Parece una piedra normal, pero vale más de 220.000 euros: este es el motivo
Pesa más de dos kilogramos y fue encontrada en el año 2019 en la región de Kidal, al noreste de Mali. Es la segunda de su tipo más grande encontrada en nuestro planeta
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Una roca de origen lunar que permaneció oculta en el desierto africano durante miles de años ha sido subastada en Shanghái. Su peso, superior a 2 kilos, y su procedencia convierten esta pieza en una de las más valiosas jamás puestas a la venta en el mercado privado.
El fragmento, identificado como Tisserlitine 001, fue descubierto en 2019 en la región de Kidal, al noreste de Malí, cerca de la frontera con Argelia. Se trata de una brecha feldespática lunar, formada por la acumulación de fragmentos de roca comprimidos por impactos en la superficie de la Luna. Su estructura interna y composición fueron analizadas por científicos de la Universidad de Washington, quienes confirmaron su origen extraterrestre.
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La pieza que fue subastada tiene unas dimensiones de 41,8 por 35,8 centímetros y un peso exacto de 2.005,9 g. Christie’s estimó que el valor de esta muestra oscilaba entre los 2 y los 3 millones de yuanes, es decir, entre 260.000 y 390.000 euros. Sin embargo, en la subasta celebrada el pasado 7 de noviembre, finalmente se vendió por 1.764.000 yenes (casi 222.000 euros).
Del Sáhara a los catálogos de subasta
La roca fue localizada junto a otros fragmentos más pequeños en el cauce seco de un río, conocido como wadi, y adquirida inicialmente por un comerciante argelino. Posteriormente, gran parte del conjunto fue adquirido por Darryl Pitt, uno de los coleccionistas de meteoritos más conocidos del mundo, quien dividió la masa original en distintas láminas para su análisis y comercialización.
Este coleccionista, que comenzó su actividad en los años ochenta, es considerado una figura clave en la introducción de meteoritos en las subastas internacionales. "Pitt fue probablemente la primera persona en consignar un meteorito a una casa de subastas", según recoge el catálogo de Christie’s.
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La roca presenta una superficie irregular, con cavidades y marcas visibles producidas durante su entrada en la atmósfera terrestre. Estas huellas se conocen como fusión por impacto y aparecen cuando el meteorito se calienta de forma extrema al atravesarla. Parte del material se funde y libera gases que erosionan la superficie, generando formas irregulares que pueden verse a simple vista.
En su interior, Tisserlitine 001 exhibe un tono rosado con granos metálicos incrustados. Los investigadores sostienen que esos metales proceden del cuerpo que impactó contra la Luna y provocó su eyección. Además, al no tener atmósfera, la superficie lunar conserva elementos químicos y gases raros que no se encuentran en la Tierra, lo que facilita su identificación.
Un mercado exclusivo y creciente
Según la Meteoritical Society, apenas existen 306 meteoritos lunares reconocidos oficialmente en el mundo, y la mayoría se encuentra en manos de instituciones científicas. Por tanto, piezas como esta son extremadamente difíciles de adquirir. A diferencia de las rocas traídas por las misiones Apolo, que pertenecen a organismos públicos, los meteoritos como Tisserlitine 001 pueden comercializarse libremente.
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El interés por estas piezas se ha incrementado en los últimos años. En 2018, una muestra de más de 5 kilos se vendió por 612.500 dólares en una subasta organizada en Boston, marcando un récord para meteoritos lunares. Este nuevo lote ofrece una oportunidad poco común para los coleccionistas que buscan piezas auténticas del satélite terrestre.
La formación de meteoritos lunares es consecuencia directa del bombardeo constante de la Luna por parte de asteroides y cometas. Aunque se estima que más de 33.000 cuerpos impactan contra su superficie cada año, solo una mínima parte logra alcanzar la Tierra y ser recuperada. La mayoría de estos restos terminan fragmentados o quedan sepultados en zonas remotas como la Antártida, Omán o el norte de África.
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Una roca de origen lunar que permaneció oculta en el desierto africano durante miles de años ha sido subastada en Shanghái. Su peso, superior a 2 kilos, y su procedencia convierten esta pieza en una de las más valiosas jamás puestas a la venta en el mercado privado.