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330 generaciones después: así podría ser el ser humano dentro de 1.000 años
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En el año 3025

330 generaciones después: así podría ser el ser humano dentro de 1.000 años

Científicos han simulado los próximos 1.000 años de evolución teniendo en cuenta varios aspectos. Entre ellos, la selección natural, la vida en el espacio y el uso de la tecnología

Foto: Hay cambios que serán perceptibles en ese lapso de tiempo (Freepik)
Hay cambios que serán perceptibles en ese lapso de tiempo (Freepik)

La evolución humana no se ha detenido. Aunque las condiciones de vida han cambiado drásticamente en los últimos siglos, la selección natural sigue influyendo en nuestra especie. En este sentido, un equipo de científicos, ayudándose de herramientas de inteligencia artificial, han analizado y simulado cómo podría transformarse la humanidad en los próximos 1.000 años.

Para ello, los investigadores han tenido en cuenta los avances tecnológicos, los cambios ambientales y la creciente integración con la inteligencia artificial. Uno de los cambios más evidentes sería una mayor homogeneización de los rasgos físicos. La globalización y la mezcla genética harían que las diferencias entre poblaciones se reduzcan, favoreciendo una apariencia más uniforme. Estudios indican que la piel tenderá a ser más oscura y los rasgos más equilibrados.

Foto: En los parajes extremos del Tíbet podría estar el siguiente paso de la evolución (Pexels)

Además, la estatura media podría disminuir. Investigaciones sugieren que la maduración sexual más temprana influye en el tamaño corporal, lo que explicaría esta posible reducción en altura. Una tendencia que ha sido observada en ciertas poblaciones donde la adaptación al entorno ha favorecido una menor talla.

Más atractivos por selección natural

La selección sexual también desempeñará un papel clave en la evolución futura. A medida que las mujeres tengan más libertad para elegir pareja, los rasgos considerados más atractivos, como la simetría facial y la armonía en los rasgos, podrían volverse más predominantes. Esto sugiere que la población futura podría tener una apariencia más estética en términos generales.

Por su parte, el desarrollo de herramientas como CRISPR permitirá editar genes para mejorar la resistencia a enfermedades y potenciar la inteligencia. En un futuro donde la manipulación genética sea común, la evolución podría dejar de depender únicamente de la naturaleza para ser moldeada por la biotecnología.

También se espera una mayor integración con dispositivos tecnológicos, lo que brindará la posibilidad de optimizar las habilidades cognitivas y físicas. La combinación entre humano y tecnología cambiará radicalmente nuestra forma de interactuar con el mundo.

Transformaciones derivadas del uso de la tecnología

El uso excesivo de pantallas y dispositivos digitales podría modificar nuestra anatomía. Se ha planteado que las posturas adoptadas al mirar dispositivos favorezcan la aparición de espaldas encorvadas y manos con una morfología más adaptada a los sistemas táctiles. Aunque estos cambios no serían evolutivos en términos genéticos, sí podrían convertirse en una característica distintiva de las generaciones futuras debido a su impacto en el desarrollo corporal

Foto: Los besos podrían tener un origen evolutivo, pero su función ha cambiado mucho (Pexels/Lurii Laimin)

Si la humanidad se expande más allá de la Tierra, la evolución tomará caminos divergentes. Los humanos en el espacio podrían desarrollar cuerpos más altos y extremidades más largas para adaptarse a la menor gravedad. También podrían presentar ojos más grandes para mejorar la visión en entornos con poca luz.

La evolución humana no se ha detenido. Aunque las condiciones de vida han cambiado drásticamente en los últimos siglos, la selección natural sigue influyendo en nuestra especie. En este sentido, un equipo de científicos, ayudándose de herramientas de inteligencia artificial, han analizado y simulado cómo podría transformarse la humanidad en los próximos 1.000 años.

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