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Este químico explica por qué el cambio climático es el mayor fallo de mercado de la historia
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ENTREVISTA CON AKSHAT RATHI

Este químico explica por qué el cambio climático es el mayor fallo de mercado de la historia

Es más barato salvar el mundo que destruirlo. Frente al catastrofismo inoperante, la sociedad ha empezado a desarrollar las soluciones necesarias para afrontar la crisis climática.

Foto: El ingeniero químico y periodista de Bloomberg News, Akshat Rathi. (Cedida)
El ingeniero químico y periodista de Bloomberg News, Akshat Rathi. (Cedida)
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Es más barato salvar el mundo que destruirlo. Frente al catastrofismo inoperante, la sociedad ha empezado a desarrollar las soluciones necesarias para afrontar la crisis climática. Esa es la tesis de Climate Capitalist. Winning the Global Race to Zero Emission. Su autor, el ingeniero químico y periodista de Bloomberg News Akshat Rathi recorre el mundo contando casos de tecnologías y políticas exitosas, o al menos prometedoras, frente a un mundo en llamas. Nos recibe en la inmensa sede de Bloomberg en Londres, donde prepara su pódcast climático Zero.

- PREGUNTA: Dice en el libro que el cambio climático es el mayor fallo del mercado de la historia. ¿Cómo puede ser el capitalismo la solución y la causa del calentamiento global?

- RESPUESTA: El capitalismo se ha gestionado hasta el momento para buscar beneficios, pero con un coste a la sociedad que no ha sido incluido en los cálculos de esos beneficios. La contaminación tiene un impacto negativo en la sociedad y, en vez de pagarlo las empresas que la emiten, lo pagan las personas. Por un tiempo se aceptaba porque ayudaba a desarrollar las sociedades y porque no conocíamos cuán grande era su impacto. Ahora ha empezado a afectar a los negocios.

- PREGUNTA: ¿Podría poner un ejemplo?

- R: Perrier, la marca francesa de agua mineral de lujo, tiene como fuente un único manantial a gran profundidad. Por ser supuestamente pura y limpia pueden venderla sin filtrar. Pero han descubierto que tiene contaminación de plaguicidas y sustancias fecales, un problema creciente por las sequías e inundaciones en la zona. Cada vez más empresas sufren directamente los impactos negativos de la contaminación y el cambio climático. Las empresas que reconocen el problema ya están empezando a reaccionar, pero todavía hay muchas que no. Desde el punto de vista de las soluciones, el capitalismo por fin se ve obligado a tener en cuenta el coste de la contaminación y cambiar así la forma de conseguir beneficios. No basta con obtener beneficios contaminando, hay que obtener beneficios contaminando menos.

- P: Jason W. Moore, historiador, geógrafo y profesor en la Universidad de Binghamton (Estados Unidos) propone usar el término capitaloceno en vez de antropoceno para definir la actual era geológica porque, según él, el gran cambio planetario actual se inicia con la Edad Moderna y el advenimiento del capitalismo, no la humanidad que existe desde hace milenios.

- R: Es un punto de vista interesante decir que el sistema económico es el problema, que lo es. Pero decir que no es culpa de los humanos es erróneo porque los sistemas económicos son gestionados por personas para personas.

- P: Es un sistema gestionado por personas pero para obtener beneficios económicos privados, no para el bien colectivo de la humanidad

- R: El afán de lucro solo funciona si hay algún beneficio para los humanos. Si no hay beneficio para los humanos, los humanos que están permitiendo ese sistema de beneficios necesitan cambiarlo, porque ningún sistema económico funciona en el vacío. Siempre funciona en tándem con el gobierno, que determina lo que puede ser un mercado, y con consumidores que sólo consumen porque se están beneficiando del sistema. Si dejan de beneficiarse del sistema, cambian el sistema.

placeholder El ingeniero químico y periodista de Bloomberg News, Akshat Rathi. (Sofia Yang Martinez)
El ingeniero químico y periodista de Bloomberg News, Akshat Rathi. (Sofia Yang Martinez)

-P: Aunque los países desarrollados son los principales responsables históricos del cambio climático, en su libro usted habla de otros países como China e India que están liderando los cambios para frenar el cambio climático.

