El amor no está en el aire, sino en tu cerebro: su reacción depende de si es tu pareja o tu hijo
Un estudio elaborado por investigadores finlandeses muestra qué regiones cerebrales se activan y con qué intensidad. Las personas, lugares y animales producen diferentes reacciones
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En 1978, la canción Love Is In The Air (“el amor está en el aire”) de John Paul Young se convirtió en un éxito mundial que, casi cinco décadas después, sigue escuchándose en emisoras de radio, bares de copas y bodas. Asimismo, siempre se ha dicho que hay que “amar con el corazón”. Sin embargo, la ciencia no está de acuerdo ni con el tema musical ni con el dicho popular.
La Universidad de Aalto, Finlandia, ha elaborado un estudio destinado a mostrar qué zonas del cerebro se activan y cómo lo hacen cuando sentimos amor. Para ello, ha analizado mediante resonancias magnéticas el cerebro de 55 adultos, a los cuales se les invitó a pensar en diversas historias de amor. Los resultados se pueden consultar en la revista científica Cerebral Cortex de la Universidad de Oxford.
What is love? And could a more scientific understanding help us find better ways to deal with relationship issues or mental health challenges?
— Aalto University (@AaltoUniversity) August 26, 2024
See how love "lights up" our brains 💗🧠@HenrikssonL_FI @CSAalto @KoneenSaatio @EASaatio https://t.co/Yb3xuTGHyX
Los investigadores pusieron el foco en seis tipos diferentes de amor, como son los que se sienten hacia la pareja, los hijos, los amigos, las mascotas, la naturaleza y los desconocidos. Para analizar las reacciones del cerebro en cada caso, propusieron a los sujetos de estudio que recordaran diversos eventos importantes. Por ejemplo, el momento en el que conocieron o se casaron con sus parejas o cuando vieron por primera vez a sus bebés recién nacidos.
Amores diferentes
Entre medias, los investigadores incitaban a realizar reflexiones neutras como, por ejemplo, las relacionadas con lavarse los dientes o montarse en el transporte público. Los resultados fueron sorprendentes, ya que descubrieron que áreas diferentes del cerebro se activaban en función del tipo de amor por el que se les cuestionaba. Las siguientes imágenes lo reflejan a la perfección.
Como puede apreciarse en los escáneres cerebrales, el amor activa los ganglios basales, el precuneus, la unión temporoparietal y la línea media de la frente, según el caso. Además, cada uno de los tipos lo hace de forma más o menos intensa. Sin lugar a dudas, el que activa las regiones con mayor intensidad es el amor por los hijos. Según Pärttyli Rinne, uno de los autores del estudio, “ningún otro activó de forma tan profunda esas áreas cerebrales”.
En la nota de prensa que ha dado a conocer la investigación, el científico indica que la activación “es un poco mayor con la pareja que con los amigos”. El tipo de amor que menos intensidad registró en las pruebas realizadas fue el dirigido hacia las personas desconocidas, como era de esperar. Curiosamente, los tipos de amor por las mascotas y por la naturaleza no activaron regiones del cerebro asociadas a la cognición social, sino solo a los sistemas visuales y de recompensas.
También hubo un resultado inesperado: la respuesta del cerebro permite saber si una persona tiene mascota o no. En concreto, el hallazgo se produjo cuando los investigadores pidieron a los participantes que se imaginaran tumbados en un sofá y que, de pronto, un gato se acurrucara con ellos y empezara a ronronear. Solo a aquellos que tenían animales de compañía se les activaron las regiones relacionadas con la citada cognición social.
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En 1978, la canción Love Is In The Air (“el amor está en el aire”) de John Paul Young se convirtió en un éxito mundial que, casi cinco décadas después, sigue escuchándose en emisoras de radio, bares de copas y bodas. Asimismo, siempre se ha dicho que hay que “amar con el corazón”. Sin embargo, la ciencia no está de acuerdo ni con el tema musical ni con el dicho popular.
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