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La viruela ovina irrumpe en España y pone en riesgo las granjas: ¿adiós al queso manchego?
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¿PODRÁ CONTROLARSE?

La viruela ovina irrumpe en España y pone en riesgo las granjas: ¿adiós al queso manchego?

Después de más de medio siglo, un virus que afecta a ovejas y cabras vuelve a España y preocupa al sector ganadero. Los científicos buscan el origen y la solución

Foto: Queso manchego. (iStock)
Queso manchego. (iStock)

Es “la leche más cotizada del mundo”, presumía a comienzos de este mes el consejero de Agricultura, Agua y Desarrollo Rural del Gobierno de Castilla-La Mancha, Francisco Martínez Arroyo, en referencia a la que producían las ovejas de su comunidad, porque alcanzaba un precio récord por encima de los dos euros el litro. El motivo es que los productos de la Denominación de Origen Protegida Queso Manchego se están vendiendo más que nunca. En 2022, alcanzaron los 18 millones de kilos de quesos, con una facturación de 250 millones de euros solo en exportaciones. Nada hacía presagiar que tanta bonanza en el sector del ganado ovino se iba a convertir en grave preocupación pocos días más tarde.

Este lunes, Castilla-La Mancha ordenaba poner en cuarentena todas las explotaciones ganaderas ovinas y caprinas de Albacete, Cuenca, Toledo y Ciudad Real, unos 6.000 rebaños que suman tres millones y medio de animales. Además, más de 38.000 ejemplares han tenido que ser sacrificados, según los datos de la Organización Mundial de la Sanidad Animal (OMSA). El motivo es la aparición de casos de viruela ovina, una enfermedad que pocos recordaban en España, puesto que estábamos libres de este problema desde 1968, hasta que se detectó un brote en Granada en septiembre de 2022 que acabó saltando a Cuenca. Aunque la situación se había dado por controlada, un nuevo foco en Ciudad Real parece indicar lo contrario. Así que al menos durante dos meses el ganado no podrá moverse, salvo que vaya al matadero. ¿Hasta qué punto es grave la situación?

Foto: Un hombre esquilma a una oveja. (EFE/Jesús Diges)

La viruela ovina y caprina está provocada por un virus de la familia de los poxvirus (Poxviridae). Los conocemos bien, porque estos virus de ADN están emparentados con la viruela humana y con la famosa viruela del mono que tanto ha preocupado en fechas recientes. En este caso, podemos estar tranquilos con respecto a la salud humana, ya que no hay riesgo de infección en personas. Ni siquiera nos va a ocurrir nada si consumimos productos derivados de ovejas o cabras afectadas, como el queso. Sin embargo, la preocupación en el ámbito económico es evidente y el interés científico es máximo: ¿Por qué somos el único país de Europa en el que se ha manifestado esta enfermedad? ¿Cómo ponerle remedio?

La experiencia de Andalucía, que vuelve a estar declarada libre de enfermedad, invita al optimismo, pero los interrogantes se multiplican: cómo llegó hasta allí, cómo saltó a Cuenca y por qué en Castilla-La Mancha no se ha resuelto el problema, sino que parece intensificarse. En declaraciones a Teknautas, Christian Gortázar, investigador del Instituto de Investigación en Recursos Cinegéticos (IREC, centro mixto del CSIC, la Universidad de Castilla-La Mancha y la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha) explica que los poxvirus son muy comunes y que tienen “una distribución amplísima”. En este caso, el de la viruela ovina y caprina “está en toda África y en casi todo el continente asiático, así que en Europa estamos rodeados”, afirma.

Según los expertos, lo más normal es que este tipo de virus llegue a un país mediante el transporte de un animal vivo infectado, pero en este caso, si ha sido así, habría sido un movimiento ilegal. El problema es que, aunque menos probable, el contagio puede producirse por otras vías, por ejemplo, a través de la entrada de materiales contaminados o por compartir sistemas de transporte, ya que estos patógenos “son muy resistentes en el medio ambiente”, advierte Ignacio de Blas, veterinario e investigador de la Universidad de Zaragoza, “en la lana y otras materias orgánicas podría encontrarse durante semanas y meses”. Lo mismo pasa con el estiércol. No se descarta tampoco que los insectos contribuyan a propagar la enfermedad, como vectores mecánicos, pero es una posibilidad aún más remota y solo posible entre explotaciones vecinas.

placeholder Ovejas. (EFE)
Ovejas. (EFE)

En definitiva, aún es un misterio cómo pudo reintroducirse el problema en España. El paso de Andalucía a Castilla-La Mancha se atribuye a un movimiento de corderos de Granada a un cebadero de Cuenca. ¿Está en riesgo el resto de España? Los científicos creen que hay motivos para confiar en que se pueda controlar. “La suerte es que estamos en invierno y no hay vectores, y además, en este país el registro de los movimientos de los animales es exquisito”, apunta Gortázar. Otra gran baza es que este virus no afecta a animales silvestres, como ocurre con otras enfermedades, así que el problema se reduce a controlar el ganado. No obstante, en el lado negativo, los expertos advierten de que las rutas trashumantes sí que podrían contribuir a expandir el problema y por eso tiene sentido la restricción de movimientos.

