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De vuelta a 1991: este lugar es un ejemplo de lo que pasa cuando no se vacuna a los niños
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Oregón, Estados Unidos

De vuelta a 1991: este lugar es un ejemplo de lo que pasa cuando no se vacuna a los niños

Un estado norteamericano está sufriendo el mayor brote de sarampión desde 1991. En el año 2000, la enfermedad fue declarada como erradicada

Foto: Uno de los niños contagiados en un nuevo brote de sarampión (CDC)
Uno de los niños contagiados en un nuevo brote de sarampión (CDC)

El año 2000, el estado norteamericano de Oregón declaró oficialmente que el sarampión había sido erradicado. En aquel momento, las estadísticas oficiales indicaban que menos del 1 % de los niños que asistían a guarderías o a jardines de infancia no estaban vacunados contra esta enfermedad. En 2023, según el Centro de Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés), ese porcentaje se había elevado hasta el 8,2 %.

Esa cifra sitúa a Oregón como el segundo estado norteamericano con mayor número de niños no vacunados contra el sarampión. Solo se ve superado por Idaho, cuya tasa alcanza el 12,1 %. Una muestra clara de la fuerza que tiene el movimiento antivacunas en muchos lugares de los Estados Unidos y que, según la Autoridad de Salud de Oregón (OHA), empieza a ser preocupante. Y es que el organismo considera que cualquier porcentaje inferior al 95 % complica mucho evitar la transmisión sostenida de esta enfermedad infecciosa.

Prueba de ello es el último informe emitido por la OHA, que habla de que ya se han registrado 31 casos de sarampión dentro del estado. Todos los positivos pertenecen a niños que no han sido vacunados. Según Paul Cieslak, director médico de enfermedades transmisibles e inmunización de dicho organismo, “hay que remontarse a principios de la década de 1990 para ver cifras de casos tan altas".

El problema es la no vacunación

“La razón por la que erradicamos la enfermedad fue la elevada tasa de vacunación, que generó altos niveles de inmunidad en la población”, prosigue el doctor Cieslak. Posteriormente, indica que “por desgracia, hemos asistido a una reducción importante en el número de personas que se vacunan contra el sarampión”, lo que ha dado lugar a este repunte.

Conviene recordar que el sarampión es uno de los virus más infecciosos que se conocen. De hecho, es capaz de mantenerse en el aire dentro de espacios cerrados hasta dos horas después de que una persona contagiada estuviese en él. En este tipo de situaciones, se estima que 9 de cada 10 sujetos no vacunados expuestos terminarán enfermando.

Dichos sujetos son contagiosos desde cuatro días antes de que aparezcan las erupciones características provocadas por el virus, lo que dificulta mucho su control. Más allá de estos síntomas, es habitual que los infectados presenten tos, secreción nasal, conjuntivitis y fiebre alta. No son pocos los casos que exigen hospitalización, ya que el virus puede ocasionar complicaciones muy graves. Entre ellas, neumonía y encefalitis.

Además, se sabe que el sarampión causa 'amnesia inmunitaria', es decir, que elimina anticuerpos responsables de ofrecer respuesta a otros gérmenes, lo que hace que quienes se contagian sean más vulnerables a sufrir otras enfermedades. Por su parte, la vacuna contra el sarampión, que se administra junto a la de la rubeola y la de las paperas y que en España es conocida como 'vacuna triple vírica', tiene una eficacia del 97 %.

El año 2000, el estado norteamericano de Oregón declaró oficialmente que el sarampión había sido erradicado. En aquel momento, las estadísticas oficiales indicaban que menos del 1 % de los niños que asistían a guarderías o a jardines de infancia no estaban vacunados contra esta enfermedad. En 2023, según el Centro de Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés), ese porcentaje se había elevado hasta el 8,2 %.

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