Es posible predecir dónde explotará el próximo gran volcán, y la respuesta está en la Antártida
Investigadores españoles viajan a la Isla Decepción, en el corazón del continente helado, para estudiar los gases nobles que emana un volcán que podría entrar en erupción en cualquier momento
En la base Gabriel de Castilla, en la Isla Decepción, en la Antártida, es pleno verano, aunque las temperaturas se parecen mucho a algunas de las mínimas que registramos estos días en las ciudades españolas más frías. En cualquier caso, es el mejor momento del año para acercarse a este lugar, situado casi en la punta de la península antártica. Científicos de varios países aprovechan estos meses para realizar su trabajo en esta ínsula, que en realidad es un volcán con forma de herradura y que en cualquier momento podría entrar en erupción.
Precisamente, ese es el interés que tiene para los investigadores de uno de los proyectos incluidos en la Campaña Antártica Española de este año: su carácter volcánico. Aunque las últimas erupciones se registraron en 1967, 1969 y 1970, en el verano austral de 2020 se activó el "semáforo amarillo" en la Isla Decepción, es decir, un alto nivel de alerta debido a la deformación del terreno que se había registrado. Los movimientos sísmicos y la emanación de gases son las otras pistas que indican que el magma está a punto de emerger. Lo vimos hace poco más de un año en La Palma y hace más de una década en el volcán submarino de El Hierro. Muchos parámetros nos avisan, pero queda mucho por saber para poder realizar predicciones concretas.
En la isla hay numerosas fumarolas y lugares donde el agua borbotea. Esos son los puntos de interés para Antonio Polo Sánchez, geólogo de la Universidad de Salamanca, que pondrá sus pies allí dentro de pocos días para desarrollar este proyecto, denominado eruptING. "Vamos a estar un mes en la base, buscando distintos puntos de emisión de gases. La idea es tomar muestras, introduciéndolos en botellas especiales que nos vamos a traer para analizar", afirma en declaraciones a Teknautas.
Gases nobles y volcanes helados
Aunque "el CO₂ es el que más se suele medir en estas situaciones", explica, "nosotros nos vamos a centrar en los gases nobles", ya que pueden aportar mucha información. De hecho, "en la semana previa la erupción de La Palma se incrementaron los niveles de helio-3", recuerda el investigado. Los expertos creen que la relación isotópica del helio es un indicador fundamental: si la señal en la superficie es parecida a la que se registra en profundidad, donde se encuentra el reservorio de magma, el sistema podría estarse activando.
En la Isla Decepción, Polo estará acompañado por Antonio Caracausi, investigador del Istituto Nazionale di Geofisica e Vulcanologia (INGV). Mientras, el tercer Antonio de este proyecto, Antonio Álvarez Valero (otro científico de la Universidad de Salamanca que ya ha viajado antes en Isla Decepción), estará tomando muestras al mismo tiempo, también muy al sur del planeta, pero a miles de kilómetros de allí: en el volcán Ruapehu (2.797 metros de altitud) de Nueva Zelanda. De hecho, el proyecto incluye otros tres volcanes: Vatnajökull (Islandia), Etna (Italia) y Zao (Japón).
¿Qué tienen en común? Todos son volcanes en activo y se encuentran nevados o helados al menos una parte del año. "Queremos comprender si el deshielo influye en la desestabilización de la cámara magmática", comenta Álvarez Valero. Es lo que se conoce como "rebote isostático", una elevación del terreno que tendría lugar cuando desaparece el enorme peso de las capas de hielo en la superficie. Según los investigadores, es posible que este fenómeno sea el "chispazo" que ponga en marcha el proceso. "Si la fuente de magma está en la base de la litosfera que queda libre de esa carga, es posible que se desencadenen una serie de mecanismos y que la liberación de gases sea el primero en avisar de la erupción", apunta. Es decir, que el derretimiento de la nieve o el hielo en un cráter podría promover la activación de la cámara de magma en profundidad y ser el comienzo del evento.
