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Pablo Escobar compró 4 hipopótamos por capricho. Ya son 170 y revientan el ecosistema
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COLOMBIA TIENE PROBLEMAS

Pablo Escobar compró 4 hipopótamos por capricho. Ya son 170 y revientan el ecosistema

El capo trajo a estos animales a su hacienda en los años 80. Tras su muerte, empezaron a multiplicarse y desde entonces causan estragos en el medioambiente y ponen a los ciudadanos en peligro. Ninguna medida aplicada ha funcionado

Foto: Un cuidador cerca de un hipopótamo. (Unsplash)
Un cuidador cerca de un hipopótamo. (Unsplash)

El legado de uno de los capos de la droga más conocidos de Colombia, Pablo Escobar, sobrevive de mil maneras. Una serie de Netflix basada en su vida ha sido una de las más vistas de la plataforma, la gente lleva camisetas del narco e incluso se han compuesto canciones sobre él. Colombia creyó que deshacerse de él en los 90 iba a terminar con todos los problemas. Pero aquello ni siquiera acabó con la destrucción que dejaba a su paso, incluidos sus preciados hipopótamos. Ahora Colombia se enfrenta a una gran amenaza de sus ecosistemas por una malísima idea de su personaje más odiado.

En los años 80, en su máximo esplendor, el cartel de Medellín controlaba el 80% del comercio mundial de cocaína, y se calcula que su fortuna rondaba los 30.000 millones de dólares, lo que convertía a Escobar en el séptimo hombre más rico del mundo. Su fortaleza era una vasta finca privada llamada Hacienda Nápoles, entre Medellín y Bogotá, la capital. Con una personalidad sumamente excéntrica, quiso construir allí su propia pista de aterrizaje, una plaza de toros con 1.000 plazas, un parque temático y un zoo de animales exóticos, con cebras, jirafas, elefantes y cuatro hipopótamos, tres hembras y un macho enorme llamado Pepe. El objetivo de estos animales era entretener a los invitados. El hijo de Escobar, Juan Pablo Escobar, escribió en el libro Pablo Escobar: My Father, que su padre viajó a un centro de crianza de animales salvajes en Dallas, donde los compró.

placeholder Hacienda Napoles, antigua residencia de Pablo Escobar en Colombia. (Wikimedia Commons)
Hacienda Napoles, antigua residencia de Pablo Escobar en Colombia. (Wikimedia Commons)

Sin embargo, aquellos días de lujo y suntuosidad se evaporaron cuando el narcotraficante fue asesinado en un tiroteo con las fuerzas de seguridad en Medellín en 1993. Sin cuidados ni billetes de por medio, la mayoría de todos los animales de su finca murieron o fueron transferidos a zoológicos. No fue así con sus cuatro hipopótamos por la dificultad de trasladarlos. Y, para sorpresa de Colombia, prosperaron. Vaya si lo hicieron. Se extendieron a lo largo del río Magdalena y empezaron a reproducirse a una velocidad alarmante. Se estima que hoy 170 hipopótamos descendientes de la manada original de Escobar, deambulan por Colombia, con siete grupos de población identificados, según un informe del Instituto Humboldt y el Instituto de Ciencias Naturales, encargado por el Ministerio de Medio Ambiente de Colombia. Esa misma investigación prevé que la población de hipopótamos podría ascender a casi 1.500 individuos para el 2040.

¿Cómo han aumentado su comunidad tan rápido? Hay que tener en cuenta que los hipopótamos en Colombia no tienen ni comunidades rivales ni depredadores. Además, cuentan con un clima y unos niveles de agua mejores que los de África, donde las sequías actúan como control de la población. Vamos, que pueden comer y aparearse todo el año. "Pueden reproducirse durante mucho tiempo, 50 años, casi hasta el final de su vida", explicaba en un estudio sobre el tema Amanda Subalusky, profesora de biología de la Universidad de Florida

Y claro, todo eso tiene sus consecuencias

Los hipopótamos comen nada menos que 50 kilos de plantas al día. Eso, para empezar, ya se traduce en un revés considerable para la vegetación local. Incluso su enorme peso está mellando el terreno a medida que se mueven por la zona. Y, como son tan grandes y comen tanto, también defecan mucho. Al excretar sus desechos en lagos y ríos, están cambiando la composición del agua circundante, que sirve de hábitat a animales como manatíes y capibaras.

placeholder Una comunidad de hipopótamos en una charca. (Unsplash)
Una comunidad de hipopótamos en una charca. (Unsplash)

No solo eso. Como gran parte del estiércol termina en los ríos, los nutrientes adicionales que libera en el agua provocan la proliferación de algas, lo que reduce el oxígeno del agua, que es también esencial para la supervivencia de los peces. Con una industria pesquera ya afectada y la preocupación de los científicos por cómo se está alterando el ecosistema a una velocidad alarmante, desplazando a otros mamíferos, Colombia se dio cuenta de que tenía que hacer algo, y rápido.

La primera decisión que se tomó fue incluir a los hipopótamos en la lista de especies invasoras para su control exhaustivo. Pero desde entonces han protagonizado encontronazos con las autoridades y ataques a personas. Hastiados, en 2009, un grupo de caza en el que participaban soldados colombianos, disparó y mató a uno. Las fotos del hipopótamo muerto se hicieron virales y provocaron una protesta mundial. Aquello se saldó con un juez de Medellín suspendiendo la caza de esta especie.

