Analizan los grandes ríos europeos y descubren que el Ebro tiene altos niveles de microplásticos
El estudio ha sido llevado a cabo por 19 centros de investigación y más de 40 químicos. También se han analizado las aguas del Sena, el Támesis y el Elba, entre muchos otros
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Científicos europeos han constatado una presencia constante y preocupante de microplásticos en algunos de los ríos más importantes del continente. Entre ellos figura el Ebro, el más caudaloso de la península ibérica, donde se han detectado concentraciones especialmente relevantes.
La investigación, publicada en la revista Environmental Science and Pollution Research, se ha llevado a cabo durante cinco años con la participación de 19 centros de investigación y más de 40 especialistas en química, física y biología. El estudio ha incluido el análisis de nueve grandes ríos europeos: Elba, Ebro, Garona, Loira, Ródano, Rin, Sena, Támesis y Tíber.
Un tipo de contaminación difícil de detectar
Los expertos han identificado una media de tres partículas de plástico por cada metro cúbico de agua en todos los ríos analizados. Aunque esta cifra es muy inferior a la de los diez ríos más contaminados del planeta, entre los que está el Ganges y el Mekong, el caudal del Ebro multiplica el volumen total de residuos transportados.
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— FRANCE 24 English (@France24_en) April 7, 2025
En el caso del Ródano, se contabilizaron 3.000 partículas por segundo, mientras que en el Sena la cifra alcanzó las 900. “La masa de microplásticos invisibles al ojo humano es más significativa que la de los visibles”, explicó Jean-François Ghiglione, coordinador del estudio y jefe de investigación en el Centro Nacional para la Investigación Científica (CNRS) de Francia.
El Ebro y la huella de los plásticos industriales
En el Ebro, los análisis han revelado una gran variedad de residuos plásticos: fibras procedentes del lavado de ropa, partículas liberadas por el desgaste de neumáticos, restos de envases y tapones de botella, así como gránulos plásticos en estado virgen (conocidos popularmente como lágrimas de sirena). Estos últimos son residuos industriales que no llegan al consumidor, pero terminan igualmente en el medio acuático.
Una cuarta parte de las muestras contenía estas microesferas utilizadas en la fabricación de productos de plástico. “Lo que vemos es que la contaminación está difundida y establecida, y proviene de todas partes”, añadió Ghiglione. El hallazgo plantea dudas sobre la eficacia de los controles en las cadenas de producción y distribución de materiales plásticos.
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Las partículas detectadas tienen menos de cinco milímetros y muchas son imperceptibles. “Muchos microplásticos son más pequeños que un grano de arroz”, señaló Alexandra Ter Halle, investigadora del CNRS en Toulouse. Estas partículas no flotan siempre en la superficie, sino que se dispersan por toda la columna de agua y pueden ser ingeridas por peces, crustáceos y otros organismos acuáticos.
El estudio destaca que el problema no se limita a los residuos visibles. De hecho, la proporción de partículas microscópicas resulta ser mucho mayor, lo que agrava su impacto sobre los ecosistemas y plantea riesgos aún desconocidos para la salud humana.
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