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Una ola gigante bate todos los récords de tamaño (y con el cambio climático prometen ir a más en España, según la ciencia)
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Una ola gigante bate todos los récords de tamaño (y con el cambio climático prometen ir a más en España, según la ciencia)

El cambio climático podría incrementar la frecuencia y tamaño de olas gigantes, poniendo en riesgo costas y operaciones marítimas

Foto: Una ola gigante (Pexels)
Una ola gigante (Pexels)

Una ola gigante de 17,6 metros, registrada en la costa de Vancouver en 2020, ha sido reconocida como la ola más extrema jamás documentada. Aunque ya existen antecedentes de olas gigantescas, como la famosa ola Draupner en 1995, esta nueva ola se considera única por superar casi tres veces el tamaño de las olas circundantes.

Las denominadas olas gigantes, también conocidas como olas monstruo, son eventos raros que, según los científicos, pueden ocurrir una vez cada 1.300 años. Sin embargo, el cambio climático podría alterar esta predicción. Según estudios recientes, el calentamiento global está generando condiciones que propician el aumento en la altura y frecuencia de estas olas, especialmente en regiones como el Pacífico Norte y el Atlántico.

Investigaciones han señalado que el viento y la dirección de las olas juegan un papel crucial en la formación de estos fenómenos. El estudio más reciente de la Universidad de Manchester reveló que las olas tridimensionales, donde el agua viaja en diferentes direcciones, pueden alcanzar alturas inéditas antes de romper. Este comportamient plantea nuevos desafíos para la ingeniería marítima y la seguridad en alta mar.

En laboratorios como FloWave, en la Universidad de Edimburgo, los científicos han simulado el comportamiento de estas olas para comprender mejor sus mecanismos. Descubrieron que las olas pueden seguir creciendo incluso tras romper, un fenómeno que contradice las teorías tradicionales. Estos hallazgos obligan a revisar los modelos actuales de predicción y diseño de estructuras marinas, incluyendo parques eólicos y plataformas petrolíferas.

Además de los riesgos que suponen para las operaciones marítimas, estas olas también amenazan las zonas costeras y la vida marina. En España, donde los fenómenos extremos relacionados con el clima están en aumento, los expertos advierten que el Atlántico podría ser testigo de olas más frecuentes y peligrosas en los próximos años. Esto añade una nueva dimensión a la gestión del riesgo en playas y áreas turísticas.

El estudio también resalta la importancia de las tecnologías de predicción. Herramientas avanzadas, como los sensores de boyas utilizados en Canadá, están ayudando a mejorar la detección de olas gigantes. Sin embargo, aún queda mucho por descubrir sobre su formación y comportamiento, lo que mantiene a los científicos en alerta sobre los peligros que estas fuerzas de la naturaleza representan para el futuro.

Una ola gigante de 17,6 metros, registrada en la costa de Vancouver en 2020, ha sido reconocida como la ola más extrema jamás documentada. Aunque ya existen antecedentes de olas gigantescas, como la famosa ola Draupner en 1995, esta nueva ola se considera única por superar casi tres veces el tamaño de las olas circundantes.

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