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Estábamos equivocados: el megalodón no era una 'versión gigante' del tiburón blanco
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Más parecido a otro escualo

Estábamos equivocados: el megalodón no era una 'versión gigante' del tiburón blanco

Un nuevo estudio desmonta el parentesco entre ambas especies. También se han revelado otros detalles sorprendentes acerca de la morfología de este enigmático animal

Foto: Siempre pensamos que el megalodón era así, pero estábamos equivocados (Reuters/Alex Boersma)
Siempre pensamos que el megalodón era así, pero estábamos equivocados (Reuters/Alex Boersma)

La imagen del megalodón como una versión descomunal del tiburón blanco ha sido ampliamente aceptada durante años. Sin embargo, un nuevo estudio publicado en Palaeontologia Electronica revela que este depredador prehistórico tenía un cuerpo más alargado y estilizado, semejante al del tiburón limón (Negaprion brevirostris), lo que cambia por completo la concepción sobre su apariencia y movilidad.

Hasta ahora, las reconstrucciones del megalodón se basaban en comparaciones con el tiburón blanco debido a similitudes en su dentadura. No obstante, este estudio introduce una nueva metodología basada en el análisis de una columna vertebral fósil casi completa hallada en Bélgica y otros restos óseos descubiertos en Dinamarca. Los resultados indican que el espécimen más grande pudo alcanzar los 24,3 metros de longitud, con una cabeza que representaba el 16,6 % del cuerpo y una cola que abarcaba el 32,6 %.

Foto: El robot, abriendo el agujero en la superficie, y un gusano que aparece (Youtube/@NPGPress)

La investigación también establece una conexión con otros grandes animales marinos, como el tiburón ballena (Rhincodon typus) y el tiburón peregrino (Cetorhinus maximus), cuyas formas alargadas favorecen una natación más eficiente. Por el contrario, el tiburón blanco tiene una anatomía más compacta, adaptada para explosiones cortas de velocidad, lo que limita su tamaño máximo.

El gigantismo en los océanos

Más allá de redefinir la apariencia del megalodón, este estudio aporta información clave sobre la evolución del gigantismo en los ecosistemas marinos. La adaptación a una forma más aerodinámica habría permitido a este depredador recorrer grandes distancias y cazar con menor gasto energético, factores determinantes en su dominio de los mares durante millones de años.

Foto: Un ejemplar de escarabajo Goliat que refleja perfectamente su gran tamaño (X/@nicolay38)

El Otodus megalodon habitó los océanos hace entre 23 y 3,6 millones de años. Su extinción, según algunos estudios, podría estar relacionada con la competencia por recursos con otros grandes depredadores, como el tiburón blanco. No obstante, la falta de restos óseos completos sigue dejando abiertas muchas incógnitas sobre la biología de este enigmático gigante de los mares.

La imagen del megalodón como una versión descomunal del tiburón blanco ha sido ampliamente aceptada durante años. Sin embargo, un nuevo estudio publicado en Palaeontologia Electronica revela que este depredador prehistórico tenía un cuerpo más alargado y estilizado, semejante al del tiburón limón (Negaprion brevirostris), lo que cambia por completo la concepción sobre su apariencia y movilidad.

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