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Entre el engaño y la distopía: la nueva gran idea de Silicon Valley es diseñar 'superbebés'
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¿HACIA LA EUGENESIA?

Entre el engaño y la distopía: la nueva gran idea de Silicon Valley es diseñar 'superbebés'

Nuevas empresas prometen usar técnicas de diagnóstico genético para mejorar cualidades como la inteligencia, pero la realidad es que no es tan sencillo como Silicon Valley promete

Foto: Un fotograma de la película 'Gattaca' (1997).
Un fotograma de la película 'Gattaca' (1997).
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La película Gattaca, estrenada en 1997, muestra un futuro distópico en el que la mayoría de los niños son concebidos a través de fecundación in vitro y con técnicas de selección genética para garantizar que heredan los mejores rasgos de sus padres. Esta práctica ha dado lugar a una sociedad que discrimina a personas como Vincent, el protagonista, que ha nacido de forma natural y tiene un problema de corazón que le condena a dedicarse a los peores trabajos. A estas alturas del siglo XXI, quizá ha llegado el momento de preguntarse cómo de cerca estamos de convertir este filme de culto en una profecía cumplida.

La empresa Gattaca Genomics, con sede en Florida (EEUU), no tiene ningún problema en utilizar la referencia cinematográfica en su propio nombre para ofrecer "pruebas genéticas previas a la implantación de última generación para ayudarle a alcanzar sus objetivos de planificación familiar". No es la única ni la más polémica. Hace pocas semanas se daba a conocer Heliospect Genomics, otra compañía estadounidense que asegura poder seleccionar los embriones que darán lugar a un mejor cociente intelectual (prometen una mejora de más de seis puntos, según publicó The Guardian), un servicio que cuesta 50.000 dólares.

Foto: Sanidad autoriza la selección genética de embriones para prevenir el cáncer de mama

La lista de startups similares no para de crecer, e incluye otras como Orchid Health y LifeView. ¿Qué tienen todas en común? Según explican Julia Brown, profesora de la Universidad de California en San Francisco, que investiga la ética de las tecnologías genéticas prenatales, y Daphne Martschenko, del Stanford Center for Biomedical Ethics, detrás del auge de estas empresas relacionadas con la fertilidad están multimillonarios como Peter Thiel (cofundador de PayPal junto a Elon Musk) o Sam Altman (Open IA), de manera que este negocio ya se puede considerar "el próximo boom de Silicon Valley".

De hecho, citan el caso de una pareja de influencers estadounidenses, Simone y Malcolm Collins, activistas a favor de la alta natalidad, que promocionan estas técnicas como una forma de seleccionar los mejores rasgos para "una crianza con poco esfuerzo". Estos padres no quieren hijos con problemas de salud mental. Sin embargo, al parecer, no tendrían problema en seleccionar embriones que tengan una predisposición al autismo, ya que "se identifican orgullosamente como autistas", apuntan las expertas. ¿Es posible diseñar "superbebés" libres de enfermedades, más inteligentes y con rasgos de personalidad concretos?

placeholder Fecundación 'in vitro'. (iStock)
Fecundación 'in vitro'. (iStock)

Las técnicas de reproducción asistida trabajan desde hace tiempo con el diagnóstico genético preimplantacional, una técnica reservada para parejas que pueden transmitir alguna enfermedad a su descendencia, aunque ellos no la padezcan (técnicamente, son portadoras de mutaciones recesivas en un mismo gen asociado con esa patología). Tras la fecundación in vitro, la clínica realiza una biopsia a cada embrión y obtiene células para llevar a cabo un análisis genómico. Así, se aseguran poder seleccionar los embriones que no van a desarrollar la enfermedad. En España, la ley sobre reproducción humana asistida de 2006 establece que solo se puede usar para prevenir este tipo de problemas.

¿Están vendiendo humo?

Sin embargo, ¿realmente sería posible utilizar el diagnóstico genético preimplantacional para objetivos más ambiciosos, como tener un niño más inteligente? "Es un engaño", afirma a El Confidencial Lluis Montoliu, investigador del Centro Nacional de Biotecnología (CNB-CSIC) y experto en genética. "Están asumiendo como certeza un juego de probabilidades que no va a servir para lo que supuestamente se está seleccionando". Existen mutaciones asociadas a un genotipo, que determinan con total seguridad la aparición de ciertas enfermedades genéticas y algunos rasgos físicos, como ser pelirrojo. Sin embargo, hay otro tipo de variantes que solo indican probabilidades. Por ejemplo, "una mutación en un oncogén nos está diciendo que puedes desarrollar un cáncer, pero no quiere decir que lo vayas a desarrollar", comenta el experto.

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ADN.

