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Este pueblo salmantino de 200 habitantes es la clave para no depender del combustible ruso
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Las 'pastillas' que alimentan las nucleares

Este pueblo salmantino de 200 habitantes es la clave para no depender del combustible ruso

La única fábrica española de combustible nuclear se encuentra en la localidad de Juzbado (Salamanca). Ahora, va a cambiar su modelo de producción para "liberar a varios países de la presión de Rusia"

Foto: Fábrica de Juzbado. (Enusa)
Fábrica de Juzbado. (Enusa)
Las claves
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En apenas un año, la invasión de Ucrania ha supuesto todo un vuelco para el mundo de la energía y la geopolítica. Desde entonces, Europa ha tenido que adaptarse para no depender de Rusia y para evitar engordar las arcas del Kremlin. La búsqueda de alternativas para garantizar el suministro de combustibles se ha centrado en el gas y, en menor medida, en el petróleo. Sin embargo, casi nadie ha dicho nada acerca del uranio que alimenta las centrales nucleares de muchos países. El mercado también está a punto de cambiar en este sector energético y la clave está en España.

La pequeña localidad de Juzbado, a poco más de 20 kilómetros de Salamanca, alberga la única fábrica de combustible nuclear española. En el resto de la Unión Europea, solo se produce en Francia, Alemania y Suecia. Enusa (Empresa Nacional del Uranio, S.A.) es una empresa pública participada por la SEPI (60%) y el CIEMAT (40%) que se encarga de recibir óxido de uranio enriquecido en forma de polvo y convertirlo en elementos combustibles; es decir, pastillas que van ensambladas en grandes tubos listos para viajar a las centrales nucleares.

Foto: Un trabajador prepara las barras de los elementos combustibles. (Foto: José Pichel)

El problema es que no todas son iguales: hay reactores de diseño ruso denominados VVER (reactor nuclear de agua presurizada, según la transcripción de las siglas rusas) que solo admiten un tipo de combustible específico que también fabrica el país de Putin. En una visita para medios de comunicación a la fábrica de Juzbado en marzo de 2019, los responsables de Enusa explicaron que ya tenían en mente un posible cambio de estrategia en su producción: "Podemos liberar a ciertos países de la presión de Rusia", comentó entonces Javier Montes, director de operaciones. En aquel momento, se refería especialmente a Ucrania, sin saber la que se venía encima.

Sin embargo, hay otros países que también tienen este tipo de centrales nucleares dentro de la Unión Europea (Finlandia, Bulgaria, Eslovaquia, Hungría y República Checa) y fuera (China, India, Armenia e Irán). Aunque España no cuenta con estos reactores, la mayor parte de la producción de Enusa se exporta, así que, cuatro años más tarde, la fábrica salmantina se encuentra en plena transformación para acometer una nueva misión: fabricará el combustible VVER-440 para los reactores de diseño ruso gracias a un acuerdo de colaboración con Westinghouse (en concreto, a través de su filial sueca Westinghouse Electric Sweden AB).

"Los acontecimientos de los últimos meses han obligado a las empresas del sector nuclear a llevar a cabo un análisis en profundidad de la situación del mercado y a adoptar las medidas necesarias para garantizar la seguridad de suministro de combustible nuclear", explicaba Enusa hace días en un comunicado de prensa. Así que las fábricas de Juzbado y Västerås (Suecia) tratarán de cubrir la demanda de combustible nuclear ruso. Además, en función de los contratos que vayan formalizando con los clientes, podrían colaborar en otras actividades de ingeniería y servicios.

placeholder Pastillas de uranio. (Enusa)
Pastillas de uranio. (Enusa)

Eso sí, la tecnología necesaria para la producción del nuevo combustible requiere cambios en la fábrica española, que está en funcionamiento desde 1985 y exporta desde 1989. Por eso, Enusa ha anunciado la reinstalación de la línea de producción, un trabajo que se prolongará a lo largo de todo este año. Si todo va bien, según lo previsto, las primeras entregas de combustible se realizarían a principios de 2024. De cualquier modo, la empresa pública española no parte de cero: entre 2002 y 2007 ya tuvo una experiencia previa al fabricar cerca de 750 elementos combustibles VVER-440 para la central nuclear de Loviisa, en Finlandia. Incluso llegó a cerrar un contrato con Hungría, que se rompió, precisamente, por presiones de Rusia.

