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Santorini tiembla (con razón): por qué puede producirse un gran terremoto y un tsunami
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LA POBLACIÓN HUYE

Santorini tiembla (con razón): por qué puede producirse un gran terremoto y un tsunami

Los geólogos no descartan un gran terremoto en las islas del mar Egeo, ya que se dan las características para ello y existen precedentes históricos

Foto: La población de Santorini escapa. (EFE/EPA/Orestis Panagiotou)
La población de Santorini escapa. (EFE/EPA/Orestis Panagiotou)

Una de las islas turísticas más famosas del mundo lleva días temblando, literal y metafóricamente. En las últimas jornadas, cientos de terremotos han sacudido Santorini, con una magnitud de hasta 4,9. Las autoridades temen que se produzca un gran seísmo y unas 10.000 personas han abandonado ya un territorio que, oficialmente, no llega a 20.000 habitantes, aunque recibe más de cinco millones de visitas cada año. El pasado verano, un concejal pedía a los vecinos que se confinaran en casa ante la avalancha de turistas. Ahora, todo el mundo huye en masa.

El enjambre sísmico, como se conoce a esta cadena de seísmos, está localizado en el mar Egeo, entre las islas de Santorini, Ánafe, Íos y Amorgos. En todas ellas y alguna un poco más lejana se han notado los temblores, lo que ha llevado a cerrar las escuelas y a que turistas y población local se apresuren a huir en aviones y barcos. ¿Está justificada tanta alarma? ¿Qué está pasando y qué puede pasar?

Foto: Imagen de archivo de un atardecer frente al mar. (EFE/Jiji)

Los expertos recuerdan que es imposible predecir los terremotos. Sin embargo, “teniendo en cuenta que hay antecedentes de grandes seísmos en la zona, hay que tomar medidas de precaución por si toda esta actividad fuera precursora de un evento mayor”, explica en declaraciones a El Confidencial Nahúm Méndez Chazarra, geólogo y divulgador científico. Los grandes temblores se desencadenan como consecuencia de la liberación repentina de una enorme cantidad de energía acumulada en la corteza terrestre y, generalmente, no hay ningún tipo de aviso previo. No obstante, las sacudidas que está sufriendo el corazón del mar Egeo en estos últimos días “no evitan que haya un terremoto más grande”.

El mejor ejemplo está en países como Japón o Chile, que registran una sismicidad continua de magnitudes modestas, lo cual no evita que, de vez en cuando, también sufran grandes temblores. En realidad, la cantidad de energía que libera un pequeño seísmo es insignificante, incluso cuando es percibido por la población. La fuerza de un terremoto se incrementa 32 veces cada vez que subimos un solo número en la escala sísmica. Así, “necesitaríamos más de mil terremotos de magnitud 3 para poder liberar la energía de un solo terremoto de magnitud 5”. Por eso, “aunque este enjambre sísmico ya es muy escandaloso, no podemos compararlo con un hipotético terremoto de magnitud 7”, comenta el geólogo.

placeholder Decenas de personas esperan su turno para salir de la isla. (EFE)
Decenas de personas esperan su turno para salir de la isla. (EFE)

Los griegos no descartan ninguna posibilidad. Para Athanasios Ganás, director de Investigación del Instituto Geodinámico de Atenas, el hecho de que estemos ante un enjambre sísmico, en principio, indica que no es probable que se produzca un terremoto de gran magnitud. Sin embargo, el Gobierno se ha mostrado muy prudente, enviando equipos especiales de bomberos por si se produjera el desastre. El primer ministro, Kyriakos Mitsotakis, ha asegurado que la zona se enfrenta a “un fenómeno geológico muy intenso".

Un lugar geológicamente muy complejo

El último gran seísmo que afectó a esta zona ocurrió en 1956. Cientos de viviendas quedaron destruidas por un terremoto de magnitud de 7,7 que tuvo su epicentro en el sur de la vecina isla de Amorgos, pero que también afectó gravemente a Santorini. El temblor inicial, sumado a una réplica de magnitud 7,2 y un tsunami posterior que, según las crónicas de la época, alcanzó los 30 metros de altura dejaron un total de 53 víctimas mortales y otro centenar de heridos. Fue el evento sísmico más grave vivido en Grecia en todo el siglo XX.

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Santorini. (EFE)

Uno de los terremotos más devastadores de los últimos tiempos ocurrió hace justo dos años, el 6 de febrero de 2023, en Turquía, con una magnitud de 7,8, seguido por una réplica de 7,5. La cifra de muertos rondó los 60.000 sumando las víctimas turcas y las de la vecina Siria. “Estamos en un contexto geológico similar, es una zona geológicamente activa”, indica el experto, aunque las características concretas de cada seísmo y, por supuesto, las aglomeraciones humanas y la calidad de sus construcciones son elementos fundamentales que determinan si el peligro es mayor o menor.

