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El secreto evolutivo de la “fuerza explosiva” de los neandertales que no hemos heredado
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La clave está en el tórax

El secreto evolutivo de la “fuerza explosiva” de los neandertales que no hemos heredado

Un estudio ha realizado diversas reconstrucciones de los restos mejor conservados de los neandertales. Finalmente, han logrado determinar a qué se debía su gran fuerza física

Foto: Imagen generada por IA de un neandertal echando un pulso a un humano actual (X/Grok)
Imagen generada por IA de un neandertal echando un pulso a un humano actual (X/Grok)

Los neandertales, nuestros parientes extintos más cercanos, continúan sorprendiendo a la ciencia con sus notables adaptaciones anatómicas. Un reciente estudio publicado en la revista ScienceDirect sugiere que la peculiar forma de campana de su caja torácica pudo proporcionarles una ventaja clave en la caza, favoreciendo explosiones de fuerza intensas en emboscadas.

Esta configuración ósea, mucho más amplia en su base que la de los humanos modernos, optimizaba su sistema respiratorio para actividades de alta demanda energética y corta duración. Para llegar a esta conclusión, los investigadores se basaron en modelos tridimensionales de dos esqueletos emblemáticos: Shanidar 3, descubierto en Irak y datado en unos 45.000 años, y Kebara 2, encontrado en Israel y con una antigüedad cercana a los 60.000 años.

Ambos ejemplares muestran un tórax considerablemente expandido, con costillas más horizontales y menos torsionadas que las de los Homo sapiens. Esta estructura les permitía hacer un uso más eficiente del diafragma, favoreciendo la respiración profunda y rápida, ideal para esfuerzos físicos explosivos. Los especialistas explican que esta adaptación anatómica fue determinante para la caza de grandes animales prehistóricos, como osos de las cavernas, leones y mamuts.

La resistencia venció a la fuerza

Mientras los humanos modernos dependían de su resistencia para agotar a las presas durante largas persecuciones, los neandertales se habrían especializado en ataques sorpresivos, aprovechando su físico robusto y su capacidad de generar fuerza inmediata. Además, la caja torácica en forma de campana podría haber contribuido a la termorregulación, una adaptación vital para enfrentar las bajas temperaturas durante la Edad de Hielo.

Foto: Fragmentos de cráneo como este han sido claves para el hallazgo (Reuters/Nikola Solic)

Curiosamente, esta característica también se observa en humanos modernos adaptados al frío, como los inuit, lo que refuerza la hipótesis de un desarrollo evolutivo similar en condiciones extremas. Sin embargo, los resultados también desafían ideas previas. Aunque tradicionalmente se asoció esta morfología con entornos fríos, la presencia de Shanidar 3 y Kebara 2 en regiones cálidas sugiere que su físico robusto pudo haber surgido por otras razones, como un metabolismo elevado o un estilo de vida que demandaba actividades físicas intensas y frecuentes.

En cualquier caso, estas reconstrucciones digitales en tres dimensiones han sido clave para que los investigadores puedan esclarecer cómo los neandertales se adaptaron a los desafíos únicos que les proponía su entorno. Su anatomía, diseñada para la fuerza explosiva y la eficiencia respiratoria, los posicionó como cazadores formidables y altamente especializados.

Los neandertales, nuestros parientes extintos más cercanos, continúan sorprendiendo a la ciencia con sus notables adaptaciones anatómicas. Un reciente estudio publicado en la revista ScienceDirect sugiere que la peculiar forma de campana de su caja torácica pudo proporcionarles una ventaja clave en la caza, favoreciendo explosiones de fuerza intensas en emboscadas.

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