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Esto es lo que pasaría si los humanos bebieran agua de mar (y por qué las ballenas y los delfines no tienen ese problema)
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Esto es lo que pasaría si los humanos bebieran agua de mar (y por qué las ballenas y los delfines no tienen ese problema)

El organismo humano y el de los mamíferos marinos responden de manera muy diferente al agua salada, y la razón detrás de esta diferencia es fascinante

Foto: Es importante beber agua regularmente. (Pexels/Andrea Piacquadio)
Es importante beber agua regularmente. (Pexels/Andrea Piacquadio)

Consumir agua de mar no es una opción segura para los seres humanos debido a su elevada concentración de sal, lo que en lugar de hidratar genera un efecto contrario: deshidratación severa. A diferencia de las personas, ballenas y delfines pueden sobrevivir en un entorno marino sin sufrir estos efectos, gracias a una serie de adaptaciones fisiológicas que les permiten procesar el agua salada sin riesgos.

El problema para los humanos radica en la incapacidad del organismo para gestionar grandes cantidades de sal. Cuando se ingiere agua marina, los riñones no pueden filtrar la sal en suficiente cantidad, lo que obliga al cuerpo a extraer agua de sus propias reservas para compensar, generando deshidratación en lugar de hidratación. En casos extremos, esto puede derivar en fallo renal y complicaciones graves para la salud.

Foto: Avistan un diablo negro, o rape abisal, a plena luz del día cerca de la costa de tenerife

Por otro lado, los mamíferos marinos han desarrollado mecanismos que les permiten vivir en un entorno salino sin necesidad de ingerir grandes cantidades de agua de mar. La principal fuente de hidratación de ballenas y delfines proviene de los peces y calamares que consumen, cuyo contenido de agua es suficiente para suplir sus necesidades hídricas. Además, su sistema renal está diseñado para eliminar el exceso de sal de forma más eficiente, evitando así los efectos perjudiciales que enfrentaría un humano en las mismas condiciones.

Otra ventaja evolutiva es la manera en que estas especies conservan el agua en su organismo. Mientras que los humanos dependen de la ingesta constante de líquidos para mantener el equilibrio hídrico, los cetáceos han optimizado su metabolismo para minimizar la pérdida de agua a través de funciones corporales como la respiración y la excreción.

Este contraste entre los humanos y los mamíferos marinos es un claro ejemplo de cómo la evolución ha moldeado a cada especie para adaptarse a su entorno. Mientras que para las personas el agua salada representa un peligro, para los habitantes del océano es un recurso que pueden gestionar de manera eficiente sin comprometer su supervivencia.

Consumir agua de mar no es una opción segura para los seres humanos debido a su elevada concentración de sal, lo que en lugar de hidratar genera un efecto contrario: deshidratación severa. A diferencia de las personas, ballenas y delfines pueden sobrevivir en un entorno marino sin sufrir estos efectos, gracias a una serie de adaptaciones fisiológicas que les permiten procesar el agua salada sin riesgos.

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