Estos son los síntomas que manifestarán los astronautas varados en el espacio nueve meses, según un astrofísico
El reacondicionamiento físico al regresar del espacio es comparable a la rehabilitación de un paciente tras un coma, según han explicado los expertos
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F470%2F80d%2Fc4c%2F47080dc4c279676d6b4a0b8b5a557ec5.jpg)
- Exploran los lugares más profundos del océano y encuentran 7.000 especies desconocidas
- El evento estelar que ya ha causado dos extinciones masivas y podría volver a ocurrir
La estancia en el espacio puede parecer fascinante, pero lo cierto es que el cuerpo humano no está diseñado para soportar largos periodos fuera de la gravedad terrestre. Los astronautas estadounidenses Barry Wilmore y Sunita Williams han experimentado en su propio cuerpo las secuelas tras nueve meses en la Estación Espacial Internacional (EEI), un tiempo muy superior al previsto debido a los fallos técnicos de la nave Starliner de Boeing que debía traerlos de vuelta.
El reciente regreso a la Tierra a bordo de la cápsula Dragon Freedom de SpaceX ha permitido a los científicos analizar de cerca los efectos que una estancia tan prolongada tiene en el organismo. Desde pérdida de masa ósea y muscular hasta alteraciones en la circulación y la visión, lo cierto es que las secuelas son muchas y afectan a todo el cuerpo.
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F297%2F5c3%2F07e%2F2975c307e99020eff42583fdbcc10f96.jpg)
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F297%2F5c3%2F07e%2F2975c307e99020eff42583fdbcc10f96.jpg)
Uno de los efectos más evidentes es la pérdida de densidad ósea y muscular. Al no tener que sostener su propio peso, los astronautas experimentan una disminución de la resistencia en huesos y músculos, algo que puede ser irreversible. Las piernas, el tronco y hasta el corazón sufren desgaste, ya que este último no necesita bombear sangre contra la gravedad con la misma intensidad que en la Tierra.
Para mitigar estos efectos, la NASA obliga a los astronautas a seguir un estricto programa de ejercicios, pero nueve meses en el espacio es un reto inédito. Como ha explicado el astrofísico Alan Duffy, de la Universidad de Swinburne, el reacondicionamiento físico al regresar es comparable a la rehabilitación de un paciente tras un coma.
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F56b%2Fb4f%2F3b3%2F56bb4f3b360dfc28755576fdb74780b5.jpg)
La gravedad en la Tierra permite que los fluidos circulen correctamente, pero en el espacio esto cambia drásticamente. Los astronautas sufren acumulación de líquidos en la cabeza, lo que les provoca una sensación similar a un resfriado constante, según Duffy. Esta retención también afecta a la circulación sanguínea, que puede volverse más lenta en algunas zonas y aumentar el riesgo de coágulos.
Otro de los problemas es la desorientación y el mareo. Al regresar a la Tierra, la gravedad afecta de nuevo al equilibrio y muchos astronautas tienen dificultades para caminar. El sentido del olfato también se ve afectado, lo que podría ser una ventaja en la EEI, donde el ambiente está saturado tras décadas de misiones sin posibilidad de ventilar.
Cambios en la visión y el cerebro
Uno de los efectos más intrigantes es la alteración en la forma de los globos oculares. La acumulación de líquidos presiona la parte posterior del ojo, provocando pérdida de agudeza visual. Muchos astronautas que tenían una visión perfecta antes de viajar al espacio han necesitado gafas tras su regreso, y aunque algunos recuperan la normalidad, en otros los cambios pueden ser permanentes.
Meng Law, profesor de la Universidad de Monash, explicó que el cerebro también sufre cambios. El líquido acumulado dentro del cráneo puede alterar la presión intracraneal y afectar funciones neurológicas, un fenómeno que los cosmonautas rusos intentaban combatir con trajes de presión que succionaban la sangre de la cabeza.
Uno de los mayores peligros para los astronautas en misiones prolongadas es la exposición a la radiación. La atmósfera y el campo magnético terrestre nos protegen, pero en el espacio los niveles son mucho mayores. Esta exposición prolongada puede aumentar el riesgo de desarrollar cáncer, aunque sus efectos a largo plazo son difíciles de estudiar, ya que los astronautas retirados no están obligados a participar en investigaciones.
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F74b%2F0b5%2Fb94%2F74b0b5b94869c2901b1237cc52a9ad67.jpg)
Según la NASA, los astronautas se enfrentan a tres fuentes principales de radiación: las partículas atrapadas en el campo magnético terrestre, las partículas solares y los rayos cósmicos galácticos. Estos últimos son los más peligrosos, ya que provienen de explosiones estelares como supernovas y bombardean constantemente la Tierra desde fuera del sistema solar.
Si la parte física es desafiante, la psicológica no lo es menos. Pasar nueve meses en un entorno cerrado, aislado y sometido a condiciones extremas puede generar ansiedad y depresión.
Además, los astronautas pueden experimentar lo que se conoce como "efecto de visión general". Observar la Tierra desde el espacio cambia la percepción de la humanidad y la fragilidad del planeta, lo que genera un fuerte impacto emocional al regresar. Algunos sienten inspiración, mientras que otros experimentan una sensación de pequeñez e insignificancia ante la inmensidad del universo.
- Exploran los lugares más profundos del océano y encuentran 7.000 especies desconocidas
- El evento estelar que ya ha causado dos extinciones masivas y podría volver a ocurrir
La estancia en el espacio puede parecer fascinante, pero lo cierto es que el cuerpo humano no está diseñado para soportar largos periodos fuera de la gravedad terrestre. Los astronautas estadounidenses Barry Wilmore y Sunita Williams han experimentado en su propio cuerpo las secuelas tras nueve meses en la Estación Espacial Internacional (EEI), un tiempo muy superior al previsto debido a los fallos técnicos de la nave Starliner de Boeing que debía traerlos de vuelta.