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El último terremoto en Lisboa es un aviso a la Península: podría repetirse la gran catástrofe
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El último terremoto en Lisboa es un aviso a la Península: podría repetirse la gran catástrofe

El seísmo que hace días sacudió Portugal y se notó en España nos recuerda que el golfo de Cádiz es una zona de gran actividad sísmica y que podría generar un gran tsunami

Foto: Operaciones de rescate tras el terremoto de Turquía de 2023. (EFE/EPA/Joao Relvas)
Operaciones de rescate tras el terremoto de Turquía de 2023. (EFE/EPA/Joao Relvas)
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Más de uno se despertó con el susto en el cuerpo este lunes, cuando la tierra tembló poco más tarde de las seis de la mañana. El terremoto, de magnitud 5,5, tuvo su epicentro en el océano Atlántico, al sur de Lisboa, así que se sintió especialmente en Portugal, pero también en todo el oeste de España. Aunque no hubo daños personales ni materiales, los habitantes de Huelva fueron los más afectados. También en Andalucía, Extremadura, Castilla y León y Galicia notaron el seísmo. Algunos incluso temieron un posterior tsunami.

A pesar de que no tuvo mayores consecuencias, para los amantes de la historia, el suceso parecía muy similar a la que está considerada como mayor tragedia natural de la historia de Europa occidental, el terremoto que destruyó Lisboa en 1755. Aunque en aquella época carecían de la instrumentación moderna, se estima que el epicentro se situó en algún punto del Golfo de Cádiz y que la magnitud sería, al menos, de 8,5. Algunas fuentes estiman que las víctimas mortales pudieron superar las 100.000, no solo por el seísmo en sí, sino por los incendios posteriores en la capital portuguesa o el tsunami que arrasó las costas.

Foto: Fuente: iStock.

En España, una encuesta en más de 1.200 localidades encargada por el gobierno de Fernando VI, dejó una exhaustiva relación de daños y contabilizó más de 5.000 muertes, especialmente, por el maremoto en Huelva y Cádiz, donde las olas alcanzaron unos 20 metros de altura. En Europa y en el conjunto del mundo, el terremoto provocó cambios históricos sin precedentes, según los expertos, porque puso en cuestión las explicaciones religiosas de los fenómenos —nació la sismología moderna— y dio paso a transformaciones profundas en la sociedad, el pensamiento y la filosofía.

La cuestión es si, en la actualidad, puede volver a producirse un evento tan catastrófico. ¿Lo que ocurrió hace unos días es un aviso de nuestra vulnerabilidad? “Cabe esperar que terremotos como el de 1755 ocurran en el futuro, con toda probabilidad, aunque algo más al sur que el del pasado lunes”, afirma en declaraciones a El Confidencial Juan Vicente Cantavella, director de la Red Sísmica Nacional del Instituto Geográfico Nacional (IGN). Al revisar los registros históricos, es el primer seísmo de cierta magnitud que se produce exactamente en ese punto, 90 kilómetros al sur de Lisboa y a unos 60 kilómetros del punto más cercano de la costa continental, que sería la localidad de Sines. Sin embargo, “si ampliamos un poco el radio, tan solo 50 o 100 kilómetros, ha habido terremotos como este y mayores”, explica el experto. Uno de los más relevantes ocurrió en 1858, el terremoto de Setúbal, al sur de la capital portuguesa, alcanzó una magnitud de 7,1.

placeholder Sismicidad histórica de la península ibérica y su entorno. (IGN)
Sismicidad histórica de la península ibérica y su entorno. (IGN)

Una zona sísmica muy compleja

En realidad, el motivo de que esta zona sea tan activa sísmicamente se encuentra un poco más al sur, donde convergen dos de las placas tectónicas más grandes del mundo, la euroasiática y la africana. “La línea que va desde Gibraltar hasta las islas Azores produce una serie de tensiones que, al final, generan los terremotos más importantes”, explica el experto. Un mapa elaborado por el IGN a partir de referencias históricas de casi mil años (1048-1923) y con datos de época instrumental (desde 1923 a la actualidad) concentra muchísimos puntos a lo largo de esa trayectoria. No obstante, esas tensiones también se propagan a cierta distancia, como ha ocurrido en esta ocasión, bastante más al norte, mucho más cerca de Lisboa. “En esta zona hay una falla que, realmente, no se conoce demasiado bien, porque hasta ahora no ha provocado terremotos grandes”, comenta Cantavella.

