Entra en una cueva con aire venenoso y descubre un depredador que no debería estar ahí

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Un equipo de científicos ha descubierto una nueva especie de ciempiés en la cueva de Movile, un ecosistema subterráneo de Rumanía donde el aire es tóxico y la vida se desarrolla en condiciones extremas. Este depredador, denominado Cryptops speleorex, ha evolucionado en total oscuridad, adaptándose a un entorno con bajos niveles de oxígeno y altas concentraciones de gases nocivos.

La cueva de Movile fue identificada en 1986 y desde entonces ha despertado el interés de los investigadores por albergar una fauna única que no depende de la fotosíntesis. En este ambiente, dominado por el sulfuro de hidrógeno y el metano, las formas de vida subsisten gracias a la actividad de bacterias que obtienen energía a través de la quimiosíntesis. Este nuevo ciempiés, que alcanza entre 46 y 52 milímetros de longitud, se ha consolidado como el mayor depredador del ecosistema.

Adaptaciones a un ecosistema extremo

Las adaptaciones de Cryptops speleorex a este hábitat inhóspito incluyen la pérdida total de ojos y un sistema sensorial basado en largas antenas que detectan vibraciones y movimientos. Además, posee forcípulas, unas pinzas venenosas con las que inmoviliza a sus presas, que incluyen insectos, arañas y otros invertebrados más pequeños.

Los científicos han determinado que esta especie desciende de un antepasado que habitaba en la superficie, pero que quedó aislado en la cueva hace millones de años. A lo largo de este periodo, ha experimentado cambios genéticos y morfológicos que le han permitido adaptarse a las condiciones extremas del subsuelo.

La investigación, publicada en la revista ZooKeys, refuerza la idea de que la cueva de Movile alberga un ecosistema único en el mundo. A diferencia de otras especies que pueden habitar tanto en la superficie como en el subsuelo, el ciempiés descubierto no puede sobrevivir fuera de su entorno altamente especializado.