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Ni una bomba nuclear ni un megatsunami: el día más mortífero de la historia ocurrió en 1556
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En Shaanxi, China

Ni una bomba nuclear ni un megatsunami: el día más mortífero de la historia ocurrió en 1556

La historia de la humanidad está repleta de días negros. Sin embargo, ninguno de ellos tuvo unas consecuencias tan dramáticas como este

Foto: Recreación por IA de un evento catastrófico (Freepik)
Recreación por IA de un evento catastrófico (Freepik)

A lo largo de la historia de la humanidad, los desastres naturales han dejado una huella profunda en las sociedades, cobrando millones de vidas y alterando el curso de civilizaciones enteras. Desde las devastadoras erupciones volcánicas hasta los tsunamis y terremotos más poderosos, estos eventos han demostrado el poder destructivo de la naturaleza.

Fenómenos como la erupción del volcán Krakatoa, que en 1883 originó más de 36.000 muertes, o el tsunami de Sumatra, que en 2004 le costó la vida a casi 228.000 personas, son buenos ejemplos de cómo estos eventos pueden causar mayores estragos, incluso, que la mano del hombre. Por ejemplo, las bombas de Hiroshima y Nagasaki causaron en torno a 105.000 muertos inmediatos, aunque con el paso de las semanas la cifra llegó a los 180.000.

Sin embargo, ninguno de estos eventos catastróficos se acerca a las cifras de muertos que dejó el terremoto de Shaanxi, China, el 23 de enero de 1556. Actualmente, se estima que causó el fallecimiento de unas 300.000 personas en cuestión de minutos. La mayoría de los heridos fallecieron al cabo de pocas horas o días, mientras que el resto pereció a causa de la hambruna y los brotes epidémicos que se originaron.

Cómo fue el terremoto

Con una magnitud estimada entre 8 y 8.3 grados en la escala Richter, el seísmo afectó gravemente a las zonas rurales del noroeste de China, especialmente a aquellas donde muchas personas vivían en cuevas excavadas en laderas, que se derrumbaron durante el temblor. El epicentro del terremoto se situó cerca de la ciudad de Huaxian, y las fallas de Weinan y Huashan contribuyeron a los deslizamientos de tierra que incrementaron el número de víctimas.

Foto: Una mujer abanicándose en Valencia. (EFE/Biel Aliño)

Como dijimos antes, muchas de las personas que no fallecieron a causa del derrumbe de sus casas o de los deslizamientos de tierra posteriores al terremoto, perecieron poco después por la hambruna originada y las enfermedades que brotaron. La cifra de 830.000 muertos es especialmente significativa si se tiene en cuenta que, en aquel momento, la población del planeta no alcanzaba los 500 millones de habitantes.

Sin embargo, esta no fue la única ocasión en la que China sufrió un terremoto de consecuencias devastadoras. En 28 de julio de 1976 tuvo lugar el Gran Terremoto de Tangshan, que costó la vida a 655.000 personas (aunque los datos oficiales hablaron de 'solo' 242.000). Aunque el número de muertes es escalofriante, los mejores medios de los que disponía el país en esa época y la ayuda internacional de los aliados del país asiático consiguieron que sus efectos no se arrastraran tanto en el tiempo.

A lo largo de la historia de la humanidad, los desastres naturales han dejado una huella profunda en las sociedades, cobrando millones de vidas y alterando el curso de civilizaciones enteras. Desde las devastadoras erupciones volcánicas hasta los tsunamis y terremotos más poderosos, estos eventos han demostrado el poder destructivo de la naturaleza.

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