Exploran un desierto en Turquía y encuentran vestigios de una civilización perdida hace miles de años

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Una red de yacimientos arqueológicos en el sureste de Turquía está transformando por completo el relato sobre los orígenes de las sociedades humanas. Las excavaciones, todavía en curso, están revelando los restos de una cultura neolítica altamente desarrollada que habitó esta región hace más de 11.000 años.

Estos enclaves, dispersos por el entorno de la ciudad de Şanlıurfa, representan una civilización que llegó a edificar estructuras monumentales y organizar comunidades complejas siglos antes de la aparición de otras culturas históricas como la egipcia o la mesopotámica. La cultura de Taş Tepeler, que significa literalmente “colinas de piedra”, es ahora reconocida como uno de los ejemplos más antiguos de arquitectura planificada y vida en asentamientos estables.

Las investigaciones han documentado más de treinta asentamientos que, en su época, pudieron acoger poblaciones de hasta mil personas. Entre los hallazgos más destacados figuran salas rituales subterráneas con techos abovedados, pilares esculpidos de más de cinco metros de altura y relieves simbólicos que representarían creencias espirituales ligadas a la fertilidad y al culto a los antepasados.

En el enclave de Sefertepe, por ejemplo, se descubrió una estancia llena de cráneos humanos, lo que ha sido interpretado como evidencia de rituales relacionados con la memoria o veneración de los muertos. En Sayburç, se han encontrado escenas esculpidas en piedra que muestran figuras humanas y animales en una posible narración visual secuencial, quizás la más antigua de la humanidad.

Un legado olvidado durante milenios

Además de la arquitectura, esta sociedad neolítica demostró una extraordinaria capacidad artística. Se han recuperado esculturas de animales como toros, jabalíes o aves rapaces, así como figuras humanas con un alto contenido simbólico. Algunos hombres aparecen sosteniendo sus órganos sexuales, lo que refuerza la idea de que la fertilidad tenía un papel esencial en su cosmovisión.

Uno de los descubrimientos más singulares ha sido una estatua esquelética de un varón en actitud ritual, probablemente representando a un ancestro. Esta pieza se encontraba dentro de un edificio ceremonial junto a otras figuras, como un hombre flanqueado por leopardos y una escena con un toro y un ser humano enfrentados.

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Los investigadores han identificado que esta civilización floreció durante aproximadamente 1.500 años, para después desaparecer sin dejar rastro aparente. A pesar de su sofisticación, no existen evidencias de que su conocimiento se transmitiera a otras culturas posteriores de la región. Eso sí, la zona se está convirtiendo en un importante lugar de interés turístico dentro del país.