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¿Por qué nos rascamos? La ciencia resuelve el enigma evolutivo de esta reacción al picor
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Está mal visto, pero es beneficioso

¿Por qué nos rascamos? La ciencia resuelve el enigma evolutivo de esta reacción al picor

Hasta ahora, se pensaba que el rascado era acción que se debía evitar. Sin embargo, estos científicos han descubierto que tiene implicaciones positivas para la piel

Foto: Rascarnos a nosotros mismos o mutuamente tiene un sentido lógico y beneficioso (Freepik)
Rascarnos a nosotros mismos o mutuamente tiene un sentido lógico y beneficioso (Freepik)

Un equipo de la Universidad de Pittsburgh, encabezado por el profesor Daniel Kaplan, ha comprobado que, si bien rascarse la piel intensifica la inflamación de, por ejemplo, una picadura de mosquito, también actúa como un mecanismo de defensa natural. Los resultados, publicados en la revista Science, demuestran que esta conducta instintiva ha sido conservada en la evolución debido a sus ventajas para la salud cutánea.

Conviene recordar que, en la mayoría de los casos, el rascado se ha considerado un hábito perjudicial. Sin embargo, este estudio afirma que ayuda a eliminar bacterias y reduce el riesgo de sufrir infecciones en la piel. Según explican los investigadores, esta acción activa células del sistema inmunológico, como los mastocitos, que liberan sustancias químicas responsables de la inflamación y el aumento de la sensación de picor.

Este fenómeno genera el denominado como "ciclo de picor-rascado", en el que la acción de frotar la piel refuerza la necesidad de seguir rascando. Los investigadores realizaron experimentos con ratones y constataron que aquellos que podían rascarse presentaban una menor diversidad microbiana y una reducción de la bacteria Staphylococcus aureus, que suele estar implicada en infecciones dermatológicas.

Aplicaciones para el tratamiento de enfermedades cutáneas

Estos hallazgos indican que el rascado no solo elimina posibles parásitos, sino que también contribuye a la regulación del microbioma cutáneo. Además, el descubrimiento podría ser clave en el desarrollo de nuevas estrategias terapéuticas para enfermedades inflamatorias como la dermatitis. No hay que olvidar que la alteración del citado microbioma es un factor relevante en muchas afecciones dermatológicas, por lo que comprender el papel del rascado abre la puerta a tratamientos más eficaces.

Foto: Los besos podrían tener un origen evolutivo, pero su función ha cambiado mucho (Pexels/Lurii Laimin)

El equipo de investigación planea continuar sus estudios para determinar cómo estos mecanismos pueden aplicarse a la salud humana. Eso sí, se enfrentan a una paradoja: cómo desarrollar fármacos que reduzcan la picazón y la inflamación sin menoscabar la función protectora del rascado.

Un equipo de la Universidad de Pittsburgh, encabezado por el profesor Daniel Kaplan, ha comprobado que, si bien rascarse la piel intensifica la inflamación de, por ejemplo, una picadura de mosquito, también actúa como un mecanismo de defensa natural. Los resultados, publicados en la revista Science, demuestran que esta conducta instintiva ha sido conservada en la evolución debido a sus ventajas para la salud cutánea.

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