En cualquier caso, toda esta zona es muy compleja desde el punto de vista geológico, pero lo primero que hay que tener en cuenta es que aquí se unen dos de las grandes placas tectónicas del mundo. “El mar Mediterráneo es una zona de convergencia entre dos bloques, la placa euroasiática y la placa africana”, una línea divisoria que va desde el Atlántico hasta la península Arábiga. “Toda esa energía se acumula en las rocas y, cuando estas llegan a su máximo umbral de resistencia, se rompen y generan los terremotos”, detalla Méndez Chazarra. A veces, ocurre un temblor muy fuerte, con réplicas posteriores; pero también existe la posibilidad de que la tensión se libere con un enjambre sísmico, como está ocurriendo en estos días. Dentro de esta segunda posibilidad, no se puede descartar que alguno de los seísmos sea especialmente potente.

placeholder Barco, en Santorini. (EFE)
Barco, en Santorini. (EFE)

El temido tsunami

La gran pregunta es qué consecuencias podría tener un terremoto de gran magnitud con este epicentro. Evidentemente, las islas más cercanas serían las más afectadas, pero las características particulares de cada una de ellas influyen notablemente en los riesgos. Así, en Santorini preocupan los deslizamientos de tierra (de hecho, ya se han producido algunos estos últimos días) y cómo pueden afectar a las viviendas. Por el contrario, Amorgos, que apenas cuenta con 2.000 habitantes, cuenta con un suelo más rocoso. No obstante, a medida que nos alejamos de la zona, la principal preocupación no sería el temblor en sí, sino un posible tsunami.

De hecho, los servicios de emergencia griegos están advirtiendo especialmente de ese riesgo. “Podría alcanzar una gran área dentro del mar Egeo”, apunta el geólogo. En la propia Santorini o en las islas más próximas, “sería casi imposible avisar, porque entre que ocurre el terremoto y se genera el tsunami, pasan muy pocos segundos”. En las costas continentales de Grecia y Turquía, habría un poco más de margen para que la población se pusiera a salvo, pero podría haber importantes daños. El precedente de 1956 evidencia el peligro: con una magnitud de 7,7, las olas alcanzaron los 30 metros en las islas más próximas. No obstante, la altura de las olas no es el único indicador que deberíamos considerar. “Hay que tener en cuenta que un tsunami implica que la masa de agua se mueve entera y eso supone que tiene una fuerza destructiva impresionante, aunque sea una ola de un metro”, señala el geólogo.

placeholder Pasajeros huyendo. (Reuters)
Pasajeros huyendo. (Reuters)

Jorge Macías Sánchez, matemático de la Universidad de Málaga, y su grupo de investigación Edanya (Differential Equations, Numerical Analysis and Applications) se han convertido en referentes mundiales en cálculos relacionados con las alertas y las consecuencias de los tsunamis. Este experto acostumbra a explicar que, “cuando se produce un terremoto submarino, hay mucha incertidumbre” y que, para predecir sus consecuencias, debemos conocer la localización exacta, la geometría de la falla que lo genera y el riesgo de inundación que hay en las costas”.

En principio, se puede pensar que un tsunami en el Mediterráneo sería menos dramático que uno generado en el océano abierto, pero lo cierto es que depende de muchas circunstancias. En este caso, Macías recuerda que una erupción en Santorini fue “el motivo de la destrucción de la civilización minoica” en una fecha imprecisa que estaría entre el 1639 y el 1616 a. C. Aunque hay parte de mito y parte de realidad, “es el tsunami de origen sísmico-volcánico más grande de todos los tiempos”.

Foto: El volcán de La Palma en fases más explosivas tras seis días de erupción. (EFE)

Por qué sabemos que no es una erupción volcánica

Al igual que las Canarias, Santorini es una isla de origen volcánico. ¿Significa eso que este enjambre sísmico podría ser, en realidad, el preludio de una erupción? Los geólogos que monitorizan la situación explican que han detectado una actividad “puramente tectónica”. De hecho, “si examinamos los mapas de los epicentros de los terremotos, están a kilómetros del centro de la caldera de Santorini”, destaca Méndez Chazarra. Por eso, en principio, se cree que estos temblores “no tienen nada que ver con el sistema volcánico de la isla”. Si fuera así, “ya habrían visto otro tipo de señales, como la elevación del terreno, las deformaciones que alertan de la ascensión del magma o la emisión de gases”, tal y como sucedió en La Palma coincidiendo con el enjambre sísmico que precedió al volcán de 2021.

Desde el punto de vista de la prevención de riesgos, los expertos creen que las autoridades están tomando las decisiones adecuadas. “Son precauciones que están orientadas a proteger a la población civil”, comenta Méndez Chazarra. De hecho, “no se trata solo de que ocurra un gran terremoto y se te caigan las paredes encima”, sino que también es posible que uno de menor magnitud cause estragos en una isla acostumbrada a las aglomeraciones. “Una situación de pánico podría ocasionar víctimas y es algo que se puede prevenir”, añade.

Una de las islas turísticas más famosas del mundo lleva días temblando, literal y metafóricamente. En las últimas jornadas, cientos de terremotos han sacudido Santorini, con una magnitud de hasta 4,9. Las autoridades temen que se produzca un gran seísmo y unas 10.000 personas han abandonado ya un territorio que, oficialmente, no llega a 20.000 habitantes, aunque recibe más de cinco millones de visitas cada año. El pasado verano, un concejal pedía a los vecinos que se confinaran en casa ante la avalancha de turistas. Ahora, todo el mundo huye en masa.

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