-R: El problema se debe a la acumulación de emisiones de gases de efecto invernadero, generada principalmente por los países ricos. Ahora todo el mundo sufre el impacto. Pero si eres un país rico, puedes hacer frente a los impactos más fácilmente que si eres un país pobre. Eso deja a los países pobres con más sufrimiento del que pueden afrontar. Al mismo tiempo, quieren crecer económicamente. Tienen el potencial, los recursos naturales y el talento humano para hacerlo. Pero necesitan fuentes de energía para crecer. India y China usaron al principio combustibles fósiles porque era la opción más barata. Ahora reconocen que la energía limpia es más económica en muchos lugares, aunque no siempre está disponible. También admiten que, aunque ahora tengan combustibles fósiles, en algún momento se acabarán porque son finitos, mientras que la energía renovable es infinita. Así que si construyen la industria que pueda captar energía renovable, se beneficiarán de ello, e incluso podrían exportar esas tecnologías a otros países que las quieran.

-P: Que es precisamente lo que ha hecho China..

Ha construido el mayor despliegue de energía solar del mundo y de fabricación de paneles solares. Lo mismo con las baterías y los coches eléctricos. Ahora lo está haciendo también con el hidrógeno. Y La India también está viendo ese potencial. Está desplegando la energía solar a un ritmo muy rápido. Ahora está empezando a construir una industria de baterías. Los países pobres tienen la oportunidad de pasar de los viejos combustibles fósiles a las energías limpias y, de paso, ser competitivos en comparación con los países ricos. Estados Unidos no tiene una base de fabricación de energía solar.

- P: Elon Musk no es el gran promotor del coche eléctrico, es Wan Gang.

- R: Tesla como empresa ha estado a la vanguardia de la electrificación y de la creación de coches geniales. Pero China es el mayor fabricante mundial de coches eléctricos. Y lo han hecho copiando un modelo de Estados Unidos, al tener como objetivo construir una industria que fuera competitiva a nivel mundial. Así resolvería parte de la demanda de su propia población y resolvería algunos de los problemas derivados del uso de combustibles fósiles. Esa combinación de motivos le permitió ser capaz de perseguir algo durante un largo periodo.

placeholder Wan Gang, en una imagen de archivo. (Reuters)
Wan Gang, en una imagen de archivo. (Reuters)

- P: Wan Gang era un exitoso ingeniero chino en la industria automovilística alemana hasta el año 2000.

- R: Ese año defendió ante los dirigentes chinos construir un nuevo tipo de vehículo con energía limpia con esa doble ventaja que he mencionado. El Gobierno financió su proyecto y dirigió el programa durante ocho años. Demostró que podía construir cientos de coches y autobuses eléctricos para los Juegos Olímpicos de Pekín y fue nombrado ministro de Ciencia y Tecnología. Desde su nuevo puesto subvencionó gran parte de la fabricación de baterías de iones de litio y de coches eléctricos.

- R: El Estado marcando el camino al mercado.

- R: Pero las subvenciones eran en realidad sólo una pequeña fracción. La mayor parte del dinero provino de inversores privados como Warren Buffett. Cuando combinas la dirección del gobierno con el dinero de inversores privados y le das una certeza a largo plazo, logras el gigante del coche y el autobús eléctrico. Europa y Estados Unidos no son capaces de alcanzarlo y ahora están intentando poner aranceles para tratar de proteger su propia industria.

- P: La Comisión Europea propone el Green New Deal, pero cuando llega un coche eléctrico más barato que el europeo y el estadounidense para descarbonizar el transporte le pone palos en las ruedas.

