La experta a la que llaman cuando hay un desastre explica qué ocurrió en Valencia
La mayor conocedora de la ciencia de los desastres a nivel global, Easthope es la primera persona a la que el gobierno británico llama cuando ocurre algo grave
Lucy Easthope tenía diez años en 1989, cuando tuvo lugar la tragedia de Hillsborough, durante un partido entre el Nottingham Forest y el equipo de su ciudad natal, Liverpool. 97 personas murieron aplastadas. Easthope estaba viendo el partido con su padre y algunos de sus compañeros de colegio estaban en el partido. "¡Que alguien haga algo!", gritó.
La experiencia le marcó para el resto de su vida. No solo le enseñó la importancia que tenía tratar a los supervivientes meses o incluso años después de la tragedia, sino también los errores que se suelen cometer en los procesos de toma de decisiones que provocan que las consecuencias de las tragedias sean aún peores. Después de una tragedia inevitable puede haber muchas otras que se podrían haber sorteado.
A sus 45 años, hoy Easthope es la experta a la que el Gobierno británico llama siempre que ocurre una catástrofe. Ha estado entre bambalinas en el 11-S, el tsunami de 2004, los atentados del metro de Londres o el incendio de la torre de Grenfell. Durante el covid escribió When the Dust Settles (Hodder & Stroughton), en el que recogía 20 años de experiencia en primera línea y que se convirtió en un best seller.
Esta semana, Easthope empezó a tuitear sobre la catástrofe de la DANA de Valencia y, por eso mismo, se mostró dispuesta a colaborar cuando El Confidencial le pidió una entrevista. Ha trabajado sobre el terreno en muchas inundaciones, como las de 2007 en Reino Unido, y unas cuantas cosas de las que ha visto durante los últimos días le han sorprendido. Easthope nos explica qué va a pasar durante las próximas semanas.
"Los datos de muertes seguirán cambiando durante meses e incluso años"
PREGUNTA. ¿Qué le diría a los valencianos en este momento?
RESPUESTA. Es un momento muy complicado, mucho más duro de lo que la gente puede pensar. Dentro de unas semanas, los medios de comunicación pasarán a otra cosa y los valencianos se sentirán muy abandonados. Se suele producir un bajón muy complicado que suele llegar en este preciso momento, y la gente ya está bastante furiosa y frustrada. Creo que las inundaciones son uno de los desastres más difíciles de superar. Hay mucho trabajo de limpieza, muchas pérdidas y un miedo auténtico a que vuelva a ocurrir algo parecido pronto. Toda mi solidaridad con los afectados.
P. ¿Qué deberían tener presente las autoridades en este momento?
R. Lo que os ha ocurrido es lo que llamamos una catástrofe de grandes dimensiones. La gente ha muerto en terribles circunstancias y no han tenido la oportunidad de decir adiós. En la medida de lo posible, es necesario encontrar los cadáveres, apoyar a las víctimas y rendir homenaje a los muertos. Los supervivientes y las víctimas necesitarán apoyo durante años.
Las autoridades deberían dejar muy claro cómo acceder a las ayudas y trabajar con la gente y los negocios privados para garantizar que reciban el dinero del seguro. Las inundaciones son extremadamente costosas a nivel económico. La ayuda se reparte mejor a nivel local, pero se necesita apoyo a nivel nacional.
Los políticos a menudo depositan demasiada presión en los cuerpos locales, algo que puede ser contraproducente. Tienden a medir el éxito tras una tragedia a través de los progresos obvios y rápidos: calles y carreteras limpias, capacidades funcionando y las tiendas abiertas de nuevo. Hay una tendencia a olvidar y minimizar el daño. Pero en el campo no es así: los desastres llevan mucho más tiempo de lo que los políticos quieren admitir, así que empiezan a delegar en los cuerpos locales, pensando que cualquier retraso es un fracaso. Los sentimientos psicológicos que acarrea una inundación se olvidan o se minimizan.
P. ¿Qué salió mal el martes 29? ¿Se podrían haber evitado más muertes?
R. Esta clase de eventos son poco probables, pero parcialmente predecibles. Todos los países van a encontrarse en situaciones semejantes durante los próximos años. Inundaciones como estas son situaciones mortíferas y difíciles.
Catástrofes de segundo grado
Uno de los tuits que publicó Easthope hacía referencia a un vídeo donde aparecían las toneladas de comida y bienes que los estudiantes habían acumulado en la Facultad de Derecho de Málaga. "Esto es un desastre secundario", insistió, haciendo referencia a un término que ha utilizado con frecuencia para explicar por qué la mejor de las voluntades puede terminar siendo peligrosa en un contexto de catástrofe.
"Donar bienes de segunda mano a los afectados por una catástrofe es ayudar mal"
P. En cuanto a la gente que quiere ayudar y no sabe cómo hacerlo, ¿qué es lo mejor que pueden hacer?
R. Donar dinero. Apoyar a los servicios locales. Darle tiempo a la gente para que sane y entender que seguirán sufriendo durante años. Gastar su dinero en los negocios locales que hayan sido afectados.
