El insólito problema de los lagos suizos que puede hacerte ganar más de 50.000 euros

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Los famosos lagos suizos, reconocidos a nivel mundial por la claridad de sus aguas y por el impresionante entorno alpino que los rodea, poseen una belleza que atrae todos los años a millones de turistas. Sin embargo, ocultan un problema que se ha mantenido fuera de la vista durante décadas y que es fiel reflejo de la turbulenta situación que se vivió en el conjunto de Europa durante la primera mitad del siglo XX.

En concreto, varios lagos suizos fueron utilizados como vertederos de municiones por parte del ejército del país durante décadas. Entre ellos, el de Lucerna (también conocido como lago de los Cuatro Cantones) y el de Neuchâtel, que se estima que albergan 3.300 y 4.500 toneladas, respectivamente. En su momento fue considerada como una acción inofensiva, para ahora se estima como una amenaza importante tanto para el medioambiente como para los ciudadanos y turistas que acuden a conocerlos.

La munición se encuentra a profundidades muy diversas. Las más accesibles están a apenas siete u ocho metros de la superficie. Asimismo, también se pueden encontrar a entre 150 y 200 metros de profundidad, lo que sin duda complica las tareas de extracción. En este sentido, un estudio de 2005 no solo reflejó dicha complejidad por culpa de la baja visibilidad, el peso de los artefactos y las corrientes, sino también porque cualquier acción podría perturbar gravemente los ya muy delicados ecosistemas de los lagos.

Búsqueda de soluciones

Ante un panorama tan complicado, las autoridades suizas han decidido actuar lanzando una convocatoria internacional en busca de soluciones innovadoras para la extracción segura de estas municiones. La Oficina Federal de Armamento (Armasuisse), que depende del Departamento de Defensa, ha ofrecido un premio total de 50.000 francos suizos, equivalentes a unos 52.500 euros, a las tres mejores propuestas que se presenten. El plazo para enviarlas expira el 6 de febrero de 2025.

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El objetivo de esta iniciativa es encontrar métodos que no solo sean eficaces desde un punto de vista técnico, sino que también respeten el entorno natural de los lagos. Las autoridades son conscientes de que la operación completa podría costar cientos o miles de millones de euros, lo que subraya la importancia de desarrollar enfoques innovadores y cuidadosamente planificados.

Suiza no es ajena a los problemas derivados del almacenamiento y manejo de explosivos. La explosión de 1947 en Mitholz, que causó la destrucción de una comunidad entera y la muerte de nueve personas, es solo uno de los numerosos incidentes que subrayan la gravedad de este tipo de situaciones. A lo largo de los años, también se han encontrado artefactos sin detonar en áreas rurales, lo que ha aumentado la preocupación por resolver el legado de décadas de acumulación de municiones.