- R: Los gobiernos tienen un problema: necesitan dar trabajos a sus habitantes aunque las industrias se vayan a otros países. Los aranceles son una forma de afrontarlo, pero aumentan el coste de las importaciones. Así que hay que ser inteligente con el tipo de aranceles que se ponen. Si estás pensando en construir una industria solar es una mala idea ponerle un arancel porque construir esa industria cuando hay dos o tres veces más capacidad en China que en el resto del mundo nunca podrás competir contra ella. Vas a seguir invirtiendo dinero en tus propias fábricas y nunca llegarás a ser competitivo con China.

- P: ¿Ocurre lo mismo con las tasas al coche eléctrico chino?

- R: La construcción de una industria de baterías y automotriz tiene que ser local. Poner aranceles tiene sentido, pero no puede ser determinado por la industria automovilística europea. Tiene que ser pensado por el gobierno. Si no se adoptan otras medidas para aumentar la competitividad, los aranceles sólo aumentarán el coste de la transición ecológica y no ayudarán realmente a la población de los países europeos. Los gobiernos deberían guiarse por el beneficio público, que ahora mismo es garantizar la lucha contra el cambio climático y adaptarnos a un mundo que se calienta.

Foto: La mina a cielo abierto de Haizhou en Fuxin, provincia china de Liaoning. (Getty/VCG)

- P: Volviendo a China, decías que logra ser líder del vehículo eléctrico gracias a una certeza a largo plazo. ¿No tener elecciones cada cuatro años y poder elaborar planes económicos con mayor certidumbre es más útil o rápido para afrontar el cambio climático?

- R: No, aunque existe esa tentación de pensar por el caso chino que en las democracias no se pueden construir industrias verdes. Daniel Fioreno, un académico de Estados Unidos, ha escrito un libro titulado ‘¿Puede la democracia hacer frente al cambio climático?’. Su conclusión es que, aparte de China, cualquier otro país que no tiene democracia no lo está haciendo bien en materia climática: Rusia, Arabia Saudí, Siria… En una democracia es la gente la que decide al menos hacia dónde quiere que vaya la sociedad. La gente piensa en su propio interés y se está dando cuenta de que el cambio climático es algo que tienen que abordar. No puedes confiar en dictadores, aunque haya un dictador verde en el mundo.

- P: ¿Y qué ocurre con las economías centralizadas? China no está totalmente centralizada, pero está más centralizada que muchos países. ¿Tener un mercado libre lleva a una economía más o menos verde que una economía más centralizada?

- R: La economía china está más dirigida por el Estado, pero sigue siendo una economía capitalista. Lo que se consigue con el capitalismo es que a las personas emprendedoras se le ocurren ideas que compiten en un mercado abierto, donde ganan las mejores ideas que proporcionarán los mayores beneficios a la sociedad. Pero tiene que ocurrir en un lugar en el que los gobiernos garanticen que esos beneficios lleguen realmente a la sociedad, sin perjudicarla. En una economía capitalista hay más empresarios si existe un mercado abierto en el que las ideas pueden competir. Y es lo que está haciendo China, aunque de una manera dirigida por el Estado, donde está muy claro qué tipo de competencia está permitida y en qué tipo de ideas se puede invertir. En las democracias occidentales, el papel del gobierno es menor, pero tenemos que reconocer que una combinación saludable de gobierno y mercado es lo que más beneficia a la sociedad.

placeholder Ilustración: Reuters/Flaurence Lo.
Ilustración: Reuters/Flaurence Lo.

- P: A lo largo de todo el libro el apoyo estatal es crucial en todos los sectores.

- R: Especialmente para las nuevas industrias: internet, chips de ordenador, biotecnología, líneas aéreas, industria del automóvil… Todos ellos, cuando estaban empezando, eran muy caras y nada rentables. Pero el beneficio era enorme para la sociedad. Así que los gobiernos crearon subvenciones, normas beneficiosas o construyeron infraestructuras. En Estados Unidos la industria automovilística no podría haber sido tan grande sin que el gobierno construyera la red de carreteras durante la década de 1930 como una forma de reactivar la economía después de la Gran Depresión y de crear infraestructuras.

- P: ¿Cómo de importante es el Acuerdo de París en 2015 en hacer más verde la economía?