Las implicaciones tecnológicas

Alfredo García, ingeniero de la central nuclear de Ascó (Tarragona) y divulgador científico conocido como @OperadorNuclear, explica en declaraciones a Teknautas que, en realidad, "los reactores de agua a presión, de diseño soviético y ahora ruso, son muy similares a los que tenemos en España". De los siete reactores españoles, seis utilizan un sistema de agua a presión que se parece mucho (conocidos por las siglas PWR, del inglés pressurized water reactor), cinco de tecnología Westinghouse (EEUU) y uno de Siemens (Alemania). El séptimo es de agua en ebullición (BWR, del inglés boiling water reactor), que es el de Cofrentes, en Valencia, con una tecnología que también procede de EEUU, pero que desarrolla General Electric.

¿Qué diferencia los PWR de los rusos? "El elemento combustible que se fabrica tiene ligeras modificaciones que se aprecian a simple vista", destaca el experto. Así, los PWR tienen unos cuatro metros de longitud y son de sección cuadrada, con unos 25 centímetros de lado. En el caso de los VVER, son de forma hexagonal. Dentro albergan las pequeñas pastillas de uranio ensambladas en forma de varillas y el funcionamiento es el mismo, pero este cambio en el diseño hace que no sean intercambiables.

placeholder Un trabajador de Enusa prepara las barras de los elementos combustibles. (Enusa)
Un trabajador de Enusa prepara las barras de los elementos combustibles. (Enusa)

La fabricación de elementos combustibles es una tarea muy especializada, y España está dentro de ese mercado, con capacidad para aumentar su producción, según Enusa. No obstante, es solo una parte de la cadena que hace posible el funcionamiento de las centrales nucleares y que comienza con la minería. En el uranio natural, la concentración de uranio-235, el único isótopo con capacidad la reacción en cadena de la fisión nuclear, es muy baja, un 0,71%. Para que pueda ser utilizado como combustible nuclear, se realiza un proceso de enriquecimiento, de manera que llegue a valores cercanos al 5%. En este caso, en realidad, "Rusia extrae muy poco uranio, compra en Kazajistán la mayor parte", comenta García, pero sí lleva a cabo el proceso de enriquecimiento y el ensamblaje de elementos combustibles, que van directamente a los reactores de diseño ruso.

España, en la encrucijada

En cambio, España ni extrae uranio ni lo enriquece. Hasta Juzbado llega el óxido de uranio enriquecido, en forma de polvo, directamente desde el puerto de Bilbao. EEUU, Reino Unido y Francia son algunos de los países productores, pero cerca de un 30% del que consumía la Unión Europea antes de la crisis de Ucrania procedía de Rusia. Ahora, "EEUU ha aumentado su capacidad de producción", comenta el experto, pero los rusos "habían ocupado parte del mercado porque enriquecían el uranio a un precio más competitivo".

Foto: Los deshechos nucleares pueden tener una segunda vida. (Idaho National Laboratory)

En definitiva, el sector nuclear también se está reconfigurando a escala mundial y la apuesta de Enusa es una pieza más en el tablero internacional de la energía. Cubrir, hasta donde sea posible, la demanda de combustible nuclear es un paso en la estrategia para aislar a Putin, centrada hasta ahora en el mercado del gas y del petróleo. "Es una buena noticia para Enusa y para Europa, porque facilita una menor dependencia en la parte del ensamblaje, aunque no afecta al resto de la energía nuclear española, porque no depende de esta tecnología", apunta García.

En ese sentido, la apuesta internacional de la empresa pública que gestiona la fábrica de Juzbado tiene que ver con su propia supervivencia. ¿Tendrá sentido la producción de combustible nuclear en un país sin energía nuclear? De acuerdo con el calendario que maneja el Gobierno, en poco más de una década dejarían de operar las centrales españolas. Almaraz I y Almaraz II, en Cáceres, deberían cerrar en 2027 y 2028, respectivamente. Ascó I (Tarragona) y Cofrentes (Valencia), en 2030. Ascó II lo haría en 2032. Finalmente, Vandellós II (Tarragona) y Trillo (Guadalajara) llegarían hasta 2035. Enusa no solo les suministra combustible (a todas menos a Trillo), sino que ofrece servicios de transporte y asistencia en la recarga. Si esa parte desaparece, la salida está en aumentar el negocio internacional con la complicidad de los países que dependían de Rusia.

En apenas un año, la invasión de Ucrania ha supuesto todo un vuelco para el mundo de la energía y la geopolítica. Desde entonces, Europa ha tenido que adaptarse para no depender de Rusia y para evitar engordar las arcas del Kremlin. La búsqueda de alternativas para garantizar el suministro de combustibles se ha centrado en el gas y, en menor medida, en el petróleo. Sin embargo, casi nadie ha dicho nada acerca del uranio que alimenta las centrales nucleares de muchos países. El mercado también está a punto de cambiar en este sector energético y la clave está en España.

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