En ese sentido, hay que tener en cuenta que "la genética es una parte importante de la ecuación, pero no toda la ecuación". La interacción con el entorno es fundamental. "Puedes tener una predisposición a tener un cáncer de mama, pero si te cuidas, no fumas, no bebes y tienes una vida equilibrada, es posible que la contrarrestes", explica Montoliu. Por el contrario, "si eres una persona sin esa predisposición genética, pero fumas dos cajetillas al día y bebes tres litros de alcohol, la probabilidad de que lo desarrolles es muy importante". Si el ambiente es clave incluso en procesos biológicos, lo es aún más en cuestiones como el intelecto, relacionadas con el desarrollo de la personalidad y los estímulos sociales.

Además, el problema de raíz es que resulta imposible localizar en nuestro ADN la gran mayoría de nuestros rasgos, especialmente, la inteligencia y otros relacionados con el ámbito de la psiquiatría. En ese sentido, el diagnóstico genético preimplantacional "tiene una precisión y una utilidad muy limitadas", advierten las expertas Brown y Martschenko. Hoy en día, establecer una relación directa entre un gen o una mutación y características de personalidad no es más que una ilusión y, probablemente, siempre lo será, porque el genoma es mucho más complejo.

placeholder Fecundación 'in vitro'. (EFE)
Fecundación 'in vitro'. (EFE)

Antes de que se lograra secuenciar el genoma humano, los expertos apostaban a que tendríamos más de 100.000 genes. Sin embargo, "la realidad es que solo tenemos 20.000", recuerda el experto del CNB-CSIC, "porque cada uno realiza cinco, 10 o 20 funciones distintas". Por eso, es imposible seleccionar ciertos rasgos en un embrión sin que esa decisión tenga efectos colaterales. "Podrías preseleccionar variantes fijándote en un parámetro concreto, por ejemplo, el incremento de masa muscular; pero es probable que esos genes tengan otro papel, por ejemplo, en la actividad renal. De esa manera, estarías aumentando músculo, pero podrías tener problemas de riñón", comenta. "Es muy peligroso jugar con esto si no se tiene el conocimiento debido, y no tenemos ese conocimiento", añade.

Más cerca de una distopía

En definitiva, lo que venden estas empresas de EEUU no es del todo real, pero si lo fuera, ¿deberíamos aplicarlo? "Mi respuesta es clara, como investigador estoy para hacer que la gente enferma se convierta en sana. No estoy para aumentar las diferencias entre las personas, no quiero que una persona tenga capacidades adicionales a las que podría tener de forma natural, me parece un despropósito y éticamente inaceptable", asegura Montoliu, que presidió el Comité de Ética del CSIC hasta 2022.

La "mejora genética" prometida por estas compañías estadounidenses "no es más que un eufemismo de la eugenesia", lamenta el científico, en referencia a la selección de las personas basada en caracteres prefijados para un supuesto perfeccionamiento del ser humano. "Esto es terrible, ya se inventó a principios del siglo XX en estados como California, Virginia y Carolina del Norte, cuando empezaron a esterilizar a miles de personas discapacitadas porque, según su criterio, no era normal que esta gente dejara descendencia", recuerda. Esos experimentos fueron el precedente que llevó los médicos de la Alemania nazi a buscar la pureza racial. Por eso, cualquier paso en esa dirección hace saltar las alarmas de los expertos.

En España, los límites están claros. El diagnóstico genético preimplantacional se utiliza para evitar el nacimiento de niños que puedan tener enfermedades graves para las que no hay cura. La ley de 2006, "en ningún momento, dice que podamos usarlo para seleccionar características favorables, como el color de los ojos o las capacidades de un corredor de maratón". De hecho, "la legislación española exige que sea un profesional sanitario especializado en genética quien solicite los análisis, los reciba y se los explique al paciente". Aunque también existen los test genéticos directos al consumidor —que los especialistas llaman "recreativos"— que prometen revelar cuál es la ascendencia de una persona o localizar parientes, no se pueden utilizar para cuestiones médicas.

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Sin embargo, en EEUU las iniciativas del mundo privado escapan a ese tipo de regulación. "Es algo que no se puede hacer con dinero federal, pero las clínicas privadas no tienen muchos límites mientras no ocasionen un daño explícito", apunta el investigador del CNB-CSIC. Resulta curioso pensar que, si realmente fuera posible la "mejora genética" que prometen para la siguiente generación de familias ricas, estarían socavando aún más el ascensor social que promete el sueño americano. Al menos, el protagonista de Gattaca consigue burlar al sistema eugenésico para tratar de cumplir su gran aspiración, viajar al espacio.

La película Gattaca, estrenada en 1997, muestra un futuro distópico en el que la mayoría de los niños son concebidos a través de fecundación in vitro y con técnicas de selección genética para garantizar que heredan los mejores rasgos de sus padres. Esta práctica ha dado lugar a una sociedad que discrimina a personas como Vincent, el protagonista, que ha nacido de forma natural y tiene un problema de corazón que le condena a dedicarse a los peores trabajos. A estas alturas del siglo XXI, quizá ha llegado el momento de preguntarse cómo de cerca estamos de convertir este filme de culto en una profecía cumplida.

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