- R: Los mercados y las empresas persiguen beneficios, pero solo pueden obtener beneficios si tienen una licencia social para obtenerlos. Si la pierden, sus productos son boicoteados y las compañías quiebran. Cuando las empresas ven que países como el Reino Unido adoptan una ley sobre el cambio climático en 2008 o que todos los países del mundo se unen y dicen que el clima es un problema real con el Acuerdo de París lo toman como una señal. Una señal del mercado de que, tal vez no hoy ni el año que viene, vamos a ver regulaciones porque los países van a querer alcanzar sus objetivos climáticos porque lo han dicho públicamente. El Acuerdo de París ha sido más eficaz como una gran señal para el mercado porque las propias normas del Acuerdo no han sido tan eficaces al no haber un castigo real si no cumples con tu objetivo.

- P: Otro aspecto clave que en tu libro es el efecto de la guerra árabe-israelí de 1973 y cómo incentivó la investigación en energías verdes y en la reducción del consumo de energía. Ahora tenemos una nueva especie de ‘guerra árabe-israelí’. ¿Cómo podría afectar a la acción climática, por ejemplo, que Irán bloquee el estrecho de Ormuz?

- R: La geopolítica determina nuestras vidas mucho más de lo que la gente cree porque hace que los gobiernos piensen a largo plazo. La crisis del petróleo de 1973 dio forma a gran parte del mundo que vino después porque fue entonces cuando petroleras como ExxonMobil comenzaron a invertir en energías alternativas. La batería de iones de litio nació en un laboratorio suyo. También se impulsó la fabricación del panel solar. En Europa especialmente condujo a mejoras en la eficiencia al no haber apenas petróleo y gas. No sabemos lo que ocurrirá en las guerras que se avecinan, pero ya vimos cuando Rusia atacó a Ucrania cómo Europa dejó rápidamente de importar petróleo y gas rusos. Sí, tuvo que importar algo de otros países durante un tiempo pero Europa ya consume menos combustibles fósiles que en 2019 y sigue cayendo su demanda. Ha obligado a países como Alemania a acelerar el despliegue de energías renovables. Está claro que si consumes menos combustibles fósiles y tienes más producción nacional de energía, más seguro estás. Así que los países de todo el mundo están alejándose de los combustibles fósiles, no sólo como un imperativo climático, sino por seguridad.

- P: También en 2019 fue el pico de las protestas climáticas. Luego llegó la pandemia y aún no se ha recuperado. ¿Cabe la esperanza?

- R: No se ha recuperado no sólo por la pandemia, sino también porque los gobiernos han impulsado leyes que han dificultado la labor de los activistas, especialmente aquí en el Reino Unido. Las protestas climáticas no han vuelto de la misma manera no porque a la gente no le importe el cambio climático, porque los problemas no hacen más que empeorar, sino porque los gobiernos han dificultado que los activistas hagan oír su voz y eso ha sido un problema.

- P: Pero los partidos y movimientos negacionistas y obstruccionistas están ganando más posiciones de poder político y mediático en muchos países como en España.

- R: Cierto, pero Teresa Ribera ha conseguido su puesto de comisaria en la Unión Europea por hacerlo bien con el clima. En las elecciones de julio del Reino Unido el Partido Verde han ganado votos y escaños. También ha pasado en los países nórdicos en general. Pero es una de cal y una de arena. En Alemania, los partidos verdes han disminuido. Ese vaivén va a ocurrir. Es la competición de ideas. Pero hay que asegurarse de que la gente esté bien informada sobre el problema para que no tome decisiones políticas basadas en la desinformación de las redes sociales.

placeholder Bill Gates. (Reuters/Stephanie Lecocq)
Bill Gates. (Reuters/Stephanie Lecocq)

- P: Cuentas la importancia que ha tenido Bill Gates en el desarrollo de la energía renovable, pero teorías conspiranoicas aparte, el periodista Tim Schwab en 'El problema de Bill Gates' cuenta cómo el multimillonario no está donando dinero, sino comprando influencia y los problemas que suponen su defensa de las patentes de las vacunas.

