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El sistema de defensa planetaria de la NASA podría haber provocado una lluvia de estrellas
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Consecuencia de la misión DART

El sistema de defensa planetaria de la NASA podría haber provocado una lluvia de estrellas

El impacto de la sonda DART contra el asteroide Dimorphos podría haber generado una importante estela de escombros. Los primeros podrían llegar a la Tierra en solo 7 años

Foto: Este asteroide sería el responsable de la nueva lluvia de estrellas (NASA/ESA/Hubble)
Este asteroide sería el responsable de la nueva lluvia de estrellas (NASA/ESA/Hubble)

Perseidas, delta acuáridas, líridas... Las lluvias de estrellas tienen algo que nos fascina. Y es que todos hemos ido una noche a un paraje natural al aire libre alejado de la contaminación lumínica para disfrutar del espectáculo que suponen en el cielo nocturno. Se producen cuando la Tierra atraviesa la estela dejada por un cometa o asteroide, la cual suele estar repleta de escombros que se desintegran al entrar en contacto con la atmósfera.

Pues bien, la NASA podría ser la responsable de la primera lluvia de estrellas creada por el ser humano. Para entender cómo es posible, hay que remontarse al 26 de septiembre de 2022. Ese día, la nave de la misión Prueba de Redireccionamiento del Asteroide Doble (DART, por sus siglas en inglés) colisionó contra Dimorphos, un asteroide que orbitaba alrededor de otro más grande llamado Didymos. ¿El propósito? Desviar su trayectoria.

La misión, cuyo objetivo era averiguar si realmente sería posible desviar la trayectoria de un asteroide que se dirigiera hacia la Tierra, fue todo un éxito. La sonda DART se estrelló contra Dimorphos a 24.000 km/h y consiguió reducir el tiempo que tardaba en completar una órbita en 32 minutos. Antes requería de 11 horas y 55 minutos. Ahora, de 11 horas y 23 minutos.

Las consecuencias

Como era de esperar, un impacto a 24.000 km/h debió hacer que se desprendieran multitud de fragmentos de Dimorphos. Pues bien, un equipo de científicos españoles e italianos han publicado un estudio en la revista The Planetary Science Journal (se puede consultar en arXiv) en el que afirman que esos pequeños escombros podrían generar una nueva lluvia de estrellas visible en el futuro desde la Tierra.

En concreto, los investigadores han realizado simulaciones avanzadas en superordenadores para analizar la trayectoria de los millones de partículas resultantes del impacto. Estas simulaciones sugieren que algunos de estos fragmentos podrían alcanzar la atmósfera terrestre en aproximadamente siete años. Las partículas más pequeñas, que viajan a velocidades superiores a 5.000 km/h y tienen un tamaño máximo de 30 centímetros, serían las primeras en llegar.

No obstante, aseguran que es posible que fragmentos más grandes que se muevan a velocidades más lentas lleguen en décadas posteriores y generen un espectáculo mayor. Este fenómeno potencial, que ya ha sido bautizado como “lluvia de estrellas dimórfidas”, no solo ofrecería un evento visual único, sino que también proporcionaría valiosa información científica. Sin embargo, al desplazarse a poco más de 1.000 km/h, podrían tardar en llegar entre 25 y 30 años.

Además, la entrada de estos fragmentos en la atmósfera terrestre permitiría a los astrónomos estudiar la composición de Dimorphos y los procesos de fragmentación que ocurren durante un impacto cósmico. La misión DART ha demostrado que la humanidad posee la capacidad de desviar asteroides que representen una amenaza para la Tierra, al tiempo que resalta cómo nuestra intervención en el cosmos puede desencadenar fenómenos inesperados.

Perseidas, delta acuáridas, líridas... Las lluvias de estrellas tienen algo que nos fascina. Y es que todos hemos ido una noche a un paraje natural al aire libre alejado de la contaminación lumínica para disfrutar del espectáculo que suponen en el cielo nocturno. Se producen cuando la Tierra atraviesa la estela dejada por un cometa o asteroide, la cual suele estar repleta de escombros que se desintegran al entrar en contacto con la atmósfera.

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