En cualquier caso, “es una zona muy compleja a nivel tectónico”, señala Nahúm Méndez Chazarra, divulgador científico. Este experto, autor del blog Un geólogo en apuros, suele explicar el mecanismo que desata un seísmo con una metáfora muy visual: “Si cogemos un manojo de espaguetis sin cocinar y presionamos desde los extremos, se empiezan a curvar y al final se rompen liberando la energía acumulada en el plegamiento. Aunque vemos las rocas como algo rígido, también tienen cierta plasticidad y son capaces de plegarse hasta que llegan a un límite”.

placeholder Iglesia destruida en Lisboa en 1755. (iStock)
Iglesia destruida en Lisboa en 1755. (iStock)

El problema es que es imposible saber cuándo sucederá. Precisamente, gracias a los datos históricos, en ingeniería suele aplicarse el concepto de periodo de retorno para estimar la probabilidad de que suceda un evento catastrófico a lo largo de la vida útil de determinadas infraestructuras. Esa base sirve, por ejemplo, para aplicar determinadas normativas de construcción. Sin embargo, los científicos alertan de que “crea una sensación de que los terremotos ocurren a intervalos de tiempo regulares y eso no es así”. Aunque la media diga que un determinado evento sucede cada 50 años, “podría no ocurrir nada en 500 o suceder mañana mismo”, destaca el geólogo.

Por eso, Méndez Chazarra destaca que terremotos de una magnitud moderada, como el de este lunes, resultan muy positivos para reforzar la prevención. Por una parte, recuerdan a toda la ciudadanía que la Tierra está viva y que en cualquier momento nos puede dar un susto. “Hay que saber qué hacer y estar preparados”, afirma el experto, una información que encontramos en el propio IGN y en otras instituciones.. Por otra, “resultan muy útiles para comprobar el funcionamiento de los sistemas de alerta y de gestión”.

Una alerta en tu móvil

Precisamente, algunos vecinos de las provincias más próximas a Portugal se enteraron de que se estaba produciendo un terremoto gracias a una alerta recibida en su móvil. ¿En qué consiste exactamente este aviso y por qué no lo recibió todo el mundo? En realidad, no se trataba de ningún tipo de información oficial, sino de un sistema creado por Google para los teléfonos Android. Android Earthquake Alerts System (AEAS) recoge la información de los acelerómetros que emplean los smartphones para muchas de sus aplicaciones. Cuando el suelo tiembla, la suma de los datos de miles o millones de usuarios permite deducir al instante y de forma automática que se está produciendo un terremoto y alertar a los usuarios.

En realidad, cada uno de los móviles recoge una señal muy imprecisa, porque pueden estar apoyados en una mesa, en el sofá o en el bolsillo; pero juntos recogen información valiosa. “La ventaja es que hay muchísimos”, admite el director de la Red Sísmica Nacional, pero no deja de ser un “sistema complementario” frente a la alerta oficial, que también existe, basada en el registro de los sismógrafos. El IGN cuenta con unos 400 puntos donde recoge datos con “instrumentos de alta precisión”, tanto propios como de otras instituciones y de otros países. “Estas señales se procesan automáticamente y, cuando se trata de un terremoto significativo, se envía una alerta a Protección Civil y se ofrece la información al público en general”, explica.

placeholder Simulacro de terremoto en México. (EFE)
Simulacro de terremoto en México. (EFE)