Los geólogos están convencidos de que la superficie puede ser decisiva en algunos casos. No es lo mismo tener encima del volcán la atmósfera, como en La Palma; el hielo, como en Isla Decepción; o el agua del mar, como en el caso del volcán submarino Tagoro de El Hierro. De hecho, este investigador estudió cómo algunos gases nobles procedentes del magma quedaron atrapados en el esqueleto de los corales negros cercanos a la isla canaria meses antes de que se produjera la erupción, según detalló en la revista Chemical Geology, un paso importante de cara a la mejora de las predicciones basadas en la geoquímica.
"Cualquier avance en predicción viene precedido de un estudio en profundidad sobre el material de una erupción previa", asegura. Por eso, este equipo de investigación también recogió muestras rocosas en La Palma. "Queremos avanzar en el conocimiento de cómo funcionan los sistemas magmáticos antes de que esté en marcha la erupción", destaca, la idea es "ganar tiempo de reacción". Con respecto a la Isla Decepción, su publicación más reciente apareció en Scientific Reports, revista del grupo Nature, el pasado mes de noviembre y ya hacía referencia al estudio de los gases nobles y su relación con los altos niveles de actividad volcánica que están registrando en estos últimos años.
Las dificultades de la Antártida
"Hemos puesto de manifiesto la importancia del estudio de los gases nobles como herramientas de monitoreo volcánico, especialmente, en sitios tan difíciles de acceder y caracterizar", afirma el experto. Precisamente, el problema es que investigar estas cuestiones en la Antártida no es nada fácil. Los geólogos solo la habitan un corto periodo de tiempo cada año. De hecho, este grupo no ha podido recoger datos nuevos en las dos últimas campañas. El año pasado, el buque oceanográfico Hespérides, que les trasladaba hasta allí, se tuvo que dar la vuelta por un brote de covid. Dejar instrumentos que recojan los datos de forma remota tampoco ha sido viable hasta ahora debido a que las duras condiciones del invierno austral hacen que las baterías alimentadas con energía solar o eólica dejen de funcionar. Aun así, es más fácil controlar la sismología que los gases, de los que tan solo hay estudios esporádicos. No obstante, su idea es colaborar con el Instituto Geográfico Nacional (IGN) para desarrollar un programa de vigilancia más estable en la isla.
¿Lo que encuentren en este rincón del mundo será útil también para afinar las predicciones en las islas Canarias? En las muestras recogidas en La Palma también van a estudiar las relaciones isotópicas de algunos elementos. En realidad, este trabajo será útil para comprender mejor cualquier proceso volcánico del planeta, aunque "hay que tener en cuenta que cada fuente magmática tiene sus características", puntualizan. En el caso de la erupción de Cumbre Vieja de 2021, "las señales nos empezaron a decir que se iba a producir unos ocho días", mientras que en el Hierro las anomalías estuvieron claras hasta con 40 días de antelación. Sin embargo, "no hay ningún grupo en el mundo que pueda predecir el momento exacto". Por eso, saber más sobre el comportamiento de los gases nobles puede aportar mucho.
Además, tampoco hay que desdeñar la importancia que tendría ser capaces de anticipar una erupción volcánica en la propia Isla Decepción. Por el tipo de volcán que es y el lugar en el que se encuentra, los expertos no tienen ninguna duda de que sería un evento muy explosivo. La interacción de la lava y el agua sería brutal, "como echar agua al aceite hirviendo". Si un evento de estas características se produjese ahora, en pleno verano austral, el desalojo sería muy complejo, porque se trata de una zona muy remota y aislada. Para colmo, no solo se trata de evacuar a los científicos, ya que en los últimos años, el turismo de lujo ha comenzado a llegar a esos parajes aprovechando esta ventana estival.
En la base Gabriel de Castilla, en la Isla Decepción, en la Antártida, es pleno verano, aunque las temperaturas se parecen mucho a algunas de las mínimas que registramos estos días en las ciudades españolas más frías. En cualquier caso, es el mejor momento del año para acercarse a este lugar, situado casi en la punta de la península antártica. Científicos de varios países aprovechan estos meses para realizar su trabajo en esta ínsula, que en realidad es un volcán con forma de herradura y que en cualquier momento podría entrar en erupción.
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