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Estudian el cerebro de soldados de élite y descubren 'anomalías' que no deberían tener
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Estudio liderado por Harvard

Estudian el cerebro de soldados de élite y descubren 'anomalías' que no deberían tener

Un estudio llevado a cabo por la Universidad de Medicina de Harvard ha estudiado el cerebro de 212 militares estadounidenses. Todos ellos tenían antecedentes de exposición a explosivos

Foto: Un escáner de un cerebro humano (EFE/CINESTAV)
Un escáner de un cerebro humano (EFE/CINESTAV)

Una nueva investigación científica ha revelado que las explosiones repetidas durante el servicio militar dejan huellas en el cerebro que no son visibles en las resonancias magnéticas tradicionales. El descubrimiento podría transformar los protocolos médicos aplicados en la evaluación de soldados con traumatismos craneoencefálicos.

El estudio, liderado por la Facultad de Medicina de Harvard y publicado en la revista Radiology, analizó a 212 militares estadounidenses pertenecientes a unidades de operaciones especiales, tanto en activo como retirados. Todos ellos tenían antecedentes de exposición repetida a ondas de choque provocadas por explosivos.

Gracias al uso de técnicas de neuroimagen de última generación, los investigadores detectaron alteraciones funcionales en el cerebro, incluso cuando las pruebas convencionales no mostraban daños aparentes. Estas anomalías afectaban directamente a la forma en la que distintas regiones cerebrales se conectan e interactúan entre sí.

Conectividad cerebral y síntomas persistentes

Según declaró Andrea Diociasi, neurorradiólogo responsable del trabajo, “comprobamos que los soldados con más exposición a explosiones tenían síntomas más intensos (problemas de memoria, alteraciones emocionales o señales de estrés postraumático) y su conectividad cerebral era más débil en zonas clave”.

Además de la debilitación funcional, el equipo observó que algunas regiones del cerebro mostraban un incremento de volumen, lo que podría indicar procesos de cicatrización o adaptaciones estructurales a largo plazo. Para confirmar estas variaciones, los científicos desarrollaron un modelo predictivo que permite identificar cerebros dañados con un 73% de precisión.

Foto: Nuestro cerebro no reacciona igual ante cada persona, animal o lugar que amamos (Freepik/rawpixel.com)

Los participantes del estudio también presentaban con frecuencia mareos, fatiga, ansiedad, dificultad para concentrarse y alteraciones del equilibrio. Estos síntomas fueron especialmente frecuentes en aquellos con una mayor exposición acumulada a detonaciones.

Lesiones invisibles con efectos reales

El estudio pone en tela de juicio la denominación de “lesión leve” cuando se habla de traumatismos repetidos. Aunque el daño no sea evidente en una imagen convencional, los efectos funcionales y emocionales pueden ser profundos y duraderos. Esta realidad afecta no solo al entorno militar, sino también a otros colectivos como deportistas de contacto o trabajadores expuestos a impactos frecuentes.

Foto: Sorin Comsa, con la cara desfigurada tras participar en un torneo de bofetadas (YouTube/@diehardfighting)

“Incluso cuando el cerebro parece normal, puede estar ocultando señales reales de daño”, afirmó Diociasi. “Eso nos da herramientas para detectar antes, tratar mejor y entender cómo se transforma el cerebro bajo un trauma repetido”.

Los autores del trabajo subrayan que estas técnicas pueden ser útiles para estudiar otros tipos de traumatismo craneal no asociados al combate. El uso de resonancias funcionales combinadas con análisis estadísticos permite descubrir conexiones ocultas entre los síntomas neurológicos y la estructura cerebral, hasta ahora difíciles de vincular.

Una nueva investigación científica ha revelado que las explosiones repetidas durante el servicio militar dejan huellas en el cerebro que no son visibles en las resonancias magnéticas tradicionales. El descubrimiento podría transformar los protocolos médicos aplicados en la evaluación de soldados con traumatismos craneoencefálicos.

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