- R: Hay una gran crítica que se puede hacer a los multimillonarios en general. Estamos sentados en la oficina de uno: tienen un tremendo poder sobre nuestras vidas porque tienen tanto dinero que pueden modificar lo que hacen los gobiernos. La respuesta a ese problema es que la gente vote a los políticos que regularán a los multimillonarios y reduzcan la desigualdad entre las personas. En clima y salud, lo que ha hecho Bill Gates ha sido bastante impresionante. Ha utilizado sus miles de millones para conseguir que los gobiernos destinen más miles de millones a las causas que él considera importantes. Los gobiernos deben tomar esa decisión de forma bien informada. Gates se ha ocupado de cuestiones beneficiosas como intentar eliminar la polio o reducir la mortalidad infantil al nacer. Pero en cuanto al clima ha sido diferente. No ha intentado implicar tanto al gobierno sino que participen otros actores privados porque en ese sector no está intentando ser altruista o caritativo. En el campo climático está muy orientado al beneficio y dirige una empresa con ánimo de lucro llamada Breakthrough Energy. Lo que ha intentado hacer es crear “capital paciente” para abordar el reto de que las tecnologías climáticas necesitan más tiempo y más inversión. Corresponde a los inversores privados ver si las tecnologías que él apoya son las que merecen la pena o si deberíamos invertir en otras tecnologías. Pero también corresponde a los gobiernos decidir, de forma independiente y bien informados, qué tipo de tecnologías deben incentivar porque muchas de estas tecnologías necesitan el apoyo del gobierno para crecer. Los multimillonarios tienen la capacidad de determinar las prioridades de dónde ponen sus miles de millones, pero no pueden dictar a dónde va la gran mayoría del dinero del mundo. Eso depende de los gobiernos.

- P: Hace un año que publicaste el libro. ¿Qué añadirías ahora?

- R: El libro son historias de éxito que están funcionando a escala en todo el mundo. Pero hay tantas cosas que no están haciendo: el hidrógeno verde, la carne cultivada en laboratorio, el fondo de pérdidas y daños para pagar los daños climáticos en las partes más pobres del mundo… Escribiría un capítulo sobre las inversiones de los países ricos en los países pobres porque están empezando a aumentar. Como cada capítulo tiene un personaje, elegiría a Avinash Persaud, un economista de Barbados que ha ideado una serie de soluciones para que los inversores del mundo rico inviertan en los países en desarrollo para posibilitar soluciones climáticas.

- P: ¿Se están aplicando ya estas soluciones para la inversión climática en países en desarrollo?

- R: Algunas sí. Una que se está desplegando actualmente con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) es la garantía de cambio de divisas. Si eres un inversor estadounidense o europeo y quieres invertir en Brasil, el BID garantizará un tipo de cambio. Así siempre obtendrás la misma cantidad de libras o dólares en función del número de reales que se produzcan o generen en las inversiones que hagas. Incluso si hay fluctuaciones en la moneda, lo que ocurre mucho más en los países en desarrollo. De este modo, los inversores se sienten más seguros y creen que pueden invertir en el país, eliminando un factor de riesgo. Persaud está estudiando cómo conseguir que los inversores compren los libros de préstamos de los bonos verdes en los países en desarrollo. Si se añaden capas y capas de estas soluciones, billones de dólares pueden ir a los países en desarrollo, que es lo que necesitamos para hacer la transición ecológica.

Es más barato salvar el mundo que destruirlo. Frente al catastrofismo inoperante, la sociedad ha empezado a desarrollar las soluciones necesarias para afrontar la crisis climática. Esa es la tesis de Climate Capitalist. Winning the Global Race to Zero Emission. Su autor, el ingeniero químico y periodista de Bloomberg News Akshat Rathi recorre el mundo contando casos de tecnologías y políticas exitosas, o al menos prometedoras, frente a un mundo en llamas. Nos recibe en la inmensa sede de Bloomberg en Londres, donde prepara su pódcast climático Zero.

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