misión Viking de la NASA ya no se atribuyen al agua líquida, sino a un proceso completamente seco.

Desde hace décadas, estas marcas alargadas que surcan laderas marcianas fueron interpretadas como posibles señales de actividad hídrica, alimentando la idea de que el planeta rojo albergó alguna vez condiciones aptas para la vida. No obstante, el nuevo análisis ha puesto en duda esa posibilidad tras examinar más de 86.000 imágenes satelitales mediante inteligencia artificial.

El algoritmo diseñado por los investigadores detectó patrones comunes entre las áreas donde se forman las slope streaks. Estas zonas no presentaban señales de humedad ni acumulaciones de escarcha, sino altas tasas de deposición de polvo y una notable influencia del viento. “Una vez tuvimos este mapa global, lo comparamos con bases de datos de temperatura, velocidad del viento, hidratación o deslizamientos”, explicó Valentin Bickel, investigador del Centro de Habitabilidad Espacial en Berna, en una nota de prensa.

La idea de que estas formaciones eran producto de flujos salinos o deshielos localizados se desvanece. En su lugar, la teoría propuesta plantea que finas capas de polvo, inestables por su propia composición, se deslizan de forma abrupta cuando el viento alcanza una determinada intensidad, generando estas huellas alargadas que durante años se asociaron al agua.

Una visión más precisa

Este giro interpretativo no solo reescribe parte de la geología marciana, sino que también afecta a los criterios utilizados por agencias como la NASA para seleccionar zonas de exploración. Si se hubiera confirmado la hipótesis del agua, muchas de estas regiones habrían quedado vetadas por riesgo de contaminación biológica. Sin embargo, al confirmarse que su origen es seco, podrían ser exploradas sin comprometer la búsqueda de vida autóctona.

Foto: Imagen de una roca similar tomada por el rover Curiosity en el cráter Gale (NASA/JPL-Caltech)

“Esa es la ventaja del big data desde la órbita. Podemos descartar hipótesis sin necesidad de enviar robots”, señaló Adomas Valantinas, coautor del estudio y geólogo planetario de la Universidad de Brown. Su método refuerza el papel de la inteligencia artificial como herramienta decisiva en la selección de objetivos científicos para las misiones espaciales.

Además de refutar el vínculo con el agua, el estudio también ofrece una explicación alternativa para las líneas de pendiente recurrente (RSL), otro tipo de surcos que aparecen en las épocas más cálidas del año marciano. Hasta ahora, se pensaba que eran resultado de sales que absorbían humedad y generaban flujos. Sin embargo, este trabajo sugiere que también podrían ser meros desplazamientos de polvo superficial.

Una investigación reciente dirigida por expertos de la Universidad de Brown y la Universidad de Berna y publicada en la revista Nature desmantela una de las teorías más aceptadas en la exploración de Marte. Las famosas manchas oscuras observadas desde 1976 por la misión Viking de la NASA ya no se atribuyen al agua líquida, sino a un proceso completamente seco.

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