Aunque esta vez no ocurrió, todo está preparado para que todos los ciudadanos de una zona potencialmente afectada puedan recibir el aviso en sus móviles ante un seísmo de gran magnitud a través del sistema ES-Alert. Es el mismo que se utiliza para otras emergencias y catástrofes y se hizo especialmente conocido —y polémico— en septiembre de 2023 cuando los ciudadanos de la Comunidad de Madrid fueron alertados del peligro de fuertes lluvias e inundaciones con motivo de la llegada de una DANA. En otra ocasión, el fuerte pitido y la vibración del móvil podrían estar avisando de un fuerte terremoto.

No obstante, ¿serviría de algo? En realidad, las personas que estén más cerca del epicentro van a ser las más afectadas, pero lo más probable es que no tengan mucho tiempo de reaccionar. Según los geólogos, este tipo de sistemas tiene más sentido en países donde se producen habitualmente seísmos de gran magnitud. Cantavella pone como ejemplo México: si un gran terremoto sacude la costa del Pacífico, las ondas sísmicas tardarán bastantes segundos en llegar a la capital del país, donde habitualmente se producen muchos daños y pérdida de vidas humanas por estos fenómenos.

placeholder Mapa de peligrosidad sísmica en España. (IGN)
Mapa de peligrosidad sísmica en España. (IGN)

En el caso de España, en el mejor de los casos, “si se detecta en la costa de Portugal, podrían pasar ocho o 10 segundos antes de que llegue a Extremadura”, vaticina. Es posible que una rápida reacción evitase algún percance importante o salvase vidas. Sin embargo, en el caso de los terremotos que siente la población española de manera más habitual, de magnitud moderada en el sureste peninsular (especialmente, en provincias como Granada y Murcia), difícilmente la alerta podría llegar antes del propio temblor.

El tsunami que vendrá

En cualquier caso, el aviso tiene mucho más sentido si pensamos en un posible tsunami. Aunque dependerá mucho del punto exacto donde se genere, es probable que un gran seísmo en el golfo de Cádiz pueda tardar en llegar hasta media hora a las costas de Andalucía occidental, estima el experto del IGN, tiempo más que suficiente para que las autoridades locales puedan desalojar las playas y tomar otras medidas. De hecho, ya hay algunas localidades costeras, como Chipiona (Cádiz), que tienen planes muy elaborados frente a este riesgo.

Foto: El tsunami de Japón en 2011 es uno de los más devastadores que se recuerdan (EFE/Franck Robichon)

¿Qué tiene que ocurrir para que un terremoto con epicentro en el Atlántico provoque una ola devastadora en nuestras costas, como pasó en 1755? Lo cierto es que tienen que combinarse varios factores que no siempre aparecen juntos. El primer requisito, por supuesto, es que se trate de un seísmo de una magnitud elevada: los geólogos estiman que debe ser superior a 6. En segundo lugar, tendría que estar cerca de la superficie: una profundidad de menos de 20 kilómetros incrementa mucho las posibilidades (el del pasado lunes estaba justo en ese límite). Finalmente, hay que tener en cuenta que “el terremoto se produce por un desplazamiento de los dos planos de la falla, es decir, de un bloque con respecto al otro”, explica Cantavella, “pero puede ser horizontal o vertical y solo cuando es vertical se genera el movimiento en el fondo que da lugar a la ola”.

Más de uno se despertó con el susto en el cuerpo este lunes, cuando la tierra tembló poco más tarde de las seis de la mañana. El terremoto, de magnitud 5,5, tuvo su epicentro en el océano Atlántico, al sur de Lisboa, así que se sintió especialmente en Portugal, pero también en todo el oeste de España. Aunque no hubo daños personales ni materiales, los habitantes de Huelva fueron los más afectados. También en Andalucía, Extremadura, Castilla y León y Galicia notaron el seísmo. Algunos incluso temieron un posterior tsunami.

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