Foto: Varios elefantes africanos en el Parque de la Naturaleza de Cabárceno. (Cedida)

Pasaron los años y los problemas no cesaron, sino que aumentaron. En 2022, un coche se empotró a gran velocidad con un hipopótamo, causándole la muerte. Un año más tarde, un ganadero fue arroyado mientras recogía agua, el hipopótamo le mordió la pierna y le rompió la cadera y varias costillas. Después de años de debate sobre qué hacer con los voraces herbívoros, las autoridades colombianas anunciaron un plan para esterilizar a algunos, sacrificar a otros y reubicar otro porcentaje. “Estamos en una carrera contra el tiempo en términos de impactos ambientales y ecosistémicos permanentes”, dijo Susana Muhamad, ministra de Medio Ambiente de Colombia, en un comunicado.

A situaciones desesperadas, medidas desesperadas

Uno de los objetivos del Gobierno actualmente es esterilizar a 40 hipopótamos al año. Pero la misión es más complicada de lo que parece. "Este proceso implica capturar a los hipopótamos, anestesiarlos, transportarlos en helicóptero y operarlos quirúrgicamente; por lo tanto, es muy desafiante y puede ser peligroso tanto para las personas como para los hipopótamos involucrados", según el estudio de Subalusky. Además, los hipopótamos pueden pesar más de tres toneladas. Basta decir que uno de estos proyectos de esterilización en Colombia tuvo que detenerse de inmediato cuando un hipopótamo sedado que iba camino de la castración pesaba tanto que el helicóptero militar que lo transportaba estuvo a punto de estrellarse.

placeholder Varios hipopótamos descansan juntos. (Unsplash)
Varios hipopótamos descansan juntos. (Unsplash)

La solución es tranquilizar a los animales con un dardo y someterlos a cirugía dondequiera que caigan. "El veterinario debe ser muy hábil para esterilizarlo en el menor tiempo posible, antes de que despierte", explicaba Germán Jiménez, biólogo de la Pontificia Universidad Javeriana en Colombia y coautor del mismo estudio. Por otro lado, el Gobierno calcula que cada esterilización les cuesta alrededor de 10.000 dólares, ya que requiere un equipo de ocho personas, incluidos veterinarios, técnicos y personal de apoyo.

Además de los costes, controlar la fertilidad de los hipopótamos no reduciría inmediatamente la población a corto plazo. De 2011 a 2019, cuatro machos fueron castrados y dos hembras esterilizadas y no se ha visto ningún impacto importante en la reproducción según la investigación, que sugiere que entre el 70% y el 80% de las hembras tendrían que ser esterilizadas para que la estrategia fuera eficaz. Eso llevaría años y para entonces, ya habrían consumido toda la comida y espacio disponibles, aumentando la capacidad de carga del ecosistema.

Foto: Un oso negro americano. (Wikipedia)

De entre todos los métodos, la eutanasia o el sacrificio se situaría como el más barato y rápido para controlar la población de hipopótamos en Colombia. Muchos países permiten matar animales invasores por cualquier medio necesario para ese fin. Reino Unido, por ejemplo, ha hecho lo propio con una especie de ardillas. Sin embargo, es una estrategia polémica, ya que supondría matar hasta 30 hipopótamos al año. Andrea Padilla, senadora colombiana y activista de los derechos de los animales, señalaba que apoyaba el plan, siempre que no exigiera matar a hipopótamos sanos. "La eutanasia debería ser un último recurso y principalmente en casos de animales enfermos cuyo sufrimiento lo amerite".

La última bala de Colombia está siendo reubicar a los hipopótamos, aunque encontrar un lugar adecuado para colocarlos está siendo misión imposible. La ciudad de Puerto Triunfo ha buscado sin éxito zoológicos que quieran llevarse a los hipopótamos, ya que ningún país de África está por la labor de arriesgar su propia población natural al reintroducir docenas de animales de repente. Los esfuerzos del gobierno de la región de Antioquia les ha llevado a firmar un acuerdo con el Instituto Colombiano Agropecuario, las Fuerzas Aéreas Colombianas y dos santuarios para trasladar algunos animales. Diez de ellos irán a parar al Santuario de Ostok, en México, mientras que 60 empezarán una nueva vida en otro santuario en la India. ¿El precio a pagar? La friolera de 3,5 millones de dólares solo para pagar los costes en transporte aéreo, las cajas y el mantenimiento. Aníbal Gaviria, gobernador de la ciudad, comentaba: "Es necesario, queremos salvar la vida de los hipopótamos, pero también proteger la de las personas".

El legado de uno de los capos de la droga más conocidos de Colombia, Pablo Escobar, sobrevive de mil maneras. Una serie de Netflix basada en su vida ha sido una de las más vistas de la plataforma, la gente lleva camisetas del narco e incluso se han compuesto canciones sobre él. Colombia creyó que deshacerse de él en los 90 iba a terminar con todos los problemas. Pero aquello ni siquiera acabó con la destrucción que dejaba a su paso, incluidos sus preciados hipopótamos. Ahora Colombia se enfrenta a una gran amenaza de sus ecosistemas por una malísima idea de su personaje más odiado.

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