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El James Webb mira a Júpiter y descubre que algo extraño sucede en su atmósfera
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Desde 2023, como mínimo

El James Webb mira a Júpiter y descubre que algo extraño sucede en su atmósfera

Los datos en los que se fundamenta el estudio fueron recogidos a finales de diciembre de 2023. Los resultados contradicen lo expuesto por el Hubble anteriormente

Foto: El Hubble aportó datos diferentes al James Webb (YouTube/@NASAWebbTelescope)
El Hubble aportó datos diferentes al James Webb (YouTube/@NASAWebbTelescope)

Júpiter vuelve a desconcertar a los astrónomos tras unas observaciones conjuntas de los telescopios James Webb y Hubble. Los datos, recogidos el 25 de diciembre de 2023 y analizados en profundidad en un artículo publicado en Nature, muestran que las auroras polares del planeta cambian con una velocidad sorprendente y presentan un comportamiento inédito.

Lejos de ser un fenómeno estático, como se creía hasta ahora, la actividad auroral de Júpiter mostró destellos y fluctuaciones que ocurren en apenas unos segundos. Esta variación rápida, imposible de detectar con instrumentos anteriores, ha sido registrada gracias a la sensibilidad sin precedentes del James Webb, centrado en la observación del catión H₃⁺, una molécula clave para estudiar el comportamiento energético de la atmósfera del planeta.

“Queríamos comprobar cómo varía la intensidad de las auroras, pensando que los cambios serían lentos, de minutos. Lo que vimos fue un brillo intermitente que cambiaba en segundos”, explicó Jonathan Nichols, investigador principal del proyecto y profesor en la Universidad de Leicester, en un comunicado oficial de la NASA.

Una discrepancia inesperada entre telescopios

Además de la velocidad con la que cambian las auroras, lo más sorprendente fue detectar una intensa emisión infrarroja que no tiene equivalente en el ultravioleta, donde opera el Hubble. Esta diferencia pone en evidencia que las partículas que generan las auroras no son todas de alta energía, como se pensaba, sino que también habría un flujo de partículas de baja energía afectando la atmósfera joviana.

El catión H₃⁺, usado como trazador de estas emisiones, también ha sido utilizado en estudios sobre la posible detección de materia oscura y ha resultado fundamental para recuperar las auroras de Neptuno, que no se observaban desde hacía treinta y seis años. Su comportamiento en Júpiter podría abrir una nueva línea de investigación sobre fenómenos atmosféricos y magnetosféricos en planetas gigantes.

Foto: Representación artística de Urano (Freepik)

El campo magnético de Júpiter es aproximadamente 20.000 veces más potente que el de la Tierra. Se extiende más de 7 millones de kilómetros hacia el Sol y casi hasta la órbita de Saturno en dirección contraria. Este entorno dinámico responde con intensidad a las tormentas solares, generando subidas drásticas de temperatura en amplias zonas del planeta.

Hasta ahora, los modelos teóricos asumían que las auroras eran provocadas solo por partículas energéticas aceleradas en la magnetosfera. Sin embargo, los datos captados por el James Webb indican que otras fuentes de energía podrían estar implicadas, lo que obligará a revisar las teorías actuales sobre cómo se comportan las atmósferas planetarias en presencia de campos magnéticos extremos.

Júpiter vuelve a desconcertar a los astrónomos tras unas observaciones conjuntas de los telescopios James Webb y Hubble. Los datos, recogidos el 25 de diciembre de 2023 y analizados en profundidad en un artículo publicado en Nature, muestran que las auroras polares del planeta cambian con una velocidad sorprendente y presentan un comportamiento inédito.

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