La importancia de secuenciar el virus

En los animales, los síntomas de esta viruela pasan por la fiebre y los problemas pulmonares. La morbilidad es muy alta, es decir, que una vez que entra el virus en una explotación, la mayor parte de los animales sufre la enfermedad. El contagio, a través de aerosoles entre los animales que conviven, hace que tenga un gran potencial de expansión. La mortalidad también puede ser elevada, pero depende de varias circunstancias, según explica el científico del IREC. “Las razas locales, de África y Asia, ya están adaptadas al virus y tienden a sufrirlo menos”, explica, mientras que “algunas razas europeas muy seleccionadas y sin contacto con el virus desde hace 50 años, son más susceptibles”.

Además, importa mucho la variante del virus. “Algunas variantes que son más de cabra y otras más, de oveja”, asegura, pero en este caso aún no se conoce. El Laboratorio Central de Veterinaria (LCV) de Algete (Madrid) es el encargado de realizar la investigación, pero aún no ha facilitado información sobre la secuenciación, un aspecto secundario desde el punto de vista del control inmediato de la enfermedad, pero muy relevante a nivel científico y de cara a la prevención de estas situaciones.

placeholder Queso manchego. (EFE)
Queso manchego. (EFE)

Secuenciar es vital”, asegura Ignacio de Blas, “porque nos permitirá compararlo con las secuenciaciones de otros sitios” y, por lo tanto, rastrear el posible origen, identificando si ha habido movimientos comerciales o de personas desde algún país en concreto. “Cuando hay una brecha de seguridad, lo importante es saber por dónde entra el virus para tapar el agujero. No es saberlo por saberlo, sino para tomar medidas para corregirlo”, afirma el experto. Al tratarse de un virus de ADN, lo que implica más complejidad, y teniendo en cuenta que no es un asunto urgente, este veterinario cree que los resultados aún tardarán semanas o meses y se darán a conocer en alguna publicación científica. En su opinión, en este caso, “no hay interés ni presupuesto como para hacerlo más rápido”.

Por qué la vacuna no es una opción

Lo que sí urge es, como se ha hecho, es el sacrificio, el control y la desinfección. En las explotaciones que dan positivo, hay que eliminar todos los animales para cortar de raíz la enfermedad. En la zona afectada se establecen dos perímetros, en torno a tres kilómetros y en torno a diez, con diferentes medidas. “No pueden salir animales ni material contaminado y el ganadero tiene que extremar la seguridad en cuanto a desinfección y destrucción de residuos”, comenta Gortázar.

Foto: Los nuevos bomberos forestales. (iStock)

El proceso no es tan rápido ni tan sencillo como pueda parecer, porque una vez que se limpia y se desinfecta una explotación afectada, hay que hacer un pequeño experimento para comprobar que se ha erradicado el virus: se introducen unos animales centinela para que paseen por las instalaciones y así comprobar si se infectan o no. Esa es la prueba definitiva de que la situación está controlada y se puede recuperar el ganado. Sin embargo, “un ganadero invierte muchos años en montar un rebaño con una genética determinada y unas características adaptadas a su entorno”, así que “empezar de cero es un golpe económico tremendo”.

Entonces, ¿no hay otra posibilidad? En realidad, existen vacunas contra la viruela ovina y caprina, pero no son una opción que se considere válida ni responsable Europa. “El problema es que las únicas vacunas que se conocen son de virus atenuado, es decir, que empleas el mismo patógeno y lo pasas por una serie de cultivos celulares hasta hacerle perder parte de su capacidad patógena. Esto quiere decir que no es una vacuna completamente inerte, pero lo peor es que no permiten diferenciar un animal vacunado de uno infectado”, comenta el investigador del IREC. Eso tiene dos consecuencias: la primera es que los esfuerzos de control a través de otras medidas se vuelven inútiles; la segunda, que se acaban las exportaciones, porque “los demás países piensan que ya no se pueden fiar”.

Es “la leche más cotizada del mundo”, presumía a comienzos de este mes el consejero de Agricultura, Agua y Desarrollo Rural del Gobierno de Castilla-La Mancha, Francisco Martínez Arroyo, en referencia a la que producían las ovejas de su comunidad, porque alcanzaba un precio récord por encima de los dos euros el litro. El motivo es que los productos de la Denominación de Origen Protegida Queso Manchego se están vendiendo más que nunca. En 2022, alcanzaron los 18 millones de kilos de quesos, con una facturación de 250 millones de euros solo en exportaciones. Nada hacía presagiar que tanta bonanza en el sector del ganado ovino se iba a convertir en grave preocupación pocos días más tarde.

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