P. Ha hablado en varias ocasiones de los desastres secundarios. ¿Qué puede ocasionarlo en este caso en concreto? Por lo general, recuerda que es mejor donar dinero que bienes. ¿Por qué?
R. La gente tiende a pensar que ayuda cuando donan bienes de segunda mano a las víctimas de una catástrofe, pero es lo que denomino "mala ayuda". Mil años de investigación en todo el mundo nos han enseñado que, cuando estos productos se empiezan a convertir en basura, estás creando una catástrofe secundaria. La gente me odia cuando lo digo, pero las donaciones monetarias son mucho mejores. Por favor, compartid los lugares en los que se pueda confiar y donad dinero allí. Vended vuestros productos de segunda mano y entregad el dinero, pero no llevéis cosas a los albergues.
Cómo gestionar lo ingestionable
Después de un desastre, las fases por las que pasa la sociedad suelen ser las mismas. Primero, una luna de miel en la que todo el mundo arrima el hombro. Después, llega la furia, el desencanto y el momento en el que las víctimas se dan cuenta de todo lo que han perdido, que suele coincidir con el instante en el que la atención mediática se desvía hacia otro asunto. Es entonces cuando aparece la crítica, pero como la propia experta señala en una entrevista con Wired, a veces estas fases son cada vez más cortas.
"En un desastre no hay buenas decisiones, solo hay decisiones menos malas", explicaba en dicha entrevista. "Cada decisión acarrea distintas consecuencias". Por ejemplo, uno de los grandes errores durante la pandemia del Gobierno británico (al que ella misma asesoraba) fue su incapacidad para mitigar el impacto de los efectos de las decisiones que tuvieron que tomar.
P. Hay un debate alrededor de quién debería liderar esta situación: probablemente los Gobiernos locales, como en este caso la Generalitat de Valencia, son los que mejor lo pueden hacer, ¿verdad?
R. Las instituciones locales deberían liderar porque conocen bien sus comunidades, pero necesitan apoyo a nivel estatal. Hay que llevar la ayuda donde está la gente. En el Reino Unido utilizamos centros como las bibliotecas o los polideportivos para que la gente pueda informarse, rellenar documentos, etc. Las ONG y otras instituciones de voluntarios son magníficas, pero necesitan a alguien que las dirija.
P. Hay otro debate alrededor de por qué no tenemos datos actualizados sobre las muertes y los desaparecidos. ¿Es tan importante esta clase de información?
R. Es muy importante, pero es probable que los datos sean inciertos durante mucho tiempo. Los datos de muertes seguirán cambiando durante meses e incluso años. A veces, en las inundaciones, los cadáveres son arrastrados a los ríos y los mares y su recuperación puede llevar semanas. También habrá desinformación y errores. Es muy importante que las familias reciban apoyo en este momento.
"Me sorprendió la visita del rey y del presidente: la furia era previsible"
P. Ha habido mucha agitación política desde hace ya una semana. ¿Le sorprende? Por lo general, las críticas suelen aparecer en un momento posterior.
R. Las críticas políticas suelen aparecer cada vez antes y a veces surgen ya el mismo día. En la visita de la Familia Real y del presidente, deberían haberlo tenido en cuenta. Me sorprendió mucho: la furia hacia ellos era claramente previsible. Esto me sugiere que vuestras autoridades necesitan prestar más atención a las críticas.
No estamos preparados
El lunes, The Guardian publicó una columna de opinión de la climatóloga alemana Friederike Otto en la que explicaba que una de las razones para que el número de muertes en España haya sido tan elevado es que Europa aún no ha aceptado la nueva realidad climática, algo que ya ocurrió en otras catástrofes semejantes como la de Alemania en 2021. "Los europeos necesitamos aprender para un futuro que está comenzando", explicaba. "Más urgentemente, necesitamos aprender en un mundo de cambio climático". Easthope añadía: "Os prometo que en el Reino Unido no estamos más preparados".
P. ¿Qué podemos esperar que ocurra durante los próximos días?
R. La gente tendrá problemas para entender cómo algo así ha sido posible en una economía occidental moderna. Algunos de ellos lo han perdido todo. Durante las primeras semanas, lo único que puedes hacer es aprovisionarte y empezar a calcular los daños. Es importante que los niños empiecen a tener cierta normalidad, que vuelvan al colegio e incluso que puedan hacer algo divertido o practicar deporte. Han pasado por demasiadas cosas durante los últimos años. He trabajado con niños españoles antes y después de inundaciones y ellos mismos eran muy claros sobre lo que necesitaban.
Cuando he trabajado con familias que han sido víctimas de inundaciones, durante las primeras semanas intento detenerles cuando intentan tirar sus efectos personales e intento que vean si pueden salvar algunos documentos o fotografías. La pérdida de un hogar es una pérdida terrible, como lo es perder un negocio. Hace falta que nos cuidemos unos a otros.
Lucy Easthope tenía diez años en 1989, cuando tuvo lugar la tragedia de Hillsborough, durante un partido entre el Nottingham Forest y el equipo de su ciudad natal, Liverpool. 97 personas murieron aplastadas. Easthope estaba viendo el partido con su padre y algunos de sus compañeros de colegio estaban en el partido. "¡Que alguien haga algo!", gritó.
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